El presidente de la Fundación Aldaba-Proyecto Hombre de Valladolid, Luis Antonio Martínez; la directora general de la fundación, María Paz de la Puente, y la subdirectora de Programas, Ana Macías, presentan los datos de la Memoria 2023 de la Fundación Aldaba-Proyecto Hombre Valladolid. / ICAL

La entidad alerta de la “doble estigmatización” de la mujer, que “acude sola a pedir ayuda” frente al “respaldo” que recibe el hombre, y llama la atención sobre el aumento del uso inadecuado de las pantallas en menores

Un total de 4.370 personas se beneficiaron de la acción de la Fundación Aldaba-Proyecto Hombre Valladolid a lo largo de 2023, donde 2.673 fueron familias y menores y los 1.697 restantes se enmarcaron en adultos. Entre los programas destacados, se encuentran los tratamientos de adicciones, el servicio de atención integral para mujeres, la prevención de cara al ámbito juvenil, la violencia de género e igualdad, la reducción del uso de pantallas en menores de edad y la actuación en los centros penitenciarios de Valladolid y Palencia, la orientación laboral y la atención psiquiátrica.

Los datos fueron presentados por el presidente de la Fundación Aldaba-Proyecto Hombre de Valladolid, Luis Antonio Martínez; la directora general, María Paz de la Puente, y la subdirectora de Programas, Ana Macías, a través de la memoria ‘No dejar a nadie atrás’, del pasado año de la entidad. Todos ellos aprovecharon la celebración del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.

Luis Antonio Martínez agradeció que “se ayude a dar voz a los sin voz”, en un centro al que “llegan personas de toda condición y circunstancias”. Y llamó la atención sobre el “mal uso de las nuevas tecnologías en niños”, sobre las que pidió “tomarlas en serio en la sociedad”. Destacó que la Fundación trabaja con víctimas de agresiones sexuales, drogas y prostitución, y señaló que también con los hombres condenados por violencia de género “que quieren y necesitan rehacer sus vidas”. “Necesitamos apostar por la dignidad de las personas y donde las personas más vulnerables se puedan recuperar”, sostuvo.

Por su parte, María Paz de la Puente se refirió a varias reflexiones. En primer lugar, diferencial entre géneros y adultos y menores porque los tratamientos son diferentes. También pidió la regulación de las sustancias y animó a hablar de la violencia filioparental.

Por ello, apostó por “hablar de verdades incómodas”, algo que entendió que “cuesta mucho porque la drogodependencia tiene elementos de voluntariedad y de culpabilidad hacia la sociedad”. Algo que también ocurre con la violencia fillioparental, “porque va contra natura y es difícil que los padres hablen de ella”. “Algunas personas, cuando terminen tratamiento, nos dan todas las gracias del mundo pero a la vez nos piden que borremos todos sus datos”, comentó De la Puente.

Igualmente, señaló que el cannabis es la droga más consumida en el mundo y rechazó las posibilidades del fentanilo en España, que “son casi nulas”. De la Puente también destacó las diferencias de la perspectiva de género a la hora de los tratamientos, “porque hombres y mujeres consumen drogas por motivos distintos y tienen efectos metabólicos diferentes”. En este sentido, opinó que el hombre adulto acude casi siempre a pedir ayuda “respaldado, acompañado por la familia”, mientras que la mujer lo hace sola “en el cien por cien de los casos” porque “es excluida rápidamente de su entorno familiar y social”.

Perfiles diferentes

Ana Macías, por su parte, detalló que el perfil del consumidor varón es de 40 años, principalmente por consumo de cocaína. Cuando se analiza a la persona se constata que han probado otras drogas, pero la “problemática es la cocaína, acompañada del alcohol”, con el que se han iniciado a los 19 años y llevan una media de dos décadas de consumo. Además, cuentan con un nivel socioeconómico medio y con trabajo, y un tercio tiene problemas relacionados con la salud mental”. De hecho, han contado con tratamientos previos

En cuanto a las mujeres, es bastante distinto. Además de la “doble estigmatización”, que Macías achacó al “mandato de género que las atraviesa, con un nivel de vulnerabilidad mayor”, más de la mitad tiene problemas de salud mental. Acuden a los 42-43 años, también por cocaína, aunque consumen alcohol y psicofármacos (tres menores, mujeres, tratadas en 2023) y “suelen acudir solas por ese sentimiento de culpa”. “Han vivido la situación de consumo de forma más oculta. Las necesidades de consumo de ellas son los malestares por violencia de género, nido vacío… y encuentran en las drogas ese malestar”, comentó Macías, quien señaló que el nivel socioeconómico es “mucho más bajo, con trabajos precarios, asociados a los cuidados, porque han estado priorizando a la familia”.

Además, suelen acudir a estos programas derivadas de otras organizaciones y presentan situaciones de violencia de género o en la infancia en un porcentaje elevado. En este sentido, María Paz de la Puente instó a la Administración a jugar un papel más importante en este aspecto.

Con estas mujeres, continuó, el tratamiento “es diferencial”: “Generamos entornos de seguridad, ofrecemos espacios de apoyo, comprensión y una red entre las propias mujeres”, precisó Macías.

Código casa-Código calle

Ana Macías concretó un programa que desarrolla la Fundación con los jóvenes como objetivo, al que denominan ‘Código casa-Código calle’, porque los perfiles son “distintos dentro o fuera del hogar”. Así, de los menores iniciados en el consumo, un tercio son mujeres. En 2023 la Fundación trabajó con 146 menores, 101 chicos y 45 chicas. En un 75 por ciento de los casos la droga de referencia es el cannabis y su perfil está asociado a riesgos fuera de casa, como son fracaso escolar, relación con iguales que también consumen, multas por consumo en vía pública (los talleres de la Fundación conmutan e intentamos reconducir su situación).

