La exposición acoge diversos manuscritos, fotografías, libros, dibujos, y correspondencia, además de seis paneles, hasta el próximo 3 de septiembre
David Herrero
Puesta en valor del legado literario y vital. Ese es el objetivo de la exposición ‘Gabino-Alejandro Carriedo: Integridad y vanguardia’, que alberga el Centro Cultural Lecrác, que supone una revisión de la vida y la obra de este escritor, periodista y editor palentinos, de la mano de diversos manuscritos, fotografías, libros, dibujos, y correspondencia, además de seis paneles en los que seguir su particular trayectoria, los cuales podrán ser visitados hasta el próximo 3 de septiembre.
Dicha muestra está diseñada por la Fundación Jorge Guillén y la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua con la colaboración de la Junta y el Ayuntamiento de Palencia. Parte del material del archivo y de la biblioteca que la familia donó en 2001. Y es que, la muestra se programa coincidiendo con el centenario del nacimiento del escritor y periodista palentino Gabino-Alejandro Carriedo.
El palentino transcurre por la poesía española de la segunda mitad del siglo XX sin atender a propuestas clasificatorias, dado que en él se integran una serie de escuelas y facetas originales: regeneracionismo, tremendismo, postismo, realismo, realismo mágico, poesía de introspección.
Su labor de teórico y creador de revistas abre además el camino a una legión de poetas que transitarán por sus huellas. La apertura a la poesía española en el exilio y a la poesía en otras lenguas es fundamental para la historia de la literatura española.
Gabino-Alejandro Carriedo, (Palencia-1923, San Sebastián de los Reyes-1981) nació el 12 de diciembre de 1923, de madre santanderina y padre segoviano, en el seno de una familia numerosa y en un barrio humilde de Palencia. Se afilió a Falange Española de las SEU, en su organización juvenil, alentado por su hermano Pablo.
De esos momentos recuerda: “Para nosotros, los demasiado jóvenes o pequeños, la guerra vino a ser el suceso más importante de nuestra vida”. Sus primeros escarceos literarios fueron discursos de carácter político, pero empezaba ya a manifestar gran afición a la lectura, con predilección por los libros de versos.
“Los años del hambre”, como él los define, los pasa en la fábrica de Armas de Palencia, haciendo prácticas como tornero y consiguiendo el título de delineante industrial, faceta perceptible en muchos de sus escritos poéticos posteriores. En 1942 se enroló en la Marina, de la que se licenció por enfermedad en 1944.
Pasos en su vida
El ingreso en el Instituto Nacional de Previsión en 1945 abrió para Gabino-Alejandro una nueva etapa marcada por la pasión literaria. Comenzó a frecuentar tertulias, como la inaugurada en el bar La Reja en Palencia y que Gabino y un grupo de amigos, José María Fernández Nieto, Mariano del Mazo, Luis Martín Santos Andérica, Ricardo Cesteros, Félix Buisán Cítores y otros, bautizaron Peña Nubis.
En 1946, nació el primer número de la revista Nubis, de corta vida. Ese mismo año, publicó su primer libro de poesía, Poema de la condenación de Castilla. Se relacionó con los poetas de Espadaña (León) y Halcón (Valladolid). En el 48 se traslada a Madrid, donde tomará contacto con la segunda fase del movimiento postista, que se manifestó en gran parte de su obra. Vinculados a este movimiento, escribió el libro La Piña Sespera, en 1948, y, un año después, La flor del Humo, que se mantuvieron inéditos hasta 1980.
De esa forma, en 1950 fundó, junto con Federico Muelas y Ángel Crespo, la revista literaria ‘El pájaro de paja’, de corte postista, donde publican, además de sus creaciones, otras muchas de sus contemporáneos, además editó cuatro libros de una colección con el mismo nombre. En esta época, Carriedo y los otros dos fundadores se acercaron a una nueva corriente vanguardista, el realismo mágico.
En 1951 se matriculó en la Escuela Oficial de Periodismo. Un año después, publicó su segundo libro, en la colección de ‘El Pájaro de paja’, ‘Del mal, el menos’, sumo paradigma del realismo mágico. En 1953 dirigió el periódico ‘Hispanidad’, suplemento de ‘El Español’, que sirvió de prácticas a los alumnos de periodismo. Se graduó al siguiente, y abandonó su puesto en el Instituto Nacional de Previsión. Por esas fechas entró a trabajar con José Sánchez Castillo en ‘La Gaceta de la Construcción’ y en otra revista, ‘Tucán’, de índole similar.
Apareció por vez primera en una de las antologías anuales de poesía española de Aguilar. Federico-Carlos Sainz de Robles lo incluyó en su Historia y antología de la poesía española en lengua castellana del siglo XII al XX. Un año después, la revista ‘Bandarra’ de Oporto lo nombra su director en España. En 1959 publicó ‘Las Alas Cortadas’ y conoció a Joâo Cabral de Melo, máximo exponente de la generación brasileña de 1945, con quien mantuvo una imperecedera amistad, y a quien traduciría.
En 1960 se publicó el primer número de ‘Poesía de España’, revista que fundó con Ángel Crespo y que incluyó un suplemento, ‘Poesía del Mundo’, donde se publicaron importantes traducciones. La vida de esta revista duró hasta 1963, aunque, un año después, publicó su libro ‘El corazón en un puño’. Además, colaboró también en revistas extranjeras, como la francesa ‘Promesse’ o la portuguesa ‘Vértice’.
En 1963 publicó en la colección ‘Poesía de España’ su libro ‘Política agraria’, donde el compromiso social se manifiesta de una forma ya más clara junto con el libro ‘El corazón en un puño’. Un par de años después funda la revista ‘El Inmueble’, reflejo de su pasión por la arquitectura y el diseño, que se llamaría, posteriormente, ‘Forma nueva’.
En 1973 publicó ‘Los lados del cubo’, donde indagó en las posibilidades literarias de las artes plásticas. Siguió escribiendo en revistas y reeditando algunas de sus obras hasta el final de sus días.