fiesta joven detenido

En las últimas jornadas la Policía Local de Palencia ha tenido que intervenir en varias zonas de la ciudad debido a los ruidos nocturnos causados desde fiestas a taladros percutores

¡Aquí, aquí, aquí no hay quien viva, aquí no, aquí no. Uhhh! Una de las series míticas de la televisión española, precursora mucho menos gamberra de La que se avecina, fue Aquí no hay quien viva. Una especie de 13 rue del Percebe en la que en cada piso había unos inquilinos con unas rarezas dignas de estudio y en la que se analizaban los problemas de convivencia entre vecinos. Problemas que hacían llamar en ocasiones a la Policía. “Movida, movida”, que diría Marisa.

Como en los últimas jornadas en Palencia. Pero no por el aquí no hay quien viva, sino por el aquí no hay quien descanse y duerma. El último caso, esta pasada madrugada a eso de la una de la madrugada cuando varios vecinos de la avenida de Madrid alertaron a la Policía de las molestias que estaban sufriendo. La causa de las mismas era una pareja de trabajadores que a esas horas estaban usando un taladro percutor en la estación de servicio del Centro Comercial Las Huertas. “Que no son horas”, advertiría Concha.

Comprobada que el motivo de las quejas era cierto, los agentes procedieron a denunciar a los dos trabajadores “al no disponer de licencia para trabajo en horario nocturno”. Ante esta circunstancia, los operarios no tuvieron otra opción que cejar en su trabajo, pudiendo los vecinos volver a conciliar el sueño. “Pero ¿quién se puede levantar a estas horas? A parte de Iñaki Gabilondo”, reflexionaría Mauri.

Fiestas el fin de semana

Y si en este caso la convivencia en la ciudad fue rota por el trabajo de unos, durante el pasado fin de semana lo fue en varias ocasiones por el ocio de otros.

En la madrugada del sábado pasado, a las 3 horas, los agentes acudieron a un local en la avenida de Castilla a causa de las quejas de los vecinos por los ruidos que venían del mismo. Personados los agentes, comprobaron que las molestias eran reales, debido a una fiesta que se estaba celebrando. Debido a esto, se realizaron varias denuncias por las molestias, así como por desobediencia. Como diría Mariano: “Ahora tienes la sensación de que se te viene el mundo encima, pero verás cómo mañana te levantas mucho peor”.

A la madrugada siguiente, a las 4 de la madrugada, las quejas por el ruido fueron para un establecimiento de la calle Alfonso VIII. Allí los agentes de la Policía Local de Palencia comprobaron los ruidos y denunciaron al propietario del establecimiento. Algo a lo que Juan Cuesta respondería con su: “Queridos convecinos, ¡qué follón!”

El último incidente de este tipo durante el pasado fin de semana fue en la madrugada del lunes, donde un morador de la calle Santa María avisa de la música y las voces que se producen en una vivienda y que le impiden el descanso. La actuación de los agentes se saldó con una denuncia para el causante de las molestias y con, a partir de entonces, la posibilidad de dormir para el denunciante. “Un poquito de por favor”: Emilio, el portero, dixit.

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