Javier Requena estuvo toda la noche pendiente del caudal del barranco junto al que había estacionado su camión por indicación de la Guardia Civil. “Decidí no grabar más vídeos cuando, por la mañana, vi dos cuerpos flotando”
Con el susto todavía en el cuerpo, aunque ya en viaje de retorno, el camionero palentino Javier Requena relata a Palencia en la Red las horas de angustia que vivió en una zona muy cercana al barranco de Alzira, con su tráiler embolsado y sin posibilidad de salir durante horas. Una de las localidades que se han visto gravemente afectadas por la catástrofe de la pasada noche del martes en la Comunidad Valenciana.
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Teléfono en mano, Javier estuvo en contacto con su familia durante toda la noche, sin descanso, pendiente del aumento del caudal y de una fuerza absolutamente inusual de la lluvia y el viento. “Daban avisos en la radio… Pero una cosa es lo que decían y otra muy diferente lo que pasó de verdad”.
Un cielo que amenazaba, horas antes
Javier relata que llegó a la localidad valenciana hacia las 16:30 horas para descargar. Ya a esa hora, la lluvia caía con intensidad y anegaba algunos pasos y zonas de la carretera, como se ve en los primeros vídeos que grabó para informar a sus familiares. “Descargué en la fábrica y en ese momento cayó un tormentón, empezó a llover muchísimo pero después se detuvo”.
Tras cruzar por una zona anegada, se dispuso a trasladar el camión a otra parte de la ciudad para lavarlo, ya que había transportado alimentos. “Me paré hacia las seis de la tarde y un Guardia Civil me avisó de que tenía que moverme”, ya que había estacionado en una zona baja y, por tanto, inundable.
Javier movió su tráiler hacia la zona que le indicaron los agentes, a los que después se sumarían otros cuatro camiones. “Dos calles más arriba, un metro y medio más alto que el barranco”.
Pero “a las siete de la tarde empezó a diluviar como si no hubiera un mañana. Caían gotas gordas y, de pronto, descargaba de forma espectacular: era como que te tiraban un balde de agua encima, pero durante varios minutos. Después paraba de golpe durante dos o tres minutos”… Y otra vez lo mismo: esa descarga de agua “brutal”, acompañada de un viento “que movía la cabina del camión” como nunca antes había notado.
Durante esas horas, su teléfono no paraba de mostrar los mensajes de alerta de Protección Civil recomendando a la población que se refugiaran. Tarde para él, como para centenares de afectados que estaban atrapados en sus vehículos.
La lluvia intensa, que “no había visto en mi vida”, mantuvo esos ciclos de enormes descargas de agua hasta pasada la medianoche, comenta. “Después paró… Pero aún tenía que bajar todo el agua de la zona de las montañas”.
Desbordamiento en cuestión de minutos
Al igual que los ocupantes de los otros cuatro camiones, Javier estuvo pendiente toda la noche del caudal que bajaba por el barranco. “El canal que bordea Alzira tendrá ocho metros de ancho por entre tres y cuatro de alto. Lo normal es que lleve un cauce de medio metro de ancho y otro medio metro de profundidad, como mucho”, explica, ya que viaja hasta la localidad valenciana con frecuencia.
“Cuando crucé el polígono, el agua ya ocupaba toda la anchura del cauce y unos 3 metros de profundidad”, calcula. Pero tan solo media hora después de que cruzara el puente “se taparon los ojos y empezó a desbordarse por arriba y por los lados del puente”, anegando también todas las calles y avenidas aledañas.
El momento de dejar de grabar
“Un agente de Protección Civil se acercó a decirnos que vigiláramos el caudal: no podíamos salir de allí, los cinco camiones estábamos bloqueados”.
Durante toda la noche, Javier estuvo en comunicación con su mujer, grabando vídeos como los que ha cedido a Palencia en la Red. Hasta que, al amanecer, decidió que era suficiente. “Decidí que no grababa más porque vi dos cuerpos flotando en el barranco. La Guardia Civil y la UME los estaban sacando”, explica, todavía conmocionado.
Un amanecer que desvelaba también un paisaje desolador: “todo lleno de barro, anegado, los coches unos encima de otros, gente atrapada…”.
Ya bien entrada la mañana, logró salir con ayuda de Protección Civil y las fuerzas y cuerpos de seguridad. Pero tampoco fue fácil ponerse en ruta. “Había carreteras cortadas, retenciones, puentes bloqueados…”, indica.
Ya cerca de su hogar, en Palencia, cansado de las horas en vilo y la conmoción, solo tiene una palabra para describir lo vivido: “brutal”.