Editorial de Sergio Lozano de agosto 2023
Tras la última subida del Euribor, y ya van unas cuantas, me empiezo a preguntar si el Banco Central Europeo en esta ocasión se está equivocando en cómo luchar para frenar la inflación… A veces nuestros dirigentes, sobre todo los altos cargos, pierden tanto el contacto con la calle y con la realidad de la gente que sus medidas no son para nada efectivas. Se encuentran encerrados en su torre de marfil y a menudo toman decisiones que no son las más necesarias y acertadas para la coyuntura social que acontece en las economías de la “gente de a pie”.
Cuando oigo a Christine Lagarde, presidenta del BCE, que cobra 1.170€ al día (430.000€ al año) decir que es preciso volver a subir el Euribor para contener la inflación, pienso que una persona que gana en un día lo mismo que muchos españoles en un mes de duro trabajo… quizás está perdiendo la perspectiva de la realidad. Me empieza a recordar a algún dirigente nuestro que no sabían lo que costaba un café en un bar o una barra de pan…
“Cuando oigo a Christine Lagarde, presidenta del BCE, que cobra 1.170€ al día (430.000€ al año) decir que es preciso volver a subir el Euribor para contener la inflación, pienso que una persona que gana en un día lo mismo que muchos españoles en un mes de duro trabajo… quizás está perdiendo la perspectiva de la realidad”
En la Facultad de Económicas me enseñaron que para frenar el recalentamiento de la economía y el consumo desmedido y sin control (que provoca a medio plazo la subida de precios e inflación) es necesario subir los tipos de interés. Pero creo que ahora no es el caso, me explico: si bien es cierto que hace unos 20 años vivimos desde 2002 hasta 2008 una burbuja económica donde el boom inmobiliario propició una actividad económica desproporcionada, muchos españoles de clase media tenían dos e incluso tres viviendas, varios vehículos y un tren de vida muy por encima de las posibilidades reales que se deberían tener, todo ello propiciado por un sector bancario que daba hipotecas sin control ya que cualquier terreno o inmueble en pocos meses valía mucho más.
Recuerdo cómo alguna entidad me ofrecía el poder adquirir una vivienda con una hipoteca, no al 80% como ahora, sino al 100% de su valor e incluso me llegaron a sugerir comprar un inmueble, amueblarlo, cambiar de coche y hasta irme de vacaciones (tal cual os cuento) por comprar un piso, dado que me podrían dar el 120% de su valor… Pues bien, así nos fue.
Estaba claro que este “maná celestial” y esta locura llegaría a su fin y así ocurrió en 2008 con la recesión económica que comenzó cuando el mercado de la vivienda de Estados Unidos pasó de un auge a un colapso.
Grandes cantidades de valores respaldados por hipotecas y derivados cayeron en picado su valor, extendiéndose después a las economías globales. En ese contexto estaba claro que sí era bueno y necesario subir el Euribor para frenar esa locura general de gran parte de la sociedad que vivió muy por encima de lo que se debió vivir (incentivada por la Banca y sus préstamos rápidos y fáciles de conseguir).
Pero ahora mismo creo que en una sociedad, mayoritariamente mileurista como la nuestra, donde a duras penas una familia consigue llegar a fin de mes tras pagar el precio actual de los alimentos, la luz y combustibles, ropa, calzado y todo aquello básico y necesario para vivir en una casa que ha subido tanto… dudo mucho que exista un consumo desmedido por la gente que propicie una subida de los precios y, por ende, la dichosa inflación.
Lo que sí veo es que ha habido (y sigue habiendo) una especulación feroz y sin escrúpulos en bienes de consumo masivo e incluso de primera necesidad por parte de empresas que nos han metido en una dinámica muy peligrosa para nuestras maltrechas economías y creo que machacarnos más con la subida de nuestras hipotecas (al subir el Euribor) es precisamente lo que no necesita el español de a pie.
El Euribor ha pasado de ser cero en 2016, incluso negativo desde mediados de 2016 hasta 2022, a subir en poco más de un año hasta el 4,15, algo que está empezando a ahogar a muchas familias.
Si bien es cierto que tras la pandemia nuestra escala de valores, por lo general, ha cambiado, y casi todos preferimos vivir más el presente que privarnos y ahorrar, dado que nos hemos dado cuenta que estamos de paso y cualquier día podemos no estar…
En estos momentos crujir los bolsillos de millones de españoles medios con una subida del Euribor no es la solución, es más bien otro gran problema.