Por Marta Sastre Barrionuevo (Periodista/Piloto)
Me he pensado mucho si escribir o no esta columna. Me doy cuenta de que eso de la libertad de expresión es muy bonito pero que en lo relativo a determinados temas, al menos en mi caso, me aterra que me pongan etiquetas.
Si defiendes a las mujeres eres podemita y si estás orgulloso de tu País un facha.
Los haters inundan las redes sociales con anonimato y alevosía. Cualquier persona con un pseudónimo te puede destrozar la autoestima. Hoy, sin embargo, he decidido ser libre y compartir con vosotros determinados sentimientos.
No sé si sabréis que hace ya varios días hemos celebrado el Jubileo de la Reina Isabel en el Reino Unido. De todos es sabido el cariño que la profresan sus “súbditos”.
Cuando se murió el Príncipe Philip había colas para dejarle flores en la entrada al Castillo de Windsor.
He de decir que tanto fervor me tenía bastante sorprendida pero lo del Jubileo me ha dejado del todo perpleja.
El País se ha paralizado por completo. Las casas decoradas con fotos de la Reina, los colegios decorados como para una boda, los pubs… todo, absolutamente todo, cubierto de las banderas del País.
El orgullo que esta gente siente por su País me parece cuanto menos bonito. Si bien es cierto que tienen sus problemas como todos los países, Escocia y el Norte de Irlanda son un ejemplo de ellos, no me imagino a un británico hablando mal de su Patria.
Yo siempre he estado en contra de radicalismos varios, tanto en religión como en política pero me emociona el sentimiento de unión.
Por desgracia, mostrar nuestra bandera o pronunciar la palabra España tiene connotaciones negativas y esto me entristece.
¿Qué tiene de malo ser catalán, por ejemplo, y alabar a España o el Estado español? Que a mí me da igual como lo quieran llamar, siempre y cuando no critiquen por sistema.
Si ya lo decían los franceses: “Laissez faire laissez passer”. Por qué ¿hay algo más bonito que la tolerancia y la libertad, que el orgullo y el sentimiento de pertenencia?
Pues a mí me gusta mi País con sus diferencias y respeto y abrazo todo tipo de ideologías y sentimientos.
Así que por favor que me perdonen por sentirme orgullosa de ser española y si veo una bandera pues oye, es nuestra historia. Respetémonos los unos a los otros, que la vida ya es un hater en sí misma. Con P de Paciencia y yo añado una gran T de Tolerancia.