La situación epidemiológica que vivimos ha obligado a muchos restaurantes y bares de la capital y provincia a reiventarse y, por lo tanto, a ofrecer reparto a domicilio
Una de bravas, un lechazo, un potaje, unas ensaladas, una tortilla de patatas… la comida rápida ha cambiado. Rápida porque llega a la mesa a toda velocidad, sobre ruedas. La situación epidemiológica que vivimos desde hace unos meses ha obligado a muchos restaurantes y bares a adaptarse. En tiempos en los que los clientes no pueden acercarse hasta la barra, y a veces ni siquiera a las terrazas, hay que buscar a esos clientes. Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña. En este caso, sobre ruedas.
Establecimientos señeros de la cocina y el tapeo de toda la provincia han dado el paso que hacía tiempo otros establecimientos, especialmente de grandes cadenas habían dado: el reparto a domicilio de comidas recién elaboradas. Llevar sus productos hacia los clientes, y con resultado satisfactorio, para los consumidores que optan por tomar lo de siempre, pero en su casa; y en cierta medida también para los propios restauradores. Porque aunque no les repercute tanto como el servicio en barra, al menos sirve para mantener la actividad.
De forma agrupada o individual los hosteleros palentinos han puesto en marcha iniciativas que van desde app para realizar encargos, a usar redes sociales para exponer sus cartas con el fin de que aquellos que no les conozcan puedan probar sus elaboraciones. Quienes no les conozcan, porque para quienes son clientes asiduos estas herramientas les han servido para tener la oportunidad de paladear lo que de otra forma no hubieran podido hacer. Calidad la de siempre pero con las medidas de seguridad necesarias. Y es que el reparto a domicilio de esos pequeños placeres de la vida ha ganado enteros. ¿Para quedarse? Pues al menos hasta que la situación epidemiológica siga, seguro. Más allá, habrá que ver la respuesta del público (siempre partidario de comerlo donde se hace y atendidos por la experiencia de los restauradores), para ver si la comida seguirá llegando a la mesa, sobre ruedas.