“Para que haya más alegría y entusiasmo que sufrimiento en la vida, el psicoanálisis puede ser una gran ayuda”, asegura este psicólogo-psicoanalista cuya consulta se ubica en la Plaza de la Inmaculada (tlf: 613 044 666)
Como usted bien dice, el primer paso para solucionar los problemas es hablar de ellos. ¿Ahí radica parte de la fórmula para poder sentirnos bien con nosotros mismos?
Sin duda. Aquello que no se nombra, de lo que no se habla, tiende a repetirse. El tipo de psicoterapia que yo practico se basa en el principio de que la palabra cura. Y esto se ve de muchas maneras: para empezar, contar a otra persona lo que nos hace sufrir, nos preocupa o nos angustia ya produce, por lo general, cierto alivio. Pero no basta con eso. No es lo mismo contarle tus problemas a un familiar o una amiga que a un profesional. La escucha del terapeuta, si es bueno, será distinta y sus intervenciones permitirán una mejor comprensión y abordaje de aquello que nos tiene mal.
¿Cómo una persona sabe si debe acudir a un psicoanalista?
Cuando tiene un problema que no es capaz de arreglar con su voluntad. Pongo un ejemplo: cada mañana, cuando me despierto, soy incapaz de levantarme; no encuentro la motivación, me siento mal. He leído libros de autoayuda, trato de tener pensamientos positivos, se lo he contado a mis amigos, me han dado consejos que he aplicado y nada, sigo igual. Entonces tengo que ir a un psicoanalista: ¿por qué no puedo levantarme? Incluso ¿por qué sí? ¿Cuál es el sentido de mi vida? Quizá no tenga, o no me gusta nada el que tengo, y la forma de solucionar mi problema sea cambiar eso. Otro ejemplo: no tengo pareja pero sí quiero. Me descargué Tinder, salgo de fiesta, intento gustar a las chicas, sin embargo ninguna me da bola. Quizás inconscientemente las estoy espantando con ciertas actitudes de las cuales no me doy cuenta, o quizás aunque explícitamente digo que quiero en el fondo me da terror estar en pareja; puede que me sienta presionado por mi familia para tener hijos y entonces son ellos lo que quieren que esté en pareja, no yo. De todas estas cuestiones se ocupa el psicoanálisis, que es un método específico dentro del campo de la psicoterapia.
Da la opción de poder realizar consultas presenciales y on line. ¿Se consigue el mismo efecto en el paciente elija la opción que elija?
En principio, sí. Como digo, lo importante es la palabra, lo que se habla en sesión. Por tanto, no es determinante si la sesión tiene lugar en un consultorio, por teléfono o por videollamada de Skype. Ambas opciones, presencial y on line, son igual de eficaces, aunque hay personas que por motivos particulares se sienten más cómodas con una u otra. Por ejemplo, hay quien prefiere no ser visto porque tiene dificultades con su imagen corporal y está más cómodo en llamada sin cámara; otras personas no tienen suficiente intimidad en su casa y necesitan sí o sí venir a la consulta.
La pandemia, el confinamiento, en definitiva, el impacto Covid, ha afectado a la salud mental. ¿Se ha notado un aumento en la demanda de tratamientos psicológicos?
Sí, de hecho es algo que se ha comprobado estadísticamente. Ha aumentado considerablemente el número de consultas tanto en la sanidad pública como en la práctica privada. Y creo que es algo que ha venido para quedarse. Los profesionales, usuarios y pacientes se van dando cuenta de que la medicación no es la solución mágica para todo, y cada vez hay más demanda de psicoterapia. Desde hace algunos años se viene hablando mucho de psicología y salud mental en los medios, así que el tabú que existía va desapareciendo. Sobre todo entre los jóvenes, ya no es ninguna vergüenza acudir al psicólogo sino que incluso es algo que se dice con orgullo, y me parece muy bien. Para acudir al psicólogo hay que ser valiente y tener ganas de cambiar las cosas, de hacer algo diferente con la vida que a uno le tocó. En Buenos Aires, donde viví estos últimos años, la gente presume de que va al psicoanalista y habla de ello abiertamente. Ojalá eso llegue aquí también. Los palentinos tenemos fama de serios y parcos en palabras, pero por dentro nuestros problemas son iguales a los de cualquiera: sufrimos por amor, nos peleamos con nuestros padres, tenemos sueños frustrados y otros por cumplir, y, en definitiva, intentamos vivir lo mejor que podemos. Para que en ese tránsito haya más de alegría y entusiasmo que de sufrimiento, el psicoanálisis puede ser una gran ayuda.
-Publicidad-