Representación del Auto del Nacimiento de Nuestro Señor, de Gómez Manrique. /Brágimo (ICAL)

Obra de Gómez Manrique, es considerada como la primera obra teatral escrita en castellano de autor conocido

David Herrero / ICAL

Como el famoso anuncio del turrón, el ‘Auto del Nacimiento de Nuestro Señor’, de Gómez Manrique, también vuelve por Navidad, bajo la protección del Convento de la Consolación de Calabazanos durante este fin de semana, en la localidad palentina de Villamuriel de Cerrato. Está considerado como la primera obra teatral escrita en castellano de autor conocido. Ayer se hicieron los dos primeros pases de este año. Esta tarde, a las 17:30 y 19:30 horas, tendrán lugar los dos últimos.

El escritor palentino, natural de la localidad de Amusco, escribió la obra entre 1458 y 1468, solicitada por su hermana doña María, vicaria del Convento de la Consolación de Calabazanos, en principio para ser representada el día de Nochebuena en el interior de la iglesia por las propias religiosas.

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Representación del Auto del Nacimiento de Nuestro Señor, de Gómez Manrique. /Brágimo (ICAL)

No ha cesado desde entonces, ya que la obra se representa de manera ininterrumpida desde hace más de 500 años en el convento de forma ininterrumpida, lo que posibilita que sea la representación teatral continuada más antigua del mundo, de la mano de las grupos palentinos ‘Cachivache’, ‘Cigarral’ y ‘A ninguna parte’.

Entre los principales elementos a destacar de esta pieza, además de ser la primera obra teatral escrita en castellano de autor conocido, es que no se centran en poemas sueltos, dado que los personajes dialogan entre ellos. Como temática, los arcángeles cuentan a la Virgen y San José que van a tener un niño, además de ofrecer la adoración de los pastores.

Como momentos esenciales, unos ángeles, representados por chavales de cinco años, presentan al niño Jesús todos los elementos de la Pasión, donde la representación concluye con el canto de un villancico castellano.

De esa forma, se trata de un conjunto que posiciona al auto como la máxima representación de la sensibilidad religiosa de la época y se anticipa como pionera de las grandes obras religiosas del Renacimiento.

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