Susurros del alma era el título del primer EP que editó la artista palentina Alba Wayra en 2019, como premio a un certamen celebrado el año anterior. Toda una declaración de intenciones para una artista que logra colarse en lo más profundo de quien la escucha para acariciarle el corazón
Su apellido artístico, wayra, es la palabra quechua que designa al viento. Con el viento de su voz y la magia de su guitarra o su teclado, esta artista se basta para remover las emociones de su público.
Tal vez por eso, a pesar de su breve trayectoria, ha participado en actos tan singulares como la gala de entrega de la Medalla de Oro de la ciudad a la Junta Provincial de Palencia de la Asociación Española Contra el Cáncer, o la jornada anual de la oenegé palentina Puentes ONGD, además de multitud de conciertos allá donde la llaman, como el ciclo ‘Siete pecados musicales’ el pasado verano.
La clave de esa enigmática capacidad, quizá, sea su interés por la ‘música-medicina’. «Es un género que tiene mucha vida en Latinoamérica y su objetivo principal es sanar a través de la música. Más que en generar espectáculo, pone el foco en remover eso que puede estar ahí dentro y ponerlo en su sitio, hacerle espacio», nos cuenta.
Fue aquel certamen quien puso a Alba García (en su DNI) ante la necesidad de componer, después de exitosos conciertos y vídeos como cover. «Hacía versiones y me gustaba tocar, pero solo tenía un tema propio. Verme ante la tesitura de componer fue una bendición, porque fue la puerta de entrada para descubrir que el mundo de la composición es especial, pues te permite hablar de ti y de las personas que tienes cerca».
Un aprendizaje que le ha ayudado a crecer y descubrirse a sí misma. «Desde entonces ha habido muchos cambios en mí, siento que mi música es un reflejo muy fiel de cómo estoy por dentro. Vas evolucionando a partir de aquello que vas aprendiendo, del grado en que aceptas quién eres».
«Me gusta compartir en los conciertos porque observo que hay evolución en lo que canto: hay más verdad». Alba Wayra
Confiesa que le encanta, además, compartir lo que descubre a través de los conciertos o los ensayos, «porque veo en mí una evolución. No tanto en la parte técnica como en la seguridad que tengo sobre lo que canto. Hay más verdad».
Alba Wayra se enfrenta a la soledad del escenario acompañada tan solo por su guitarra o su teclado y la delicadeza de su voz. Sin embargo, no se define como una cantautora al uso. «No importa tanto que lo hayas compuesto tú u otra persona, porque la música es universal, para todos.
Todos tenemos un camino, superamos pruebas, tenemos la vida ahí, sosteniéndonos. Da igual que te escuchen personas de diferentes ideologías o condiciones, porque el camino lo atravesamos todos. Todos tenemos un niño herido en el interior, y también sentimos que hay algo fuerte brillando dentro».
Su enfoque como artista está influido por su perfil profesional y proyecto de vida, ya que está terminando Educación Social y formándose como terapeuta en terapia transpersonal. En su trayectoria, destaca la huella que le dejó su paso por Santiago de Compostela, «un regalo, porque supuso el espacio donde conocerte y descubrir de dónde vienes».
Fue en la capital cultural gallega donde grabó los temas que iban a configurar su próximo disco, aunque finalmente ha decidido compartirlos a través de las plataformas y las redes sociales. «He ido sintiendo que iba a ser la mejor opción y las voy compartiendo poco a poco», indica, mientras confirma su interés por cantar en directo allá donde la reclamen.