J.L. / ICAL
Castilla y León constituirá a lo largo de este año más de 30 comunidades de regantes de aguas subterráneas en las provincias de Valladolid, Segovia, Salamanca, Ávila y Zamora, que se unirán a la que ya existe en Cantalpino y que ha servido desde 2018 como experiencia piloto por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) para mejorar y adaptar los aprendizajes sobre este tipo de obtención de aguas tan peculiar.
Así, las nuevas entidades deben presentar su plan o declaración de cultivos, que no puede exceder el volumen de agua otorgado por el organismo de cuenca para cada una de ellas. Toda esa información se entregará a Confederación antes de acabar el mes de junio para su constitución, siempre que la tramitación transcurra con total normalidad, tal y como explicó a Ical Luis Mariano Sayalero, ingeniero técnico agrícola y técnico de Ferduero.
Los cambios generados por el cambio climático y la sensibilidad generada en el sector agraria para despilfarrar cada vez menos agua ha empujado a la creación de las comunidades de regantes también en aguas subterráneas, que deberán a partir de ahora de gestionar la difícil tarea de controlar el uso del líquido elemento, principalmente en zonas dependientes de cultivos de regadío. El secretario de Ferduero, Manuel Mantecón, remarcó el apoyo de la Federación a la CHD en la constitución de comunidades de regantes subterráneas desde 2014, si bien no fue hasta cuatro años más tarde cuando nació la primera de ellas y única hasta ahora, ubicada en Cantalpino (Salamanca). Aunque casi todos los pozos de la mitad sur de la Meseta se nutren del gran acuífero de Los Arenales, éste ahora se ha disgregado en cuatro áreas en Segovia, Medina del Campo, Tordesillas, Tierra del Vino y Salamanca.
“Se trata de sustituir las tomas individuales por otras compartidas”, explica Mantecón, quien avanza que serán comunidades de usuarios de aguas subterráneas (CUAS) en lugar de sondeos individuales, con el objetivo de “explotar el acuífero de forma más racional, pero sobre la base de las concesiones que ya existen”. El siguiente paso será crear una junta central de usuarios, como las que ya existen en otras comunidades de regantes. Como ejemplo citó Barrios de Luna, en León, compuesta por 52 comunidades de regantes que toman del río Órbigo y del embalse, pero que se coordinan mediante esta herramienta.
En la misma línea se posiciona Sayalero, técnico de la comunidad de Cubeta de Santiuste (Segovia) y fundador de Fuensol 2006, dedicada precisamente a gestión de comunidades. Recuerda que aunque en otros territorios del país este formato en aguas subterráneas funciona desde hace tiempo, en Castilla y León es “reciente”.
“La situación es complicada. El cambio climático deja menos lluvias y los cultivos demandan agua para desarrollarse. Requiere una ordenación”, algo que reconoció y aplaudió por parte de las administraciones, principalmente la CHD a “pesar de la limitación de medios”, un “esfuerzo” que ha desarrollado en el último lustro cuando “durante 25 o 30 años nadie se había molestado” y existía la “obligación de cumplir la ley”.