María Teresa Gonzalo, gerente de Óptica Saldaña
¿Cómo de importante es llevar a cabo revisiones oculares de manera periódica?
Las revisiones visuales periódicas son cruciales para mantener la salud visual. Detectar problemas de refracción como miopía o hipermetropía, junto con enfermedades oculares con anticipación, puede prevenir complicaciones graves.
La detección temprana de posibles signos de condiciones como el glaucoma, por ejemplo, es fundamental para derivar al paciente al Oftalmólogo que será el que establezca un diagnóstico para un tratamiento efectivo.
En este sentido la atención al paciente está apoyada en una colaboración imprescindible entre optometristas y oftalmólogos.
En una revisión ocular rutinaria ¿cuáles son las pruebas que se realizan?
De entrada, en la consulta se pregunta por los antecedentes médicos y familiares. También es imprescindible la biomicroscopía, que se realiza con lámpara de hendidura. En la biomicroscopía se explora el polo anterior del ojo, y también los párpados, la conjuntiva, la lágrima, la córnea y el cristalino, entre otras estructuras. En este momento, se puede detectar desde un ojo seco, hasta una catarata. Se observa también la retina y el nervio óptico. En la óptica durante esta exploración ya podemos detectar posibles signos o indicios de muchas patologías oculares, glaucoma, retinopatía diabética, lesiones maculares, patología del nervio óptico y retina, y siempre, insisto, derivar al Oftalmólogo que es el especialista médico que establece el diagnóstico correspondiente.
La siguiente prueba básica es la medición de la agudeza visual, tanto lejana como cercana. Es importante también explorar la motilidad ocular, tanto extrínseca (movimientos de los ojos y su correcto alineamiento) como intrínseca (reflejos pupilares para determinar cómo reaccionan las pupilas a la luz). También se mide la presión intraocular para comprobar que es correcta.
Además, en ÓPTICA SALDAÑA contamos con un retinógrafo no midriático para poder obtener mejores imágenes de fondo de ojo.
El trabajo de las ópticas está muy ligado a Atención Primaria…
Nuestra ayuda en Atención Primaria es muy importante dada la fluidez de colaboración entre nuestros dos gremios. Los optometristas muchas veces somos los primeros en evaluar al paciente en gabinete y siempre el examen tiene que ser exhaustivo en la exploración y detección de posibles signos o síntomas de patologías, pero el diagnóstico corresponde siempre al Oftalmólogo.
Además, en el caso de los niños es muy importante descubrir un posible problema visual porque en el caso de existir, podría influir en su aprendizaje… ¿Cuáles son los principales problemas oculares que presentan los niños?
La primera revisión para los niños es sin duda en su primera semana de vida. Esa evaluación estará destinada a descartar patologías que puedan afectar al desarrollo del bebé y no solo al desarrollo visual, sino también al desarrollo motor, educativo o social.
Un bebé que nace con, por ejemplo, una catarata congénita o una hipermetropía muy alta solo en uno de sus ojos, desarrollará una ambliopía (ojo vago) que tendrá consecuencias a todos los niveles. Al no ver con uno de sus ojos no tendrá estereopsis (visión en relieve) o ésta será deficiente, por lo que puede tener dificultad para calcular las distancias o la velocidad de los objetos.
Si eso pasa, podemos imaginar, por ejemplo, cómo se le darán los deportes de pelota. Además, su aprendizaje puede verse mermado por tener unas habilidades de lectura más lentas. Y, aún es más, si ese ojo llega a desviarse, las consecuencias estéticas y sociales pueden alterar su autoestima.
Una vez que se haya descartado una patología congénita, debemos asegurarnos que su sistema visual se está desarrollando con normalidad, y para eso debemos realizar revisiones visuales.
Lo ideal es realizar la primera evaluación a los 2 ó 3 meses de edad y posteriormente, y si todo va bien, al año del nacimiento. La periodicidad de revisiones aconsejada para los niños es anual.
Los niños en edad escolar y los adolescentes sin problemas de visión también es aconsejable cada 12-18 meses aunque todo haya salido bien en revisiones previas. Si ya hay una corrección visual, entonces anualmente.
Los niños, al contrario que los adultos, no suelen quejarse de problemas visuales, ya que no tienen la capacidad para poner palabras a lo que les ocurre y no pueden expresarlo. Esta dificultad en la comunicación hace que las revisiones se conviertan en esenciales para detectar cualquier problema de visión que les afecte.
Si hablamos de los pacientes adultos, hay casos en los que ciertas patologías oculares solo se detectan en una revisión…
Igual que nos sometemos a análisis clínicos para conocer el estado general de nuestro organismo, y para descubrir posibles patologías que no se detectan si no nos sometemos a una revisión médica, también, como hemos mencionado antes, en la salud visual existen patologías que no presentan signos o síntomas de otro tipo y solo se detectan en una revisión ocular.
Insisto de nuevo, en que el diagnóstico es facultad siempre del especialista clínico, pero sí que en una exploración se pueden detectar signos y síntomas que finalmente resulten en diagnósticos de patologías tales como glaucoma, retinopatía diabética, degeneración macular, retinitis pigmentaria, etc.
Junto con las condiciones refractivas mencionadas anteriormente, también podemos añadir, a partir de una edad, la presbicia que, por lo general, empieza a notarse entre los 40 y 45 años y continúa empeorando gradualmente hasta alrededor de los 65 años, momento en el cual es la lente la que ya prácticamente realiza la función total de enfoque en visión próxima.
También me gustaría hacer una mención especial aquí sobre las cataratas.
La mayoría de las cataratas (exceptuando otros motivos, las congénitas, por traumatismo, secundarias a alguna cirugía, etc.) se desarrollan por cambios normales en los ojos a medida que envejecemos.
La pérdida gradual de transparencia del cristalino (la “lente” del ojo) hace que éste se vaya opacificando gradualmente y el paciente experimente una pérdida progresiva de la visión. Para las personas que tienen cataratas, ver a través de cristalinos opacos es algo parecido a mirar a través de una ventana que esté escarchada o empañada.
Por lo tanto, es importante concienciar a la población de que no solo se deben realizar revisiones oculares si se notan cambios en la visión…
Efectivamente, es aconsejable que las revisiones oculares sean periódicas ya que como hemos visto, aunque no “notemos cambios”, hay algunos problemas oculares que pueden desarrollarse sin mostrar síntomas evidentes.
Cuando la afectación de la agudeza visual es gradual, la adaptación del cerebro a cambios sutiles puede variar de unas personas a otras. Algunas personas se “ajustarán” a estos cambios y los síntomas no les parecerán “tan evidentes”.
La visión se percibe de manera subjetiva, y factores como la edad, la atención a detalles visuales y la propia capacidad de comparar cambios, puede influir en notar estos cambios.
Es en estas revisiones periódicas donde los profesionales de la salud visual podemos detectar problemas que pueden pasar desapercibidos y así poder prevenir y manejar mejor las condiciones oculares de nuestros pacientes.
Pl. del Duque de Ahumada, 7
Saldaña
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