Jorge Colino es actualmente profesor y director del coro de la AMGu en Guardo, una organización que ha demostrado en cuantiosas ocasiones cómo la cultura puede convertirse en revulsivo para todo un territorio. El ejemplo de Colino va en la misma línea: desde jovencito ha fundado y dirigido numerosas agrupaciones corales de la provincia. Conjuntos que quizá después se han sabido emancipar, tras sembrar en sus integrantes la semilla del gusto por la música y el arte.
Y es que, para él, formar un coro y enseñar a cantar e interpretar partituras a sus cantores es un proceso de «doble canal»: por un lado, les permite disfrutar de una habilidad artística que anteriormente no cultivaban y conocer un repertorio que quizás ignoraban.
Pero por otra parte, las personas que empiezan el aprendizaje musical se convierten en el mejor público para todos esos conciertos a los que desearán ir después. Aprenden, usando el término que le gusta a Jorge, a «paladear» ese concierto. «Y eso es algo que AMGu trabaja muy bien», como se ha demostrado en los últimos años, con la construcción de un auditorio y cine que llena todas sus propuestas y con la inclusión de su público en los Abonos de Proximidad de la OSCyL.
El cantor de coro no solo practica la música, sino que se convierte en un público que sabe paladear la belleza
Dirigir un coro es una tarea muy difícil en tiempos de pandemia. Jorge lleva meses estudiando sobre la peligrosa emisión de aerosoles al cantar para ponerle todos los remedios posibles. Y la realidad es que han podido conjugar los ensayos sin brotes, como ha ocurrido también en otras especialidades de la escuela de AMGu en Guardo. Incluso, parte de los cantores participan en los mismos desde casa, por videoconferencia. Imaginación para compensar la renuncia a algo tan bonito como cantar en comunidad. Y es que, según lo entiende este músico palentino, el ser humano está hecho para admirar la belleza y para socializar en torno a ella.