Iniciamos una serie de reportajes multimedia en torno a la actividad docente e investigadora que se desarrolla en el Campus de la Universidad de Valladolid en Palencia, para acercarnos a la vida de ‘La Yutera’ comprender mejor cómo impacta ésta sobre la sociedad palentina

La profesora Alicia Peñalba, desde la Facultad de Educación, coordina proyectos de investigación que invitan a reflexionar sobre el acceso a la música por parte de las personas con discapacidad o los beneficios de las pedagogías creativas. Conocemos su aportación científica, que redunda en la sociedad palentina a través de sus propuestas en centros escolares y colectivos de la provincia

 

Son muchos los autores que han considerado la música como el arte más universal, como sostiene un aforismo atribuido al compositor Carl María von Weber. Sin embargo, ¿puede una persona sorda disfrutar de este arte? ¿Y alguien que padece una parálisis en casi todo su cuerpo, puede expresarse a través de la música?

La universalidad de la música se cuestiona en el momento en que entran en juego aspectos como la técnica o, incluso, el dominio del propio cuerpo como medio para interpretarla. Desde el Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal de la Facultad de Educación del Campus de Palencia, la profesora Alicia Peñalba Acitores promueve proyectos de investigación vinculados con lo que ella considera un derecho tan fundamental como olvidado: el acceso universal a la música y a la cultura de las personas con capacidades diferentes.

En su faceta de intérprete musical, logopeda y musicoterapeuta, además de doctora en Historia y Ciencias de la Música, Peñalba ha mostrado interés a lo largo de su carrera por combatir el “carácter elitista” que tenía la formación musical, especialmente en torno a las personas con diversidad funcional.

Las nuevas tecnologías pueden ser grandes aliadas en la eliminación de esas barreras que impiden a las personas con discapacidad no solo disfrutar de la música sino crecer a partir de ella. Un ejemplo es el dispositivo MotionComposer, cuyos efectos ha analizado Alicia Peñalba junto con un equipo de investigadores de la Universidad de Valladolid.

Fuente: MotionComposer

Mediante un complejo software, explica Peñalba, el dispositivo identifica el movimiento y lo convierte en sonido. “Lo interesante era testar si esta máquina era accesible a personas con discapacidad. Para ello, desarrollamos un proyecto en el que involucramos a 266 personas con y sin discapacidad”, detalla, conjugando además perfiles sin formación musical previa o con conocimientos de música, danza o deporte.

“Curiosamente, los resultados mostraron que las personas con discapacidad no tienen menores posibilidades de interactuar con este instrumento“.

La tecnología es, pues, un mecanismo que permite romper barreras. Pero en otros contextos, impone limitaciones al propio desarrollo, puesto que nos sitúa ante las pantallas como sujetos pasivos y estáticos y reduce toda la comunicación a un código de unos y ceros, obviando, por ejemplo, el papel que juega el movimiento del cuerpo en toda forma de expresión. Sobre este postulado se articula otro de los proyectos vinculados con esta misma línea de investigación coordinada por Alicia Peñalba: Metabody. Una iniciativa de ámbito europeo impulsado por el artista, filósofo y activista Jaime del Val desde su Proyecto Reverso, con una duración de cinco años y la participación de más de una treintena de instituciones internacionales.

La discapacidad que, sin embargo, distancia más al individuo de la música es, probablemente, la auditiva. Este equipo investigador del Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal ha profundizado en la utilización de la lengua de signos con un fin musical. Artistas como Rozalén han introducido en sus espectáculos intérpretes de lengua de signos que “se centran especialmente en el contenido de la letra”.

Pero, apunta Peñalba, “el verdadero reto que nos planteábamos es ver cómo interpretar música instrumental en lengua de signos”. Para dar respuesta a esta cuestión constituyeron un grupo de investigación coordinado por la profesora del Campus palentino junto con un lingüista especializado en metáfora en lengua de signos, un músico e intérprete en lengua de signos y una maestra de Educación Musical en un colegio bilingüe lengua de signos-lengua oral”.

 

EDUCACIÓN INCLUSIVA

Los alumnos de la Facultad de Educación de Palencia (que oferta los grados de Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Social, además del doble grado de Infantil y Primaria y el recién creado grado en Antropología Social y Cultural) conectan con pedagogías inclusivas a través de los proyectos de investigación que coordina Alicia Peñalba y que, en muchos casos, se llevan a cabo directamente en centros educativos de la provincia, con un impacto directo sobre los escolares.

Es el caso de una de las investigaciones más recientes de este equipo, en el que participó además un profesor del Centro de Musicología Sistemática de Graz (Austria), y que consistió en aplicar la pedagogía de la creación musical propuesta por François Delalande, un tipo de pedagogía creativa que sostiene que “cualquier niño expuesto a materiales sonoros y con libertad suficiente sería capaz de explorar y pasar por las tres etapas evolutivas, que propone Piaget”, indica Peñalba.

“A través de esa experimentación de materiales, los niños van adquiriendo competencias musicales y competencias educativas de otros tipos y van comprendiendo también cómo funcionan los materiales en su globalidad”, un detalle importante en Educación Infantil.

La defensa de las pedagogías creativas, que se plasma en proyectos como éste, es una constante también en el trabajo diario con el alumnado de la Facultad de Educación. “Desde el punto de vista de la Educación Superior creo fundamental empezar a cambiar en esta mentalidad de lo que se considera educación”, defiende Peñalba, para quien en la sociedad actual “ya no podemos pedir que todos los niños estén cortados por el mismo patrón”, sino que es preciso desarrollar “una educación mucho más flexible“.

Si bien las pedagogías creativas llevan cuatro décadas de recorrido, con importante implantación en algunos países europeos, en España está comenzando a expandirse.

“Estas pedagogías plantean una Educación Musical mucho más abierta, no tan centrada en la reproducción sino en la creación, en la relación y la integración de todas las artes e incluso de otras áreas de conocimiento: crear desde la literatura, la plástica, a través del cuerpo o, incluso, desde propuestas STEAM, con ”a”. Es decir, no solamente científicas sino también artísticas, donde las ciencias y las artes puedan estar integradas”. Desde la Facultad, los alumnos diseñan proyectos educativos creativos inspirados en este tipo de pedagogías utilizando cuerpos sonoros, interviniendo en espacios como los patios escolares, etcétera.

Y lo más importante: cuando realizan sus prácticas en centros educativos de la provincia de Palencia, dejan su impronta compartiendo ideas y propuestas que, en algunos casos, se quedan para siempre en esas escuelas.

En el marco de los proyectos de innovación educativa vinculados con un Aula Modelo Experimental Inclusiva, el siguiente paso es colaborar con el proyecto de creación de un jardín terapéutico a propuesta de la Fundación INTRAS, bajo las directrices de la empresa especializada Palmlöf.

Personas con enfermedad mental serán las encargadas de diseñar un jardín terapéutico que se instalará en el Campus”, indica Peñalba. “Nuestra idea es invitar a diferentes colectivos a utilizarlo para diseñar actividades educativas con niños de centros escolares, pero también con el alumnado de Educación Social junto con personas mayores o con discapacidad”.

De esta manera, se garantiza, una vez más, el viaje de ida y vuelta de todo el conocimiento que se genera en el Campus de Palencia, tan relacionado con la sociedad en que se inserta.

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