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En unos pocos días acabamos otro año más y creo que siempre es bueno hacer un balance autocrítico a fin de poder mejorar en lo que cada uno puede, quiere o le dejan. Son días de reunirnos en familia, cenas de trabajo, brindar con una copa de cava con los miembros del equipo o del club, regalos de amigos/as invisibles entre la chavalería palentina… y seguir fomentando esos valores que son tan necesarios y pilares de este deporte.
Pero como decía al inicio, también son momentos de reflexión y ver las piedras que cada uno lleva en la mochila o las que le van echando.
Lejos de ser momentos de hacer familia o ser simplemente cordiales, se sigue mirando la matrícula de aquel que (según un punto de vista) te la ha jugado… y ¿qué pasa cuando se la juegas tú?
A menudo los rencores o envidias afloran y se implementan de modo sectario en algunos ámbitos deportivos, llegando a las categorías inferiores e infundando un odio por un rival que en muchas ocasiones casi ni conoce. No nos paramos a pensar que ese mismo chiguito/a puede acabar jugando en un club de esos al que tanto odiamos y hasta que nos quitamos la bufanda o la venda en los ojos, vemos otra realidad.
Es común la pataleta social del “no me hacen caso” y ¿qué haces tú para que te hagan caso? Es frecuente criticar sin saber lo que cuesta hacer las cosas o valorar lo que profesionales, gente altruista o amateur hace por este deporte y es cuando surgen las dudas de mails que se pierden en el camino, no se contestan, no se valoran publicaciones que no están obligadas a realizarse… Al final, cuanto más nos ayudemos y valoremos entre todos, mejor nos va a ir.
Mismamente yo no voy o hago cosas donde no tengo autorización para ello, ya sea por un motivo u otro, o donde la puedes tener y que no se valora. Basta con irse fuera de la provincia y ser la envidia de Castilla y León en la difusión del Deporte Base, ya que el espacio que dedican medios de comunicación profesionales es bastante amplio (radio, prensa escrita o televisión) y tener dos webs amateur en una misma ciudad es un lujo que no se valora lo suficiente.
No creo que nadie deje cerrada la puerta a nadie, la cuestión es llamar y tomarse un café, hay veces que se arreglan mejor las cosas sin seguir haciendo más grande la bola. No todo va a ser negativo y hay mucho positivo, debemos ser resilientes y saber crecer con los buenos y malos momentos.
Es bonito ver cómo varios chavales de diferentes clubs se saludan por la calle o hasta salen de fiesta juntos por ahí, esos amigos que se van haciendo por el camino y aunque ya no jueguen al baloncesto, verles animar desde la grada a sus antiguos compañeros.
Por la parte que me toca, solo puedo dar las gracias a todas las personas que os paráis a charlar conmigo, nos tomamos juntos un café, cuando nos escuchamos y nos contamos nuestras cosas, esas familias que te enseñan una foto mía en su fondo de pantalla del móvil, alguna chica que se repeina cuando voy a sacar fotos a su partido o el chico que quiere ser “la imagen de la jornada”.
Al final, como me dijo hace tiempo un buen amigo “lo que de verdad importa, son los pequeños grandes detalles”.
Solo puedo daros las gracias a todas esas personas por esos detalles y que, sabiendo o no, las cosas que me han ido pasando recientemente, sois capaces de sacarme una sonrisa o alguna que otra lagrimilla con un abrazo. Me soléis decir que os hago sentir importantes, pero vosotros/as con estos detalles, me lo hacéis sentir aún más a mí.
Gracias de todo corazón y Felices Fiestas.

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