Monzón de Campos celebra este sábado su Condal, con la tradicional batalla nabal, que este año tendrá su réplica infantil
Dicen que en Monzón de Campos, allá en los tiempos remotos, llegaron representantes de los señores musulmanes a cobrar a sus habitantes las parias. Dicen que los de Monzón, que ya hace siglos apuntaban a abultos, se vinieron arriba. Dicen, que en vez de pagar los impuestos, hacer la declaración de la renta medieval y pasar por caja, se fueron a la caja, a la de los nabos, y despacharon el cupo invasor a nabazo limpio.
Dicen, dicen, dicen… y el caso es que desde hace ya varios lustros, esa historia es la base de una de las actividades y ya tradiciones más llamativas del verano palentino, en la que los nabos vuelan por los aires en busca del vecino, del visitante, de quien se atreva a tomar parte de la batalla nabal (con B) que se desarrolla a orillas del Carrión.
Punto álgido de una fiesta Condal en la que Monzón de Campos, rememora la importancia del Condado de Monzón que llegaba desde las montañas palentinas hasta el Califato de Córdoba -que tenía la linde en Portillo y al sur de Peñafiel- como parte del Reino de León.
Desde las 12 horas
Pero antes de que la comitiva condal se dirija al vado del Carrión junto al Río ya por la tarde, la localidad, de la mano del Centro de Iniciativas Turísticas del Bajo Carrión y Ucieza, se vestirá de mercado medieval desde las 12 horas, momento en el que también se desarrollarán talleres de artes medievales.
De forma paralela, para los más pequeños o para quienes no quieran arriesgarse a recibir el impacto de un tubérculo, en la plaza de Monzón se desarrollará una mini batalla nabal para chiguitos y chiguitas.
Y como en toda fiesta no puede faltar el vermuteo, la charanga Los Chiguitos amenizará el piscolabis medieval por los establecimientos del pueblo, hasta en las piscinas.
Por si el vermú se alarga, las actividades más allá de la apertura de los puestos de los mercados, no se reactivarán hasta las 19 horas, en un solemne acto en el que se nombrarán caballeros y damas que irán a representar al pueblo de Monzón ante la Hacienda mora y se encaminará acompañada de la improvisada soldadesca hacia el puente de Monzón.
Una representación que, si se llevara a cabo en la película Gladiator terminaría con el grito de A mi señal, nabo y fuego.
Pero en Monzón no suelen necesitar, tras años y años de batallas estivales, el grito para comenzar la batalla entre los que se encuentran en el río y los que disparan desde el puente. Por cierto, de nabos, nada, que no es temporada. Se suelen usar cachos de otros tubérculo, pero zurcen igual.
Y como toda batalla da hambre, a las 21 horas y ya con los puestos cerrados, habrá una salchichada solidaria. Todo para acabar, glosando las hazañas de la batalla a la vera de un fuego, el de un espectáculo que se desarrollará en la plaza Mayor junto con un concierto, a las 22 horas.
