Los palentinos descorchan la sidra ante un conjunto asturiano que solo entregó la cuchara muy al final del último cuarto (90-78)

Estadísticas del partido

Tenía la misión el Súper Agropal Palencia de reincorporarse a la competición tras el parón por las ventanas, con una victoria. Y pese a las bajas que sufría, con algunos jugadores  clave lejos (sobre el papel) de estar al 100%, lo logró ante un Oviedo que le puso las cosas complicadas. Mucho más en el partido de ida en Pumarín. Aunque, usando el argot sidrero, al final los locales se espicharon (sirvieron, escanciaron) una victoria, la decimosexta.

El inicial del Súper Agropal fue el clásico con la entrada al tres de Pablo Hernández, acompañando a Oroz, Borg, Vaulet y Krutwig.

Intercambio de triples en los dos primeras jugadas. Borg para los morados, Verplancken para los oventenses.  Dos jugadas por el interior para cada uno. Parecía que los dos estaban tentando sus opciones.

Estiró un poco el marcador el Palencia con un 2+1 de Vaulet y un triple de Hernández para marcharse 13-7 gracias también al trabajo atrás, anegando los ataques asturianos. Un mate de Krutwig en segunda oportunidad obligó a Javier Rodríguez a pedir su primer tiempo muerto con 15-7 en el marcador.

Dos malas jugadas del Palencia, una con pérdida de balón, permitieron a los del Principado contrarrestar la ventaja para  colocarse a 4. Los visitantes ajustaban  también ahora mejor las defensas bloqueando el juego de Krutwig, único referente palentino en la pintura. Dio Guil entrada a Dimitrov, Kunkel y a Chema a falta de tres minutos para el final del cuarto. Y el dentro-fuera para abrirle hueco al americano surtió efecto: primer triple de Kunkel.

A falta de un minuto se vivió una de esas jugadas que en otro momento hubieran desesperado. Hasta tres tiros de tres intentó el Palencia en la una única posesión que finalmente acabó parando el juego y dándole el balón dentro a Chema que sacó la falta.

Al final del cuarto, 23-15 merced al triple sobre la bocina de Wintering.

Segundo cuarto.

Con la caraja salió el Palencia al segundo cuarto, dejando comerse la merienda con tiros locos, individualistas y con unas defensas que no pudieron con el tiro exterior del Oviedo. 23-23 en dos minutos de juego. A recomponer el equipo. Vaulet y Borg a cancha.

Se puso el Oviedo por delante tras tiro de Langarita, máximo anotador de los visitantes en ese momentos.

No le entraba nada al Palencia. Ni una canasta en casi cinco minutos de juego. Hasta que Vaulet, al  contraataque sacó un 2+1 que completó para dejar una  desventaja de solo un punto 26-27 a 5’22. El problema es que los palentinos tampoco cerraban el rebote, dejando segundas oportunidades a los de Pumarín.

En esos momentos, en los que las canastas costaban un potosí, las gradas pusieron de lo suyo para mantener al equipo que acababa de lograr el empate a 29 a falta de 4 minutos para el descanso.

En defensa era una lucha constante por los rebotes. Se notaba la falta de Kamba o de un jugador reboteador.

Juampi se estaban convirtiendo en el referente. El que luchaba todos los balones en ataque. El que encaraba a la canasta aún con el rival apretándole las tuercas. Era la tabla de salvación de un Súper Agropal Palencia fallón. 14 puntos del argentino para colocar tres arriba ahora a los morados a falta de menos de dos para irse al vestuario. 33-30.

Al descanso tras una jugada de paciencia, fallos y el acierto de Vaulet desde el 6,75, marcador favorable para los locales: 39-33.

Tercer cuarto.

Valuet salió como se había marchado, machacando al Oviedo. Cinco puntos en dos ataques. A él iban todos los balones. Era, con sus 22 puntos, la ‘santina’ de los palentinos. A él se encomendaban.

Con esfuerzo, lucha titánica, el Palencia fue abriendo hueco. Wintering no estaba siendo el jugador definitorio. Tenía prisa, lanzaba, a veces bien posicionado y liberado, pero no entraban. Otras… su afán por encontrar canasta le dieron un 2+1 lanzando una mandarina a la remanguillé.

A raíz de esa acierto, el Súper Agropal cogió aire para irse 13 arriba con un robo de balón y el segundo triple de Kunkel. 61-48 a con dos minutos aún por jugar de cuarto, que terminó con un 63-51 favorable a los morados.

Último cuarto.

Con un intercambio  de golpes desde el juego exterior arrancó el cuarto. Con tiros, más que con juego bajo el aro. Hasta Oroz se sumó a la batalla de lanzamientos, con final feliz.

Habían demarrado los palentinos para colocar el 74-57 hasta el parón, cuando se averió  el marcador de posesión de la canasta en la que atacaba el Oviedo. Hubo que sacar el de reserva, de los de pie de pista.

Una reanudación loca por ambas partes. Ni se atacaba ni se defendía como se debía. A la carrera, sin los sistemas. Bronca de Guil para reconducir a los suyos, que comenzaron a buscar mas el juego colectivo, las puertas de atrás, los cortes.

Eso sí, en defensa no eran tan rocosos, concediendo tiros francos y faltas a veces no tan necesarias. Y los visitantes se acercaron a 13 puntos con aún 4’25 por jugar. Tiempo muerto de Guil, para llamar a la cuadrilla y marcar las pautas para poder descorchar la sidra al final del partido.

No le funcionó la reunión, porque los visitantes se colocaron a 7 puntos porque, como en el segundo cuarto, los morados se apagaron en ataque, otra vez por tratar de ganar a la desesperada, aún estando por delante en el marcador.

Con cambios de balonmano mantuvo la intensidad el Palencia y con el acierto postrero de Kunkel, a quien no le quema el balón. 13 arriba para los de Guil con un minuto por jugar.

Al final del partido, 90-78 y decimosexta victoria del Palencia ante un Oviedo que luchó mucho más que en Pumarín. Como ejemplo, que forzaron a Krutwig a cometer cinco faltas.

Entre los palentinos, el máximo anotador, Juampi Vaulet, con 27 puntos anotados. También el argentino fue el mejor del partido con 35 de valoración.

Siguiente partido, el sábado próximo ante el Valladolid en la capital pucelana.

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