Pasión turca Mara Sastre

Érase una vez un mundo… a un teléfono pegado

Llevo días leyendo sobre el enganche que produce Internet. Es algo que me preocupa sobremanera cuando veo que si por mis hijos fuera, estarían delante de una pantalla las 24 horas del día.

Hubo un momento en el que ni siquiera nuestras salidas en bicicleta les gustaba. ¿Cuándo volvemos a casa? Preguntaban sin parar. A priori uno puede pensar, “qué maravilla, mis hijos son felices en casa” pero la realidad es otra. Lo que quieren es estar delante de la pantalla jugando con sus amigos. La cosa había llegado a tal punto que incluso cuando venían sus amigos a visitarlos, se pasaban horas jugando con la videoconsola.
Según los psicólogos, el enganche a las pantallas se trata en consulta como una adicción más.

Steve Jobs ya creó el Ipad con la intención de generar una necesidad constante. De hecho, nunca permitió a sus hijos utilizarlo.
Las redes sociales y, en concreto, las notificaciones están diseñadas para crear un enganche tal que no somos capaces de despegarnos del estúpido rectángulo. Éste nos incita a seguir y seguir hasta el punto que podemos pasarnos horas sin darnos cuenta.
De hecho, Facebook fue un pionero diseñando su página como una maquinita de juegos de las típicas que encontrábamos hace años en los bares.

Uno de los encargados de diseñar aplicaciones como Instagram, Twitter o Facebook comenta que hubo un momento en el que su conciencia no le permitió seguir y lo expuso en el trabajo. Escribió un email a sus jefes y compañeros explicando las consecuencias nefastas de lo que estaban haciendo y cómo intentar paliarlo. La respuesta le sorprendió gratamente. Todos sus compañeros se unieron a sus preocupaciones. No había uno solo que no hubiera sufrido la misma desazón. Hubo reuniones durante varios días y de repente… silencio absoluto.
Obviamente a ninguna de estas empresas le interesa que pasemos un solo minuto sin mirar nuestro teléfono, es dinero que pierden en publicidad.
Cada segundo que nuestros niños pasan delante de un orderandor se atrofia la actividad de la corteza prefrontal de su cerebro responsable, sobre todo, de la concentración. De hecho su uso debería estar prohibido hasta los 6 años y retringido a un máximo de una hora al día después de esta edad.

Siento asustarles pero, por favor, hagan este ejercicio conmigo. Simplemente salgan a la calle, vayan a una parada de autobús incluso un paso de cebra y observen cuánta gente encuentran mirando el teléfono. Da igual en qué parte del mundo nos encontremos, es la misma imagen.
Intenten preguntar a alguien por una calle, imposible, nadie nos mira, no existimos si no estamos en la pantalla.

Solución: solo hay una. Salgamos a pasear, metamos nuestros teléfonos en una caja con llave si es preciso pero, por favor, vivamos un poco.
Con p de Paisaje porque si de una cosa Palencia se puede sentir orgullosa es de sus maravillosos Paisajes. Disfrutémolos en familia.

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