La pregonera literaria de las Fiestas de San Antolín, Imelda Rodríguez, ensalza la figura de los grandes personajes palentinos, pero recordando que el futuro y la vanguardia pertenece a los valientes
O. H.
Aunque no haya cohetes, sí hay casetas y tapas: por un lado y por otro. Aunque las peñas no hayan salido con su algarabía a las calles ya se respira ambiente de feria. Aunque haya que trabajar, las Fiestas de San Antolín ya han comenzado. Oficiosamente, a la espera del chupinazo de la Plaza Mayor, mañana por la tarde.
Los Sanantolines de 2022 han arrancado con la sublimación del orgullo de ser de Palencia reflejado en el pregón literario ofrecido por Imelda Rodríguez en el Teatro Principal de la ciudad. Rodríguez expresó esa hinchazón del alma que le supone ser palentina al referirse a la herencia de Trinidad Arroyo Villaverde, Adelina Álvarez Bartolomé o Blanca de Castilla; Jerónimo Arroyo, Jorge Manrique, Gabriel de Castilla, Juan Manuel Díaz-Caneja, José Casado del Alisal, Pedro Mozos, Victorio Macho o Nicolás Castellanos, para ella símbolos de la autenticidad, concepto que sobrevoló varias veces su discurso: “Aquí no están todos, pero sí algunas de las palentinas y palentinos que son nuestra bandera, por su innovación, por su compasión y por sus hechos. Palentinos de conciencia”, señaló en un pregón flanqueado por las intervenciones de la concejal de Fiestas, Laura Lombraña y del alcalde, Mario Simón.
Líderes auténticos
“La autenticidad nace de la autoridad moral, del buen ejemplo, de la empatía, de la inteligencia práctica, de la serenidad, de la seguridad, de la coherencia, de la contundencia, de la valentía, de la honestidad y del sentido común. Ser auténtico es una de las mayores heroicidades de esta época, donde la mediocridad asoma, en muchos ámbitos, demasiado a menudo”, reflexionó la pregonera, Doctora en Ciencias de la Información y especialista en Comunicación Estratégica e Imagen Política.
Por ello, en su intervención, vio necesaria la presencia de más líderes auténticos en los ámbitos políticos y gubernamentales, “capaces de estar a la altura de nuestros sueños y de nuestro dolor”. Y no sólo se encomendó a la suerte de que esas personas lleguen a los puestos de mando sino que reclamó a los palentinos que exijan y promuevan la alegría, la ilusión y la esperanza. “Necesitamos políticos y dirigentes capaces de trabajar en lo correcto, viendo el mundo desde los ojos de los demás. Haciendo lo necesario”.
Y aunque reconoció a las figuras del pasado, Imelda Rodríguez recordó que “la vanguardia pertenece a los valientes”, a los que rompen “una y mil barreras en sus vidas para levantar los andamios de la justicia y de la fortuna social”.
La bondad.
La pregonera ensalzó otra de las características que para ella define la identidad de tantas familias anónimas de Palencia: la bondad. Especialmente en un tiempo en el que defendió, “es el máximo rasgo de liderazgo en esta época. Sostiene la autenticidad. Y, sin esta autenticidad, no podemos hacer nada. Es el valor exclusivo de los grandes hombres y mujeres de nuestro tiempo” y “esta tierra huele a nobleza porque, aquí y más allá de Tierra de Campos, donde las montañas anuncian el firmamento, siempre han existido personas de bien, de esas que duermen con la conciencia plena y no renuncian a ninguno de sus anhelos”.
Palencia como tierra de autenticidad, de bondad y también de sabiduría: “de enseñanza de un humanismo que nos protege frente a la ignorancia, frente a los vientos que cambian de golpe. Y ser sabio es no amodorrarse ante lo inaceptable, combatir la mezquindad y defender siempre la virtud. Este será siempre nuestro mejor patrimonio”, recalcó al poner en valor la primera universidad española ubicada en Palencia.
Orgullo palentino
Por todo ello, conminó a los palentinos a levantar la cabeza “que tenemos la sabia de los grandes, la fuerza de los valientes y el esplendor de las mujeres y de los hombres buenos. Palencia está hecha de trascendencia porque aquí reside la hidalguía, la nobleza, que es la forma más robusta del amor. Y los que aman siempre terminan por vencer”.
Y recapitulando, Imelda Rodríguez expresó que, en Palencia, desde sus orígenes, “ha sobresalido el talento, el liderazgo y la verdad. Por eso nuestro carácter castellano es reconocido por la solidez de su palabra, y por sus hechos. Hoy tenemos que beber del entusiasmo de ser palentinos, del orgullo de pertenecer a una tierra de sueños realizados, porque es una preciosa manera de comenzar a celebrar San Antolín”.