Pasión turca Mara Sastre

El Halcón Maltés

Seguro que muchos de ustedes conocen Malta. Hace 15 años se puso de moda llevar a los estudiantes españoles a esta pequeña isla situada al Sur de Italia.
Siempre me pareció curioso cómo el Gobierno y los padres se unían para desembolsar importantes cantidades de dinero para ofrecerles, a la ya de por sí generación del todo es fácil, una excusa para irse de juerga todas las noches por las discotecas de St. Julians y acabar en las playas de Sliema a las 6 de la mañana. La gran mayoría de la chavalada no se presentaba a las clases al día siguiente y volvían a España con un nivel de inglés peor del que habían traído.
Y ustedes dirán que soy una exagerada porque afirmo que venían con peor inglés, pero no, por desgracia no exagero. En Malta el idioma oficial es el maltés. El maltés, considerado idioma oficial europeo, proviene del árabe y el 60 por ciento de sus palabras son de origen latino, sobre todo italiano y siciliano (por su cercanía). De hecho la mayoría de los malteses hablan muy bien italiano porque tienen muchos canales de televisión en ese idioma.
El inglés que se habla entre los malteses tiene un acento muy cerrado y, a pesar de que en teoría el 88 por ciento lo habla, hay una gran mayoría que no lo habla fluído. Entre nosotros y ahora que no nos oye nadie, está considerado el idioma de los pijos y se usa sobre todo en las zonas mas caras de Malta. vamos, que son los Cayetanos malteses, para que ustedes me entiendan.
Yo estuve viviendo y trabajando en la isla hace ya 15 años. Fueron 2 años maravillosos de amistades eternas y felicidad. Cada día después de trabajar nos íbamos a la piscina hecha en la roca en frente de casa. El agua venía directamente del mar y nadábamos entre doradas.
Lo que más me chocó del país fue la importancia que tenía para ellos la religión. En todas las casas había fotos con el Papa y era muy normal acudir a misa diaria.
El divorcio estaba prohibido. Si el marido tenía una amante estaba más o menos aceptado pero si dejaba a la mujer, su vida se convertía en un infierno. Nadie quería relacionarse con ese hombre y se quedaba sin amigos.
Malta es una isla bastante pequeña, de hecho tiene sólo 316 kilómetros cuadrados. Todo el mundo se conoce, es como un enorme patio de vecinos. Esta situación en ocasiones se puede convertir en asfixiante si te gusta preservar tu intimidad.
Siempre recordaré una anécdota que lo describe a la perfección. Yo iba al gimnasio todos los días al lado de mi casa. Me había casado hacía un mes y recuerdo que en una de las sesiones me desmayé porque estaba agotada del trabajo y hacía mucho calor. Cuando llegué al trabajo al día siguiente todo el mundo me daba la enhorabuena.
Por supuesto, no estaba embarazada pero la noticia corrió como la pólvora. Tuve que hablar con mi jefe y desmentirlo para poder seguir trabajando ya que no está recomendado volar a diario embarazada. A pesar de todo esto, no puedo más que recomendar Malta. Es una isla maravillosa, llena de historia y vida con gente estupenda, que llevaré siempre en mi corazón.
Estoy convencida de que cuando me vaya de este mundo y la película de mi vida pase por mi pequeño cerebro, gran parte de mis memorias bonitas vendrán de mi querida Malta.
Con P de piscina. La piscina maltesa que fue testigo de tantos momentos bonitos.

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