La Diputación de Palencia convocó a expertos en patrimonio, historia y divulgación para reflexionar en torno a la importancia de la red de monasterios fundada en el siglo X, con gran presencia en Palencia
Palencia en la Red participó moderando uno de los coloquios
Salvando las distancias, lo que la red de monasterios cluniacenses consiguieron a partir de su fundación en el siglo X llegó a convertirse en una especie de Unión Europea medieval. Desde sus más de 2.000 “sitios”, comparables a franquicias modernas, propagaron la música, la liturgia, la cultura del vino, la arquitectura e, incluso, los rituales en los que se basa nuestra identidad común, como el Día de Difuntos… Valores que, unidos, se convirtieron en una idiosincrasia cultural compartida a través de las fronteras de la época, una “red social” -como le gusta denominarla al presidente de la Asociación Cluny Ibérica, Fernando Diez Mediavilla- sobre la que nos asentamos los europeos del siglo XXI.
Tal fue la importancia de la orden de Cluny, cuya red se reconoció en 2005 como Itinerario Cultural Europeo y aspira hoy a ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. Y esa red, precisamente, tiene algunos de sus lugares más destacados en nuestro territorio, con ejemplos como el Monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes, la iglesia de San Martín de Frómista o San Pedro en Villalcázar de Sirga, el Monasterio de la Trapa en Dueñas y otros vestigios y templos en Nogal de las Huertas, Santibáñez de la Peña, Baños de Cerrato, Perazancas de Ojeda o Valcabadillo.
Unos 60 expertos en patrimonio, turismo, divulgación y arte e historia medieval se reunieron este domingo en el Monasterio de San Zoilo de Carrión para reflexionar sobre ese valor patrimonial y, sobre todo, en torno a las oportunidades de desarrollo turístico que representan para la provincia de Palencia. Una jornada de la que formó parte Palencia en la Red (con la moderación de un coloquio por su directora de contenidos, Aida Acitores).
Trabajar en red, como hacían los monasterios
El turismo cultural de calidad, bien distribuido para evitar masificaciones, es un objetivo de desarrollo económico de la provincia al que nos acercan los Sitios Cluniacenses. Y la primera conclusión importante que se extrajo del debate fue la necesidad de trabajar en red, tanto desde las administraciones públicas como desde las asociaciones o las empresas privadas. Primero, porque tal y como recordaba el historiador Sergio Caminero, las fronteras y límites provinciales contemporáneos no existían en la época de Cluny, que se extiende por lo que hoy son ocho países diferentes.
Y en segundo lugar, porque experiencias anteriores, como la de la Fundación Santa María La Real, son fundamentales para enriquecer este proyecto común, que lidera en Europa la Federación Europea de Sitios Cluniacenses con una gran participación e impulso por parte de Cluny Ibérica y la Diputación palentina.
La orden de Cluny se fundó en 909 con la nada desdeñable ambición de “transformar el mundo”. Y eso, trasladado a nuestros días, es todo un éxito de estrategia de comunicación, tal y como puso en valor Ignacio Fernández Sobrino, presidente de la Fundación Santa María La Real, para quien la realización de eventos, más allá de la mera exhibición al público con fines turísticos, es fundamental para revalorizar el patrimonio, una experiencia que Santa María La Real lleva desarrollando desde hace casi medio siglo.
De la misma manera, concitar la colaboración de la población local es básico para conservar el patrimonio y saberlo divulgar a los visitantes. “Tenemos que creérnoslo”, apuntaba el presidente de Cluny Ibérica, que defendía una labor educativa desde la infancia. “Es difícil explicárselo a la gente mayor que vive en nuestros pueblos, pero esa gente tiene hijos y nietos, son ellos a los que hay que dirigirse”.
“¡‘Joé’ con Palencia!”