Por contra, el código casa está vinculado al abuso de las pantallas y videojuegos, con el que han tratado 113 casos en Valladolid, más en varones. “No salen de casa, socializan a través de las pantallas, que es una puerta abierta a un montón de riesgos. Las familias piensan que si están en casa no la lían fuera”, apuntó Macías, quien informó que tienen de media entre 12 y 14 años y las familias sufren una situación “entre indefensión y resignación”. “Esto afecta a su alimentación y provoca un nivel de conflictividad altísimo”, justificó, para hablar de una “puerta oscura” que está detrás para “mercantilizar los datos de los menores por cuestiones económicas”.

Memoria 2023

En primer lugar, sobre el eje del tratamiento de las adicciones, se trató a 53 personas en la denominada comunidad terapéutica, un recurso residencial o semirresidencial de atención psicoterapéutica integral y continuada, situado en un entorno urbano, y que normalmente cuenta con procesos de mayor complejidad y duración.

Destaca la formación del equipo en el manejo de la violencia, la prevención del suicidio y la intervención en crisis. Y los progresos en la coordinación con el sistema sanitario, judicial, laboral, y formativo.

También se pusieron en marcha programas ambulatorios con perspectiva de género, donde se trabajó con 70 hombres en el Programa Alter y 31 mujeres en el Programa FRIDA. Con ello, el Centro de día incorpora espacios terapéuticos, programas estructurados, de objetivos intermedios, acompañamiento informal, formación, talleres.  En un horario amplio, las personas con problemas de drogodependencias asistieron a distintas actividades y grupos y, a su vez, se desarrollaron programas de tratamiento para dependencias con o sin sustancias con perspectiva de género.

Desde la entidad trasladaron que existen “altas prevalencias entre conductas adictivas y psicopatología”, por lo que 49 personas participaron en los itinerarios especializados para abordar dicha circunstancia de manera integral (36 hombres y 13 mujeres). Además, se incorporó el enfoque de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) centrándonos en el modelo de la Atención Centrada en lo Importante para la Persona.

Joven y prevención

En relación al Proyecto joven y prevención atendió a un global de 1.158 personas, de las que 787 atenciones se enmarcaron en la prevención universal y selectiva, 312 en la prevención indicada y 59 en la de violencia filioparental: EIRENE, dirigido en este último caso a familias y a sus hijos e hijas que presentan problemas de violencia filioparental.

Así, en la universal y selectiva se catalogaron aquellos en el ámbito familiar, escolar y comunitario, que ofrecen un espacio en el que los padres, madres y agentes educativos incrementan sus habilidades y estrategias para fortalecer su papel como referentes adecuados para los y las menores y se fortalecen los factores de protección frente al consumo de drogas y otras adicciones.

Se ofreció una respuesta de calidad a familias cuyos hijos e hijas presentan un consumo problemático de sustancias (principalmente tabaco, alcohol y cannabis) o trastornos del comportamiento ligados al uso de pantallas, junto a otros factores de riesgo.

El servicio de atención integral para mujer víctima de violencia de género y trastorno por uso de sustancias contó con ocho atendidas a través de un dispositivo residencial para la atención integral y el empoderamiento de estas mujeres y las personas dependientes a su cargo, desarrollado en coordinación con las redes de mujer, drogas y servicios sociales autonómicos y locales. Se trata de un servicio específico, en colaboración con la Junta, que constata la diferencia de la perspectiva de género. “Las cuestiones más terapéuticas y traumáticas deben trabajarse con sexos separados, aunque haya otras actividades en que se puedan mezclar”, sostuvo De la Puente.

De esa forma, en 2023 se han desarrollado los protocolos de acogida y gestión de documentación, mejorado la evaluación de los casos e impulsado la coordinación con los distintos dispositivos.

Penitenciario y laboral

También se puso en valor la intervención en centros penitenciarios, con 96 internos (84 hombres y 12 mujeres) en el de Valladolid y 79 hombres en el de La Moraleja, en Dueñas (Palencia).

Entre las acciones, destacan talleres de habilidades sociales, TRIAT, mindfulness, video fórum, prevención de recaías, autoestima, resolución de conflictos, trabajo emocional o taller de búsqueda empleo, que se suman a un total de 29 acompañamientos de permisos penitenciarios y 19 derivaciones de tratamientos.

Los programas PRIA-MA y Regener@r dependen de Instituciones Penitenciarias e intervención con agresores que han ejercido violencia de género y que han sido condenados a cumplir una medida penal alternativa, los cuales tienen un enfoque psicoterapéutico cognitivo-conductual que integra elementos de la perspectiva de género.

En el mismo se ha intervenido con 72 hombres en coordinación directa con el Centro Penitenciario de Villanubla y otros organismos asociados a este (Servicio de Gestión de Penas, Centro de Inserción Social).

Por otro lado, el Servicio de Orientación Laboral (SOL), con 120 personas, busco poner en marcha mecanismos para que las personas con mayores dificultades de acceso al empleo desarrollen competencias personales, sociales, formativas y laborales que les permitan situarse en mejores condiciones para acceder y mantener un empleo.

Además, se contó con una vivienda cedida por los Hermanos Capuchinos para impulsar la inserción de los usuarios y acompañar dicho tránsito, donde se alojaron tres personas con una estancia media de seis meses.

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