En el corazón del Cerrato palentino se encuentra Antigüedad: remanso de paz y silencio que sólo rompen las campanadas de su reloj parroquial. Para sentarse en su Atrio, bajo la tupida sombra de los castaños, y escuchar cómo parlamentan los mayores del lugar. Qué no habrá oído La Flora desde su pedestal de columna-fuente.
Para correr tras El Birria, todo colorido con su traje arlequinado, en el Domingo de Carnaval, o degustar unos caracoles cuando llegan San Marcos.
Antigüedad para emocionarse oyendo los cánticos de los hombres en las frías noches de Semana Santa. Para poner a prueba la hospitalidad de sus gentes bailando una jota ante la Virgen de Garón en Septiembre, compartiendo las viandas junto a la fuente.
Antigüedad, para hacer senderismo y contemplar el azul del cielo tumbado sobre la hierba, dejándose llevar por el rumor de los chopos y el sonido de las esquilas de las ovejas. Y degustar su miel de plantas aromáticas, o entrar en sus panaderías y no saber qué variedad de pan comprar o qué dulces probar ante la abundante oferta.
Hay un lugar donde experimentar nuevas sensaciones y recobrar todos los sentidos. ¿Donde? En Antigüedad.
ORIGEN
Asentada a ambos márgenes del Valdegarón, la teoría sotiene el orígen mozárabe de Antigüedad sirve para explicar la razón de llamarse así, ya que los mozárabes, cuando dedicaban una iglesia a Santa María de la Asunción, la denominaban de la Antigua, por ser esta advocación de la Virgen la más antigua. De donde se tomaría la Antigua como sinónimo de la Asunción y el poblado pasaría a denominarse por el nombre de la iglesia, Antigua.