Shinova-en-Palencia-Sonora

Cuando le entrevistábamos en 2017, el guitarrista de Shinova, con raíces palentinas, todavía compaginaba la actividad del grupo con su trabajo como profesor de guitarra. Hoy, desde lo más alto del panorama musical español, defiende el vínculo de esos cinco amigos como punto clave de su éxito

No hace ni tres meses que el disco ‘El Presente’ salía a la calle y, seguramente, el público del Palencia Sonora sea ya capaz de corear la totalidad de sus temas.

Desde su fundación en Bérriz, Vizcaya, hace 16 años, Shinova se ha convertido, escalón a escalón, en una de las bandas más fuertes del panorama musical nacional, con un arraigo entre el público que no se apoya en fenómenos espontáneos ni en golpes de suerte, sino en su capacidad de trabajo, la ambiciosa calidad de sus letras y composiciones y, sobre todo, en el fuerte vínculo que une a sus miembros.

A su cantante, Gabriel de la Rosa, le franquean unos compañeros que hacen gala de ser una piña: Daniel del Valle (guitarra), Erlantz Prieto (guitarra), Ander Cabello (bajo) y Joshua Froufe (batería).

Hablamos con Daniel del Valle, que tiene un fuerte vínculo con Palencia, y recordamos cómo le conoció PaCO Magazine, en aquel Palencia Sonora 2017…

Este año nos hacía ilusión hablar contigo: en 2017, que fue el año que lanzamos la revista, te hicimos una entrevista…

Me acuerdo…

Y la hicimos porque tu tío se acercó a nuestro stand y nos dijo: mi sobrino va a ser muy famoso, lo tenéis que sacar…

¿En serio? (ríe). Sí, yo tengo toda mi familia por parte de padre palentina de la zona de La Ojeda, a Cervera de Pisuerga hemos ido todos los años, y alguno de la familia se acercaría, sí…

Así que empecemos por ahí: ¡anda que no habéis cambiado! En aquel momento Shinova era un grupo emergente de esos que suenan genial, pero todavía no se sabe hasta dónde llegarán. Y mira si tu tío tenía razón…

Pues ha llovido, han pasado unos añitos y sí, echando la vista atrás desde ese 2017 hasta este 2024 vemos cómo se han ido dando unos pasos que la verdad ni sabíamos que se tenían que dar y que el camino por recorrer iba a ser este. Por suerte cada banda tiene su propia trayectoria.

Por aquel entonces yo compaginaba el empezar a salir a tocar fuera con toda la ilusión con dar clase como profesor de guitarra. Y todos teníamos otros trabajos que hemos tenido que ir dejando en un proceso que, por otra parte, no es complicado porque ves que el trabajo por el que estás apostando como era vivir de la música empieza a funcionar…

Por suerte nuestra trayectoria no ha despuntado de una forma explosiva, sino poquito a poco. Y eso nos ha dado la posibilidad de poder afianzar cada paso, ubicarnos bien antes de dar el siguiente paso y poder mascar bien la situación nueva que se va dando en cada momento.

Así que, echando la vista atrás y comparándolo con lo de ahora, ha habido un cambio grande del que estamos muy satisfechos pero que hemos podido ir asimilando en pasos intermedios.

Porque vuestro ascenso ha sido fruto de un trabajo diario, intenso

Sí, igual nos está funcionando por pesados (ríe). No nos quieren ya ni escuchar en muchos sitios… Es broma. Pero sabemos que no ha surgido de forma mágica, es muy especial y estamos muy agradecidos, pero se trata de que la suerte te pille trabajando.

En nuestro caso hemos currado todo lo que estaba en nuestras manos y ha habido un factor de suerte, un factor de público entregado y un factor de medios que nos han apoyado, como el vuestro, que han hecho que estemos ahí.

«Si echo la vista atrás me quedo con dos momentos en la Plaza del Trigo de Aranda de Duero. Cuando cerramos en 2016 con un repertorio de un disco que aún no había salido, y el año pasado, cuando fuimos sorpresa y la gente cantó las canciones sin saber que estábamos en cartel»

En aquella entrevista de 2017 destacabas el momento más significativo que habías vivido aquella noche del Sonorama 2016 en la que llenasteis la Plaza del Trigo. ¿Ha habido otra mejor desde entonces?

Pues… Aunque haya llovido, ¡sigo teniendo la misma sensación! Haber vivido ese cierre en la plaza del Trigo con canciones de un disco que todavía no había salido, que nos aventuramos a cantar cuando no teníamos nada a nuestro favor porque eran canciones que la gente no iba a conocer, pero para nosotros hacer un gran repertorio desconocido para el público fue un riesgo que asumimos y que salió bien… Ese momento no se reemplaza.

Luego fuimos sorpresa en esa misma plaza del Trigo el verano pasado y fue maravilloso ver ese contraste: aquella primera vez, cuando mucha gente no nos había escuchado antes, a esta última, que no estábamos anunciados y mucha gente cantaba nuestras canciones sin saber que íbamos a estar ahí. Fue un contraste muy bonito.

Así que vamos a dejarlo en que el momento, sin ponerle fecha, lo dejamos en la plaza del Trigo.

Esta es una idea que sale a menudo en vuestras letras: la palabra vaivén, ese concepto de que todo vuelve. Las emociones, las experiencias…

No en vano, la portada de nuestro disco anterior, La buena suerte, era una noria. Todos los altibajos, el factor suerte, el vaivén de emociones… Es una profesión bonita pero delicada también, vemos muchos grupos que se rompen, problemas de salud mental, estás expuesto a muchos estímulos que te hacen el contraste con volver a tu casa y estar en soledad…

Entonces sí que hay un vaivén, hay un cuidado que tenemos que tener y hay un proceso personal y grupal a enfrentar.

