Por Marta Sastre Barrionuevo (Periodista/Piloto)
La Reina a la que no le tocaba reinar y que rompió todos los récords. Sobrevivió a la friolera de 15 Primeros Ministros, desde el primero y más emblemático Winston Churchill, pasando por Magareth Thacher, hasta la recién llegada y de la que apenas le dio tiempo a despedirse, Liz Truss y, por supuesto, su más reciente y pintoresco antecesor Boris Johson.
Fue testigo de 14 mandatos presidenciales en Estados Unidos. Presidentes de todos los colores como el personaje más políticamente incorrecto que ha gobernado un país y que todavía permanece en nuestra memoria, Donald Trump, hasta un maltrecho John F. Kenedy, cuyo funeral me recuerda bastante al de ella.
Ha visto pasar a siete Papas aunque ella de eso no usa. Al fin y al cabo la Reina de Inglaterra era también la cabeza de la Iglesia o lo que traducido sería la “Mama” de la Iglesia de Inglaterra.
Y para récord también el de las colas que se vivieron en el país para despedirla. Unas 2.000 personas se sumaban cada hora para despedir a su jefa de Estado, a la cabeza de su Iglesia y en definitiva la única constante que los británicos han tenido en sus vidas.
Eventos históricos como la Segunda Guerra Mundial, el Referéndum de Escocia, los problemas con el IRA en el Norte de Irlanda o el reciente Brexit han sido el escenario de su reinado. Ha sido sin lugar a dudas la Reina más longeva de la historia después de Luis XIV de Francia y todo siempre desde la casi imposible neutralidad.
La mayoría de los que se unían a la caminata, que en ocasiones llegó a durar más de un día, lo hacían por amor y respeto a la monarca que reinó la friolera de 70 años.
La monarca que representaba a los de derechas, a los de izquierdas, a los apolíticos y siempre con una dignidad y una responsabilidad tan férrea que incluso le hizo enemistarse con su adorada hermana para preservar la corona.
Los ingleses salieron a la calle, los colegios y las tiendas cerraron, el espacio aéreo paró por un par de horas y muchas carreteras se cortaron.
En definitiva, todo el país se cubrió de luto para despedirla. En las escuelas se ofreció ayuda a los niños para pasar el duelo.
Y no, no estoy exagerando. Sólo los británicos son capaces de entender este sentimiento que a mí personalmente se me escapa.
Al fin y al cabo, a mis ojos de mera espectadora, ella era una venerable abuelita que tuvo la suerte de vivir muchos años y a cuerpo de Rey, bueno en este caso de Reina.
Y de repente pasó. El tan temido día que los británicos evitaban anticipar. La muerte de Isabel II abrió las noticias de todos los países del mundo y su biografía llenó horas y horas de televisión y todos hablamos de ella en el trabajo, con los amigos, en familia o en la peluquería.
Con P de protagonista porque si algo ha sido ella estos últimos días es la protagonista de nuestras conversaciones.