El alto “déficit de precipitación” en abril, del 80%, mantiene la situación de sequía en la Comunidad, si bien la humedad adquirida por el combustible vegetal en los últimos días reduce la probabilidad de incendios en junio
Castilla y León vivirá un verano cálido, aunque entre húmedo y normal en precipitaciones, tras la primavera más seca desde 1951, fecha en que comenzaron los registros. Así lo apuntó hoy la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, durante la presentación del resumen climático del último trimestre y la predicción para el periodo estival de este 2023.
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Barcones comenzó reseñando que la primavera en Castilla y León ha sido “muy seca o extremadamente seca” en el conjunto de la Comunidad, a tenor de los datos recogidos por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que señalan un déficit hídrico del 53 por ciento con respecto al valor medio del periodo de referencia (1991-2020) con una temperatura media “excepcional”, con termómetros “cálidos o extremadamente cálidos” según la zona de la Comunidad.
De hecho, el periodo transcurrido entre el 1 de marzo y el 31 de mayo ha sido “el tercer trimestre de este periodo con la temperatura media más alta desde 1951”, con máximas “por encima de lo normal” en Castilla y León, alcanzando “valores significativamente altos” en lugares como Valladolid, que marcó su récord en el mes de abril con 30,1 grados de máxima el día 27, o Soria, donde también se alcanzó el valor histórico más alto de ese mes en los últimos 80 años con 30 grados el 28 de abril.
Las temperaturas mínimas, por el contrario, tuvieron “más oscilaciones”. De hecho, las heladas de principios del mes de abril, que fueron “muy negativas” para la agricultura, supusieron otro récord en la localidad burgalesa de Villafría, donde el 5 de abril se alcanzaron los 6,9 grados bajo cero cuando el récord anterior en dicho municipio y mes estaba en -6,2 grados.
En cuanto a la predicción para este verano, que comienza a las 16.58 horas del 21 de junio y se prolongará hasta el 23 de septiembre, se prevé “cálido y húmedo”, si bien el delegado territorial de la Aemet en Castilla y León, Manuel Mora, matizó que la probabilidad de que el verano sea más cálido que la media de los 30 años de referencia es del 50 por ciento, por un 30 por ciento que prevé que sea “normal”, mientras que en precipitaciones, la probabilidad de que sea “húmedo” (40 por ciento) o normal (35 por ciento) es “muy pareja”.
Mora tradujo los datos apuntando que aunque se prevé un verano cálido, esta afirmación se refiere “respecto al promedio normal, no respecto al año pasado”, que fue “extraordinario” por corresponder al “más cálido desde que tenemos registros”. A ello se une una mayor humedad, que ya se está viviendo en un junio que, a diferencia del año pasado, no vivirá olas de calor, y que apunta hacia una mayor posibilidad de tormentas, por las “condiciones propicias de temperaturas altas y humedad por encima de lo habitual”.
No obstante, y para estos próximos días, donde la previsión es “más precisa” que para el conjunto del verano, Mora apuntó una probabilidad de precipitaciones “muy alta” para lunes y martes con “tendencia a la estabilización” el miércoles, señalando además que la última semana de junio es probable que sea “más lluviosa de lo normal”.
Sequía
Estas tormentas, sin embargo, no llegarán a compensar el “déficit de precipitación” del mes de abril, que alcanzó el 80 por ciento, y que mantiene al campo de Castilla y León en una situación de sequía meteorológica durante los últimos tres meses que supone “un balance muy negativo para los agricultores y ganaderos de Castilla y León”, a lo que se unen las “heladas tardías” de principios del mes de abril y las granizadas a final de dicho mes en Palencia y Burgos o en el mes de mayo en el conjunto de la Comunidad.
No obstante, Mora señaló que, en términos temporales más amplios, como el año agrícola, el déficit hidrológico se sitúa en el 16 por ciento “cuando el año pasado era del 24 por ciento”. En todo caso, concretó que hay zonas de la Comunidad que cuentan con una sequía meteorológica que va de los 12 a los 24 meses, lo que “requiere seguimiento”, especialmente en la zona nordeste de la Comunidad.
En este sentido, la delegada del Gobierno concretó que “persisten las condiciones de sequía meteorológica de larga duración” al existir, en gran parte de Castilla y León, “valores de precipitación acumulada por debajo de los 100 litros”. Sin embargo, justificó que las ayudas del Gobierno, “que están activas”, sitúan a Castilla y León en la zona de valores intermedios de la sequía en base a “datos de la Aemet, y no por criterios subjetivos”.
Riesgo de incendios “bajo” los próximos días
En cuanto a la incidencia de estos datos en la probabilidad de la sucesión de incendios en la Comunidad, Mora señaló que el riesgo “va a ser bajo en los próximos días” debido a la previsión de lluvias y a la humedad adquirida por el combustible vegetal tras las últimas semanas de precipitaciones, en las que la tierra “se ha humedecido” y no se espera sequedad.
No obstante, apuntó que en julio “las temperaturas seguramente vuelvan a estar en valores por encima de lo habitual”, por lo que “habrá bastantes días de riesgo extremo” aunque “las condiciones de partida son diferentes al año pasado”, cuando en estas fechas, la Comunidad ya se encontraba sumida en una ola de calor que provocó “el triste incendio de la Sierra de la Culebra” a partir del 15 de junio.