«Somos cinco amigos que se meten entre cuatro paredes con ruedas y recorren la península»

Un proceso que en vuestro caso enfrentáis los cinco juntos de una manera muy horizontal. Hay bandas más personalistas en el cantante, otros van cambiando su composición con más frecuencia… ¿Pero Shinova es una piña?

Sí, está claro que tenemos un frontman del que estamos muy orgullosos, Gabri [de la Rosa], que es un crack, escribe las letras y las defiende como nadie más podría hacer, pero somos una banda que nos consideramos muy de local, de hacer los kilómetros juntos desde el principio y de, cuando uno está más bajito de energía otro apoya más, o cuando otro no está aportando tanto porque no está en su mejor momento, otro coge el testigo.

Entonces, tenemos unos roles dentro de la banda más o menos definidos sobre ciertas funciones, porque esto al final es un proyecto que va más allá de ir a tocar, y hay otras que no, que van surgiendo y siempre hay uno que recoge la pelota… Es una forma de trabajo en la cual estamos muy cómodos, sentimos que es justo para todos y sobre todo que remando en la misma dirección, se llega más rápido, y acompañado se hace el trayecto más a gusto, que no solo es llegar sino disfrutar del camino.

«Sí que hay un vaivén, hay un cuidado que tenemos que tener y un proceso personal y grupal a enfrentar en esta profesión»

Y esos sinsabores del oficio se llevan mejor con esa actitud

Al final, viajamos en la misma furgoneta que cuando hicimos la entrevista anterior, seguramente… Y bueno, hemos aumentado, ahora hay parte del equipo que viaja en otro vehículo u otros transportes… Pero somos cinco amigos que se meten entre cuatro paredes con rueda, recorren la península para salir al escenario y defender unas canciones que han compuesto entre otras cuatro paredes. Pasamos mucho tiempo juntos cerrados, y con muchas ganas de llevar eso a la gente que va a escucharnos.

¿Y qué tal la experiencia de salir a tocar fuera de España?

Te voy a contar dos visiones de la misma historia. Hay en el grupo a quien le ha supuesto más proceso ansioso, yo tuve un poco de vaivén (retomo la palabra que salía antes) en el primer viaje al extranjero, veíamos que la organización aquí en España suele estar más cerrada y ahí era todo nuevo, cambio de moneda… No sabíamos qué nos íbamos a encontrar.

Pero a la vez me dio la oportunidad de conocer familiares que tengo en Argentina, primas de mi madre que ella ni siquiera ha podido conocer, porque habían emigrado. Y vinieron al concierto y les fascinó.

Shinova en Palencia Sonora

Es una nueva oportunidad, es un mercado y un público que es una suerte para las bandas, pero a mí en lo personal me ha abierto la posibilidad de conocer familia. No pensaba que fuera a pasar…

Y bueno, llenando el carrito de experiencias gracias a las  vivencias que tenemos con la banda.

«Yo siento Palencia de forma muy especial. Tenemos una conexión fuerte con el público en Castilla y León»

Ahora venís a un Palencia Sonora, ahora ya sí, como uno de los reclamos principales del cartel en una edición que ha hecho sold out, inédito en la historia del festival. ¿Qué expectativas tienes? Además este disco acaba de salir, ‘El Presente’, empezáis la temporada de giras con él…

Sí, hubo algún festival en Semana Santa, el Sansán [en Benicásim], y ahí el disco estaba muy reciente, incorporamos canciones nuevas pero vimos que para un primer concierto las canciones viejas funcionaban mejor, las nuevas estaba costando un poquito más integrarlas pero hay que hacer un esfuerzo de darles la oportunidad de que vayan llegando al público…

Pero en este momento, ya la semana pasada pudimos estar en Sevilla, y estamos viendo cómo las canciones viejas y las nuevas empiezan a ser uno, a hacer una unidad compacta y no esa discriminación que había en los primeros conciertos, que es normal porque el disco llevaba horas en la calle cuando las tocamos por primera vez. ¿Y qué esperamos?

Vivir esa misma entrega que vimos en el último Palencia Sonora, que no me cabe duda que será igual o mejor, como siempre nos ocurre tanto en Palencia como en Castilla y León, que es una tierra con la que tenemos mucha vinculación… Y Palencia yo lo siento muy especial, claro.

Esa conexión con el público la sentimos especialmente en Castilla y León, Burgos, Aranda de Duero es un punto fuerte en nuestras agendas…

Y Palencia también, para mí es muy especial y tengo ganas.

Con el paso de los años y a medida que Shinova iba escalando posiciones en el panorama indie español, Daniel del Valle iba renunciando a cosas como esas clases de guitarra que impartía y que compaginaba con los ensayos, grabaciones y actuaciones en directo. Pero lo que no deja atrás es su vínculo con su pueblo palentino, en La Ojeda, y con Cervera de Pisuerga, donde su familia y sus amigos le reciben con cariño cada verano, desde niño.

¿Vendrá tu tío, de nuevo?

Pues no sé, pero mis padres están invitadísimos y van a venir…

Y tus amigos, seguro. Nos veremos todos aquí, Daniel. Así que, como canta Shinova… Gracias por tanto.

Muchas gracias a vosotros y, lo que decía antes, no es broma: toda la labor de los medios, la difusión, estar ahí desde ese 2017 o cuando sea, se agradece de verdad. ¡Y en Palencia Sonora nos vemos!

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