Los cerros del Otero y San Juanillo son lugares plagados de historia. Estas son algunas de las curiosidades que lo hacen todavía más atractivo
1. El más antiguo
Como seguro que ya sabes, El Cristo del Otero es el cristo más alto de España, con una altura de 21,02 metros. Ocupa el 17º lugar en la lista de los más altos del mundo. Y es «casi» el más antiguo.
El de Guanajuato en México fue inaugurado en 1921, pero se dinamitó en 1928 para ser reconstruido en 1950, así que técnicamente es el primero. Se inauguró en 1931 unos meses antes de su homólogo el Cristo Redentor de Río de Janeiro, con el que está hermanado.
2. Ocho meses
Pesa 392 toneladas y se construyó en solo 8 meses. Su autor, Victorio Macho (1887-1966), está enterrado en la cripta de la ermita Santa María del Otero, excavada a los pies de la talla.
3. Brazos abiertos
La primera maqueta, de 1927, mostraba a Jesús con los brazos abiertos. Era una estructura de hormigón armado recubierta de azulejos, bronce, marfil y mármol azul. A pesar del interés generado, se recibieron críticas que a punto estuvieron de echar al traste el proyecto, hasta que el obispo Parrado y Jerónimo Arroyo le dan un impulso, aunque el presupuesto se rebaja hasta las 100.000 pesetas de entonces.
4. Los monstruos de los cerros
El área de los cerros de San Juanillo y El Otero, declarado BIC en 2018, tiene una gran leyenda e historia detrás, más allá de esta escultura: resulta que fue uno de los yacimientos paleontológicos más importantes de la Península Ibérica.
El «mar de Castilla» arrojó aquí decenas de restos sorprendentes, como las tortugas gigantes del Mioceno (hace 15 millones de años) que aparecieron en el año 1921, tan solo seis años antes de que el Obispo Parrado y el célebre arquitecto Jerónimo Arroyo le encargaran a Victorio Macho construir el monumento.
En los yacimientos de esta zona se encontraron fósiles de tortugas, pero también macromamíferos de especies de lagomorfos, rinocerontes, équidos, cérvidos y un largo ecétera, además de oogonios (fósiles vegetales). Restos que hoy son custodiados por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.
Además, han aparecido restos arqueológicos de las épocas vaccea y romana y se cree que solo es la punta del iceberg.
5. Suelo valioso
Por este motivo, el cerro fue declarado Lugar de Interés Geológico por el Instituto Geológico y Minero de España en 2019.
6. La fiesta perdida
La festividad propia del Cristo del Otero se celebraba el 14 de septiembre, festividad de la Santa Cruz. Una rogativa que desapareció a mediados del siglo XX.
7. La Armada Invencible
En 1588, los palentinos hicieron una procesión para rogar al Cristo del Otero (entonces una talla en su ermita, claro) con la intención de pedir por la Armada Invencible.
Fue el primer descendimiento de la imagen del Otero y así surgió la procesión del Santo Rosario del Dolor, que se celebra aún en nuestros días en Semana Santa.
8. Los dos Toribios, que terminaron siendo uno
Dos «Toribios» se entremezclan en la leyenda de este lugar. Por un lado, el obispo Toribio de Astorga de mediados del siglo V, y el monje palentino Toribio, anacoreta del siglo VI. No está claro cuál de los dos fue el apedreado por los palentinos cuando predicó intentando erradicar la doctrina priscilianista.
El caso es que se refugió en las cuevas del cerro y, justo despúes, el río Carrión se desbordó e inundó la ciudad. Cuando los palentinos regresaron para pedir perdón, la lluvia cesó, y así nació el Voto de Villa que celebramos este mes.
El vínculo de estos Toribios continúa, porque el monje palentino emigró a las montañas cántabras para fundar un cenobio. Ante la invasión musulmana del 711, allí se trasladaron los restos del otro Toribio de Astorga y el fragmento de la Cruz de Cristo que éste poseía, traído de Jerusalén.
Y así surge el Monasterio de Santo Toribio de Liébana y su Lignum Crucis que lo convierte en lugar santo de peregrinación junto a Jerusalén y Roma.
9. Casas rupestres
Las casas rupestres o casas-cueva de su cerro hermano, el de San Juanillo, estuvieron habitadas hasta mediados del siglo XX. También allí había una ermita rupestre, que se sumaba a las dos que tiene el Otero: la de Santo Toribio y la de Santa María.
10. Cadáveres
Ermitas que, por cierto, eran tan ricas que atraían de vez en cuando a los ladrones. Como aquel que en 1469 degolló al ermitaño, su mujer y sus hijas, una de las leyendas más escabrosas vinculadas a esta zona, que ha protagonizado ya varios especiales de Iker Jiménez.
Si quieres aprender más datos curiosos sobre esta parte de la ciudad, te recomendamos los vídeos de las Jornadas Divulgativas ‘‘El Cristo del Otero de Palencia y El Cristo Redentor de Rio de Janeiro’’, en el canal de YouTube de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Palencia.