La localidad palentina y su castillo se convierten en ejes históricos tras la firma del traspaso de Valladolid a Madrid de la capital del reino y en la concesión del mercado franco
Ampudia más barroca y castellana que nunca. La localidad palentina rememora y pone en valor, un año más, su pasado histórico y su relevancia nacional durante el reinado de Felipe III y su valido el Duque de Lerma, con el castillo de la villa como uno de los ejes principales y la concesión de mercado franco como agradecimiento.
La noble, histórica y leal villa palentina enmarca estas actividades en los festejos de San Miguel, titular de la parroquia y patrón del municipio, de la mano de dos jornadas de “ocio, asueto y divertimento”. Todo ello es posible gracias a la “importante colaboración vecinal, porque el pueblo se vuelca”, apunta a la Agencia Ical el presidente del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) ‘Villa de Ampudia’, Javier Adeva.
Explica que durante el reinado de Felipe III, su valido era el Duque de Lerma, el señor de las tierras de Ampudia, quien tenía contacto directo con su majestad. En el año 1601 se cambió la capital de España y pasó de Madrid a Valladolid, por lo que, al instalarse la corte en la capital del Pisuerga, el Duque de Lerma tenía la oportunidad cercana de desplazarse con el rey a Ampudia a disfrutar de cacerías y acciones de divertimento.
Todo cambió en enero 1606, y el castillo de Ampudia fue el escenario de la firma del tratado por el cual la capital del reino regresó a Madrid, todo ello tras llegar a una negociación entre la clase nombre y otras autoridades con el Duque de Lerma, afirman desde el CIT.
De esa forma, se realiza una recreación histórica de aquel momento, ya que Ampudia era “un centro neurálgico de comercio”. Tal es así que, en 1601 y a modo de agradecimiento, se concedió el permiso para organizar un mercado franco una vez al año y con una duración de diez días en las ferias de San Miguel, donde podían llegar mercaderes de toda Castilla y León a ofrecer sus productos.
Tradiciones y costumbres
Se trata de un afán en el que trabajan con dedicación y esmero los componentes del CIT en estrecha colaboración con el Ayuntamiento de la localidad, “conscientes del papel vital que juegan las costumbres y las tradiciones como motor básico e impulsor de la cultura y del movimiento turístico”.
Adeva pone en valor la importancia que ha cobrado el mercado en los últimos años, quien subraya que la fiesta se ha convertido en un “referente a nivel regional”, dado que son numerosas las personas que se acercan hasta el municipio durante todo el fin de semana”.
“Este año volvemos con más ganas que nunca, después de dos años de parón a causa de la pandemia”, recalca el presidente del Centro de Iniciativas Turísticas, quien reconoce que desempeña el papel de Felipe III. “Soy el rey por un día”, añade entre risas.
Y es que, la feria barroca y su mercado están catalogados como “uno de los mejores de su género”, por lo que se refuerzan las actividades y espectáculos temáticos en base al ámbito teatral de época, con la participación del Grupo de Teatro ‘La Hormiga’, de la localidad burgalesa de Lerma.