“Tengo agujetas emocionales de todo lo que he visto este fin de semana”. El influencer Carlo Cuñado, uno de los participantes en las visitas que ha organizado la Diputación a lo largo de todo el fin de semana al patrimonio palentino y, especialmente, a los Sitios Cluniacenses, definía con humor su experiencia por la que, sin embargo, no era ni mucho menos su primera ruta en la provincia. Con más de 400.000 seguidores en Instagram, Cuñado afirmaba haber recorrido en varias ocasiones “todas las provincias de España, incluidas Ceuta y Melilla, y tengo que decir que Palencia está en el Top 3”. Y darla a conocer es fundamental porque, como reza el aforismo, “no se puede amar aquello que no se conoce”.
Una parte de esa delegación de influencers (no confundamos, hablamos de divulgadores expertos en historia medieval, arte y patrimonio, con todo el rigor) protagonizaron el segundo coloquio de la mañana, que se preguntaba “¿Cómo conectar con las audiencias del siglo XXI para divulgar sobre el patrimonio?”: Javier Trailé, Sara Rubayo y Diego Rubio (conocido por su proyecto Arte Viajero), con la periodista de RTVCyL María Ramos como moderadora.
“¡Joé con Palencia! Llevo cuatro años flipando con esta provincia”, exclamaba Sara Rubayo. Tampoco le era ajena a Diego Rubio, de Arte Viajero, que sin embargo se lleva una impresión especial de las ruinas de Nogal de las Huertas, en la que coincide Javier Traité, “por todo el potencial que tienen y el trabajo de conservación que se le está dando en los últimos tiempos”.
“¡Con P de Potencial!”, bromeaba Sara Rubayo, en referencia al lema de la campaña turística que juega con nuestra inicial diferencial. “Porque voy de sorpresa en sorpresa, todo el rato todo el tiempo. La calidad, variedad y cantidad es inabarcable”.
Para el responsable de Arte Viajero, “Palencia es un libro de historia del arte” en el que, página a página, descubrimos vacceos, romanos, visigodos, arte románico, gótico y, para finalizar, modernista y contemporáneo.
Si bien los divulgadores creen que la provincia está dejando de ser la Bella Desconocida, el trabajo que resta por hacer debe verse como una oportunidad para apostar por un modelo turístico sostenible, que huya de las masificaciones, ordenado y respetuoso con el patrimonio. Que conserve ese valor que es visitar un monumento “en soledad o en compañía de unas poquitas personas”, como destacaba la diputada de Cultura, Carolina Valbuena. Porque, para Sara Rubayo, “eso son unas vacaciones de verdad”.
Y para contarlo (qué ver, qué comer y cómo disfrutar de Palencia) es necesario asumir el lenguaje de los nuevos públicos, que se mueven por las redes sociales, usando recursos como el humor o el juego pero, advierten los divulgadores, sin caer tampoco en la banalización. “La historia tiene que salir de la academia para hablar el idioma del público”, defiende Javier Traité, autor de libros como El olor de la Edad Media o Historia torcida de España, entre otros.
Y contarlo, siempre, con el objetivo de suscitar interés por visitarlo en persona. “El patrimonio no debe explicarse como un elemento muerto, sino como un lugar donde hubo experiencias, donde sucedieron cosas a personas reales”. Y esas experiencias marcan la diferencia entre pasar por un monasterio o ser capaz de comprenderlo y admirarlo. Porque, para Traité, “En este tiempo de pantallas… La gente quiere piel”.
Música, gastronomía e intercambio de ideas
Tanto la jornada como las visitas especializadas para divulgadores de turismo y arte estuvieron coordinadas por la empresa palentina Visual Crea, bajo la batuta de Miguel Sánchez. Un agitador cultural que logró, de la mano de la Diputación y de Cluny Ibérica, que ayer se hablara de patrimonio dentro del patrimonio, y no en pasado, sino en presente y futuro.
Y para reforzar esa experiencia emocional necesaria para sustentar todo buen aprendizaje, el evento contó con dos actuaciones musicales: la del dúo Magdalia Medieval en la iglesia de San Zoilo (seguida a una visita guiada por el monumento) y la del rabelista Miguel Abad Frutos, que puso melodía e historias al cóctel ofrecido por Alimentos de Palencia en el refectorio, para concluir el encuentro.
