(Video y galería) Bienvenidos al presente: Shinova nos regaló “el tiempo que esperábamos” en el Palencia Sonora

La energía del quinteto vizcaíno y su enorme profesionalidad en el escenario fueron recibidos con un calor del público capaz, incluso, de alejar el nubarrón que amenazó la noche

Casi se mascó la tragedia: la lluvia intensa que comenzó a caer minutos antes del “tiempo que más esperábamos” de la noche del viernes de este Palencia Sonora 2024, el concierto de Shinova, hizo temer lo peor tanto a público como a organización. Pero a los vizcaínos no les asustan unas pocas gotas de agua.

Y a los fans, tampoco. Porque anoche, eran muchas las personas con pegatinas, carteles y, sobre todo, ilusión en la mirada por ver actuar en directo, nuevamente, a una de las bandas indie más queridas del panorama musical actual.

Paraguas, chubasqueros o simple calor humano para recibir a Gabriel de la Rosa, Daniel del Valle (de raíces palentinas), Erlantz Prieto, Ander Cabello y Joshua Froufe. Y así, tema a tema, la tormenta se alejó definitivamente.

Los Shinova salieron al escenario concentrados, desplegando sus alas en un concierto en el que Gabriel de la Rosa hablaba poco, al principio, pero se entregaba a través de los temas de su último trabajo, El Presente. Un disco que, pese a que lleva poco tiempo publicado, todo el mundo coreaba desde el césped del parque del Sotillo.

“Siempre he querido volver”, cantaba en su canción Gloria el líder de Shinova. Y saltaba. Porque después recordaba que a este festival regresaba anoche la banda vizcaína después de siete años, cuando su música apenas comenzaba a sonar al público indie. “El Palencia Sonora es un festival en el que nos sentimos como en casa”, confesaba después.

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Lobos, Ídolos, Si no es contigo, El Álbum, Berlín… Cada uno de los temas que se sucedían en el repertorio del quinteto era coreado como un gran éxito. No había silencios ni esperas al hit más famoso, como suele ser habitual en los festivales. Porque todo el mundo, desde los niños hasta los festivaleros más veteranos, entonaban las letras de Shinova como auténticos himnos de amor al momento presente, al vaivén de la vida que solo puede agarrarse en el instante, único e irrepetible.

Cuando llegó el momento del tema Qué casualidad, la intensidad subió, con un enorme despliegue de luces, graves, batería y energía compartida entre músicos y espectadores. Aunque los saltos de Gabi eran cada vez más alocados, el cantante no perdía en ningún momento el control de su voz y el dominio de los temas. Emoción contenida al servicio de una profesionalidad y rigor musical de la que el quinteto hace gala cuando se les pregunta el porqué de su éxito, que ha ido llegando escalonadamente fruto de su trabajo y del cariño de sus seguidores.

“Os aseguro que el momento que estamos viviendo hoy es inolvidable”, afirmaba Gabriel. Y se le notaba sincero cuando daba las gracias, “de corazón”, a público y equipo técnico, para a continuación brindar al público su regalo más especial: el tema Te debo una canción.

De todo menos intacta era la sonrisa de cada una de las personas que corearon la pieza final. Saltando, riendo, gesticulando, gritando. Hasta el momento en el que los Shinova se despidieron, reivindicando esa lección que emanan cada una de sus letras: “salud, suerte y bienvenidos al presente”.

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