El norte de la provincia palentina es una zona de especial incidencia ante temporales, por lo que las máquinas quitanieves se convierten en un servicio esencial para garantizar la seguridad y la movilidad
David Herrero / ICAL
Una especie de avanzadilla. “La mayoría de veces no ha pasado nadie por la carretera tras una nevada y está todo blanco. No hay cunetas ni referencias y la visibilidad, en ocasiones, no es buena”. Ante temporales invernales, los copos se convierten en un peligro y un problema para los usuarios de la red viaria, donde las máquinas quitanieves actúan como un servicio esencial para garantizar la seguridad y el desplazamiento de conductores, vecinos y trabajadores, enmarcado en el dispositivo de vialidad invernal.
Miguel Romero, natural de Velilla del Río Carrión, es conductor de una de las 13 quitanieves pertenecientes a la conservación contratada por la Junta de Castilla y León para sus carreteras en la provincia de Palencia, quien señala en declaraciones a la Agencia Ical que se trata de una labor peligrosa y muy cambiante debido a las inclemencias meteorológicas.
Tras cargar el depósito del camión de sal en un silo, Romero se pone en marcha en la ruta asignada tras cinco años subido a un camión, prácticamente normal, al que le han incorporado una cuña, en la parte delantera, y un equipo de sal, en la parte trasera, para esparcir el fundente mientras se limpia la vía, al reconocer que la Ruta de los Pantanos (P-210) o el Puerto de Piedrasluengas (CL-626) se erigen como zonas de actuación complicadas.
Carreteras principales
Desgrana que cuenta con dos ordenadores con los que se controla la cuña delantera y el fundente, una atención que se suma a la conducción, el tráfico y la climatología. En primer lugar, se limpian las carreteras principales, por lo que se comienza por el eje de la vía en ambas direcciones y se retira la nieve hacia la derecha, aunque la cuchilla puede variar la posición en cuestión del espesor existente.
De esa forma, se hace una pasada por sentido, aunque se puede volver a incidir si la nieve está helada o centrarse en las líneas laterales de la carretera. Y es que, cada zona y momento condiciona el servicio, porque la “nieve es muy cambiante”, situación que no evita que las quitanieves se afanen en su labor, porque la nieve “es peligrosa y hay que quitarla”, recalca.
Ante las comunes quejas de algunos ciudadanos por la falta de acción de las quitanieves, comenta que, en la mayoría de los casos, ya se ha realizado varias pasadas en aquellos lugares donde puede haber más problemas, pero hay veces que no es suficiente si sigue cayendo nieve y la meteorología es adversa.
“Hacemos una buena labor, porque entonces no se podría circular. El trabajo es continuo, porque con una pasada no se hace nada”, afirma el operario, quien traslada que la presencia de fauna dificulta todavía más la labor, con vacas, caballos o venados obstaculizando el paso atraídos por la sal, al ser frecuente ver imágenes de animales lamiendo los restos en el asfalto.
Civismo y precaución
Miguel Romero puntualiza a Ical que los conductores deberían tener más precaución y no confiarse tanto con la nieve para evitar sustos y accidentes, además de facilitar el trabajo de los servicios esenciales, porque la ayuda a vehículos que se han quedado tirados se convierte en una tarea complicada, añade.
A lo largo de su recorrido se encuentran con múltiples sucesos, por lo que también socorren a conductores que se han salido de la vía y comprueban la existencia de daños humanos o materiales. “Si es cosa de poco se empuja el coche, pero para situaciones más graves o difíciles deben llamar a la grúa, porque existe riesgo para la propia quitanieves o que se produzcan más daños al vehículo particular”.
En ese sentido, pide respeto para las máquinas que trabajan, porque algunos conductores “las respetan muy poco”. Debido a la posición de la cuña, las máquinas necesitan tener los focos de luz en la parte superior, los cuales pueden deslumbrar a los conductores, pero son necesarias.
“Otras veces no se apartan los vehículos y te tienes que orillar”. Para adelantar a un turismo que circula delante de la quitanieves, lo recomendable y más seguro es que se coloque a la izquierda, porque, de caso contrario, la nieve que limpie va a golpear al vehículo tras superarle. “La gente no lo llega a ver, pero todos los días tenemos problemas por la falta de civismo”, incluso con la presencia de ciclistas en la carretera en pleno temporal, comenta.
Coordinación
Ante una previsión de nevadas, la coordinación a la hora de establecer un dispositivo para atajar la situación es clave. Por ello, la jefa de la conservación contratada por la Junta para la provincia de Palencia, Patricia Tejada, explica a la Agencia Ical que, en la jornada previa, se reúnen con el responsable de la sección para planificar el número de quitanieves que van a prestar servicio en las áreas de su competencia, dado que se comienza a trabajar a partir de las 06 horas y se prolongan hasta las 22 horas.
En días en los que hay alertas en toda la provincia, se ponen en marcha la totalidad de los 13 quitanieves operativos que, según sus bases, se ubican tres en la capital, dos en Saldaña, cuatro en Guardo y otros cuatro más en Cervera de Pisuerga. A mayores, se suman tres fresadoras, lo que engloba a 30 trabajadores en diferentes tareas de conservación.
A esto se suma la contrata que la Junta tiene para la A-231 que engloba a las provincias de Palencia, León y Burgos.
El servicio de vigilancia de la Junta informa del estado de las diversas carreteras y de los niveles de cada una, donde hay una comunicación fluida con la emisora para poder atajar cada situación y desplazarse a los puntos en los que sea más urgente la limpieza viaria.
Detalla que las máquinas quitanieves trabajan en la totalidad de la provincia y no se limitan a la zona en la que se encuentra su base, por lo que actúan en los 1.500 kilómetros palentinos competencia de la Junta y se desplazan según la incidencia. Además, se cuenta con un teléfono que está en servicio las 24 horas del día para movilizar los medios necesarios en ese caso, añade Patricia Tejada.