Editorial de Sergio Lozano de julio 2023
Hay vivencias que todos deberíamos probar y experimentar alguna vez en la vida. Para mí una de ellas es, sin duda, realizar un tramo del Camino de Santiago. Cada uno la parte que pueda por su trabajo, condición física o su realidad diaria. Yo como buen autónomo me pude escapar sólo cinco días de mis quehaceres, pero creo que es lo ideal.
Pues bien, hace escasos días tuve la suerte de, fruto de una promesa con mi querida tía Angelines, poder acompañarla en esta experiencia única de recorrer cinco etapas del Camino Olvidado a Santiago, concretamente desde Aguilar de Campoo (Palencia) hasta Boñar (provincia de León).
Para mí ha sido un reto para el que me tuve que preparar física y mentalmente con el fin de poder abordarlo y, sobre todo, para saber disfrutarlo.
Son casi 150 kilómetros de subidas, bajadas y largas rectas rodeados de naturaleza en estado puro, recorriendo hayedos, robledales, en la compañía de arroyos, montañas, vegetación y flora, rocas y un singular trazado de vías estrechas del tren (La Robla León-Bilbao), que jugaba caprichosamente y nos rodeaba por arriba, por abajo, derecha, izquierda o incluso cruzándose por nuestra senda establecida.
Nunca olvidaré la infinidad de aves y pequeños pájaros que nos deleitaban con sus cánticos y trinos desde el alba. Me sorprendió la cantidad de mariposas coloridas que nos seguían y acompañaban, especialmente unas naranjas y negras que literalmente nos escoltaban. Igualmente pudimos disfrutar de la compañía y las miradas ingenuas de terneras, caballos, y numerosos canes. Uno (Lazy), muy despierto y vivaracho, nos acompañó durante cuatro km desde Taranilla.
Para alguien que nunca ha recorrido andando un tramo del Camino Olvidado es una lucha interna con tu cuerpo y tu mente, en la que debes aprender a sufrir y dominar tus sentimientos.
Para mí ha sido un auténtico aprendizaje, lo primero debes salir y abandonar tu zona de confort, aprendes lo poco que un ser humano necesita para vivir y ser feliz o plenamente realizado, dado que sales con una mochila a tus espaldas donde tienes que meter todo lo estrictamente necesario para vivir cinco intensos días, midiendo y valorando muy mucho el no llevar ni un gramo de más para no morir en el intento. Pensad que unos minutos se aguanta bien el peso, pero en jornadas de seis, siete e incluso hasta 11 horas, como fue el caso de alguna, cualquier peso extra te machaca la espalda y revienta los pies en un duro día de calor y sol.
Durante esas jornadas maratonianas de camino te da tiempo a pensar en muchas personas, situaciones pasadas y te ayuda a tomar decisiones en tus retos futuros. Eres tú, contigo mismo. Os aseguro que consigues conocerte mucho mejor y ver con claridad quién y qué quieres realmente en la vida, es un auténtico viaje a tu interior… os sorprenderá.
El Camino Olvidado es un recorrido intimista hacia el pasado que te ayuda a ver con más claridad el futuro. Por este camino primigenio iban allá por el siglo IX al XIII numerosos peregrinos y transeúntes desde Bilbao a Villafranca del Bierzo, incluso hay tramos donde se aprecia el antiguo paso de las legiones romanas. Existen también vestigios de antiguas necrópolis.
Por suerte (o por desgracia) apenas pasan peregrinos por él (al menos este pasado mes de junio), por lo que es ideal para un retiro interior o espiritual. Y al cruzar los pequeños pueblos aprovechas cualquier lugareño para poder hablar e intercambiar impresiones, os aseguro que hay gente maravillosa como la entrañable y generosa Ángeles, de Traspeña de la Peña, quien nos abrió su fantástica casa de par en par repleta de frutas y verduras, o los acogedores y cercanos Lourdes y Blas, en San Pedro de Cansoles, que nos invitaron en su salón a una fresca cerveza, aceitunas y unas ricas patatas fritas que tras una larga caminata bajo el sol te saben a gloria y es la mejor recompensa posible.
Os aseguro que recorrer el Camino Olvidado a Santiago te permite descubrir rincones únicos y con encanto, a ti mismo, y te ayuda a valorar las pequeñas cosas, incluso creo que te hace más respetuoso y mejor persona.
¡Gracias por todo Camino Olvidado a Santiago, prometo volver!
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