Pasión turca Mara Sastre

Por Marta Sastre (periodista)

Qatar, el país del momento. Si les pregunto qué información tienen acerca de este país la mayoría de ustedes me dirán que es uno de los países más ricos del mundo, que el Mundial de Fútbol se celebra allí y que 6.500 personas han muerto en la construcción y preparación del evento en cuestión.
Hace un par de años muy poca gente era conocedora de la existencia del mismo.
Me acuerdo que cuando me preguntaban dónde estaba viviendo y les respondía que en Doha, la mayoría me miraba con cara de desconcierto.
Dubai ha sido durante muchos años el País que todos conocían de aquella parte del mundo. Que si la isla con forma de Palmera, que si el edificio más alto del mundo, que si los coches de lujo y, entre oro aquí, isla artificial allá, diamantes y demás superficiales varios, Dubai entraba prácticamente en bancarrota.

Mientras tanto Qatar, al que yo siempre describía como un Dubai con mentalidad de pueblo, observaba. Cuando me refiero a “mentalidad de pueblo”, lo digo como un piropo. Con esto me refiero a personas ahorradoras y en absoluto estridentes, es decir Dubai era el paradigma del “nuevo rico” y Qatar era un país que se estaba dando cuenta de que el despilfarro sin cabeza podía ser muy peligroso.
Qatar empezó a preparar a su población en las mejores universidades del mundo. A invertir en otros países, como ejemplo les puedo poner Inglaterra, donde han comprado infinidad de propiedades y edificios emblemáticos.

De hecho, ¿sabían ustedes a quién perteneces el Shard de Londres? y ¿cómo se quedan si les digo que el Empire State de Nueva York es ahora Qatarí?
Y es que no podemos olvidar que hasta 1939 Qatar era un país de pescadores y vendedores de perlas que distaba mucho de ser catalogado como rico. Fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando su economía empezó a aumentar de manera exponencial gracias a la venta de petróleo y sobre todo de gas. En estos momentos Qatar tiene una reserva de gas para más de 250 años. Sin embargo, saben que en este mundo globalizado y cambiante, no pueden depender tan solo de los combustibles fósiles.
Sin embargo, y siempre desde mi más humilde opinión, cometieron un error el día que decidieron poner su país en el mapa. Con el Mundial han salido a la luz sus luces, pero sobre todo sus sombras.

La gente se lleva las manos a la cabeza cuando leen que han muerto 6.500 personas. Por desgracia y por lo todo lo que yo fui testigo en mis años allí, 6.500 me parecen pocos, añádanle unos miles más y desgraciadamente tendrán una cifra más acertada.
No quiero describir las condiciones en las que se construye en estos países. ¿Casco de obra? ni se le ha visto, ni se le espera. Días interminables a temperaturas que rayan los 50 grados. Nunca olvidaré las miradas tristes y perdidas de los trabajadores que se dirigían a las obras en autobuses viejos y destartalados, para volver 12 horas después completamente destrozados a un apartamento lleno de suciedad y literas, por un sueldo de 200 dólares al mes.

Sí señores, estos pobres trabajadores a los que se les promete una vida mejor y a los que se despoja de su pasaporte cuando llegan al país para que no se puedan escapar.
Pero ya no voy a contar más por dos motivos. Uno porque no les quiero aburrir y dos porque tengo un poquito de miedo. Así que mejor quedémonos con lo bueno. Qatar es un país donde han sabido aprender de los errores de sus vecinos y donde España metió 7 goles en un partido.
Bueno y con esto me despido y espero no haberles aburrido demasiado, con P de prudencia que de vez en cuando no viene mal.

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