Nido de avispa asiática.

Agricultura dispuso en 2022 de un centenar de ubicaciones con captura de velutina, un 25% más que el año anterior

La avispa asiática no deja de expandirse por Castilla y León. La velutina, que llegó hace ya unos años de China, ha sido capturada ya en zonas de la Meseta zamorana y Tierras Altas de Soria, áreas donde hasta el pasado año no se había visto. Pero sobre todo, donde hace estragos entre los apicultores y ha consolidado sus poblaciones es en toda la línea horizontal de la Cordillera Cantábrica, así como El Bierzo y Sanabria, zonas donde todos los años estos insectos entran en las trampas instaladas por los propios profesionales del sector y por los agentes medioambientales de la Junta.

Por primera vez, en otoño de 2022, época del año donde este insecto ya se ha desarrollado y son seres adultos, ha sido vista y capturada en zonas de Meseta. La vicepresidenta de la Asociación de Apicultores de Burgos (Asapibur), Yolanda Martínez, recuerda en declaraciones a la Agencia Ical que “esto ya lo advirtieron” sus colegas franceses, uno de los primeros países europeos que sufrió a este insecto invasor. Allí también comenzaron por zonas altas y luego llegaron a las planicies.

Cerco al avispón asiático en Castilla y León.

“Nos dejaron claro que se adaptan al medio. Mucho mejor que las abejas, que son más sencillas”, comenta Martínez, quien vaticina que 2023 “va a ser un año de muchos nidos”, ya que la primavera ha sido “buena para ellas, porque no ha llovido y la temperatura ha sido buena y se ha desarrollado en gran parte”.

Martínez cuenta con una explotación apícola en Las Merindades, en Espinosa de los Monteros, una zona donde la velutina ya está muy asentada y cuenta con el espinoso honor de ser la primera provincia que registró daños por su presencia hace ya varios años. De hecho, del centenar de trampas en las que el año pasado se capturaron avispas asiáticas, alrededor del 60 por ciento estaban en la provincia de Burgos, con presencia importante también en el norte de Palencia y León, así como El Bierzo y Sanabria, comarcas donde el insecto ha asentado su hogar.

Convivir

Pero se expande, y eso obliga, explica Martínez, a “convivir con ella”. “No queda otra, si no queremos cerrar”, explica la apicultura, quien admite que en estos momentos del año “no está haciendo daño” y es a partir de septiembre cuando los nidos tienen ya “un volumen de velutina considerable”. Primero empiezan con el nido primario y ahora se encuentran al inicio del nido secundario, en el que aún tienen que “poner larvas y no hay avispa suficiente”. Pero todo hace indicar que en septiembre “habrá muchas”, razón por la que en otoño las capturas siempre son mayores que en primavera.

La Consejería de Agricultura dispuso en 2022 de un centenar de ubicaciones que lograron capturar al menos alguna vez avispa velutina. Es una cifra un 25 por ciento superior al año anterior, cuando fueron 81, pero muy alejada de las 41 de 2016, cuando empezaron los registros. En estos últimos siete años se han anotado 554 trampas positivas, es decir, que en algún momento del año habían capturado al insecto.

Para alcanzar este objetivo, pues ahora mismo no existe otro tratamiento contra la avispa asiática, se colocaron el pasado año, entre primavera y otoño, 317 trampas en la Comunidad, la mayor parte, obviamente, en Burgos, con una tercera parte (107); otras 85 en León y 60 en Palencia. 33 más se colocaron en Zamora, provincia que, además de Sanabria, se empieza a preocupar por la captura, por primera vez, en su zona de Meseta.

“No es el principal problema”

Pero Yolanda Martínez advierte: “A pesar de ello, la velutina no es el principal problema del sector. Hay otros más serios”. Se refiere a la varroa, un parásito que puede destruir las colmenas, algo que ocurre generalmente durante el invierno. “Nos está haciendo estragos y no hay tratamiento para ella. Lo poco que tenemos no es eficaz porque ha cogido resistencia y tenemos que hacer entre cuatro y cinco tratamientos al año”, critica Martínez, quien reclama más medios para la investigación de este ácaro y de las abejas en general.

El verano pasado, tan caluroso, fue muy pródigo para la varroa, que produjo en los siguientes meses una mortandad en la provincia de Burgos de entre el 25 y el 75 por ciento. “Esto ha llevado a muchos profesionales a dejar la actividad”, lamenta.

También se queja de otros problemas como las “malas prácticas de trashumancia” y del encarecimiento del alimento de las abejas, más caro que la miel que se importa procedente de terceros países, principalmente a través de Portugal, pero que es “de mala calidad y no sale rentable”. Con este escenario, los profesionales que deciden mantenerse en el sector tienen que partir las colmenas y “hacerlas nuevas, con nuevas reinas”. “Lo único bueno y por lo que nos mantenemos en pie: que España sigue teniendo una calidad de miel excelente, pero por lo demás, cada vez lo tenemos peor”, concluye Martínez a Ical.

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