Columna de opinión de la periodista y guía turística Naide Nóbrega
Por cada dos palentinos que dicen que “por aquí no hay nada” siempre hay diez que defienden esta P con todas las armas que posee. Y que no nos digan que algún sitio del mundo es mejor que éste, ¡porque no lo es!
El arma del palentino Martín Fernández Rojo es la palabra.
Nacido bajo la mágica luz de Reinoso de Cerrato, Martín es profesor emérito de la UVa y doctor en Pedagogía. Ha sido profesor universitario 30 años. Ha ejecutado innumerables trabajos voluntarios, con una vocación social que siempre ha acompañado a su vena docente. Es cerrateño. Es palentino. Es poeta. Es de Reinoso, uno de nuestros encantadores pueblos que tantas veces pasa desapercibido al turista general. Y quizá ahí resida parte de su magia.
Reinoso es un sitio pequeñín y gigante. Un rincón de naturaleza exuberante. Una Y invertida. Un triángulo rural de posibilidades. Este sitio que encanta a quien lo visita. Si son pocos, y es verdad, son privilegiados.
Hace unos meses conocí en la Oficina de Turismo de Palencia a un baluarte de la vida de Reinoso, Charly Benito, un castellano peleón nato que lleva circulando entre sus glóbulos rojos y blancos innumerables glóbulos morados.
Miembro de la actuante Asociación Amigos de Reinoso, Charly y Martín -el poeta- llevan un blog muy interesante sobre las actualidades de su pueblo: www.reinosodecerrato.blogspot.com, web que os invito a consultar cuando tengáis la intención de conocer un lindo lugar, con una población permanente tan pequeña como inmensa. Gente de ganas. Gente de alma abierta. Gente palentina que hace acontecer y mira muy lejos, a punto de hermanar su pueblo con el de San José de los Reynoso, en México.
Charly fue a la Oficina para dejarnos algunos folletos sobre las muchas rutas de naturaleza que nos ofrece Reinoso. Pero, sin darse cuenta, también nos dejó su sonrisa, su fuerza y su palentinismo catalizador. Días después nos visitó su paisano Martín, palabra impresa en manos. Me regaló el libro El Cerrato Palentino Verso a Verso, con 50 poesías suyas dedicadas a 44 poblaciones cerrateñas y fotos de su amigo Charly. Una oda al Cerrato, a Palencia y a la escritura.
Charly y Martín. ¡Qué dos! Si uno me ha inspirado por su incansable lucha de vivir su Cerrato y promocionarlo, el otro (para siempre gran maestro) me regaló una clase de vida plena. Una visión personal y colectiva sobre amar y compartir.
Aprovechamos la inauguración del Mirador de la Vega del Pisuerga y fuimos en familia a Reinoso. Mientras una niña jugaba en los nuevos columpios, la adolescente leía su libro en un banco y mi marido coqueteaba con el paisaje, yo me senté con las mejores vistas al río y me puse a leer uno de los poemas de El Cerrato Palentino Verso a Verso. Justo uno que decía “Reinoso de Cerrato: un grito a barbecho abierto”.
Así como me pasó en los demás apartados de la obra, he podido tocar la historia, las gentes y los suelos de allí. He podido viajar desde el pasado remoto al desafiante día de hoy. He podido entender lo que ha sido aquel lugar, lo que es ahora mismo y lo que puede llegar a ser.
Como bien dice el autor en el texto introductorio del libro, aprendí “qué es el Cerrato, qué aventuras se han cocido en sus tierras, cómo cantan sus pájaros, qué vientos soplan en sus páramos, qué reyes, qué nobles, qué monjes dirigieron su destino, qué campesinos sufrieron, qué pestes lo asolaron, qué canciones lo enaltecieron, qué patrimonio, qué cultura, qué tradiciones, qué vocabulario, qué trigales, qué llanuras, qué cerros, qué, qué…”
Los qués que me explicó el reinosero ilustre e ilustrado en las páginas de su libro.
Los qués que me tocaran el alma, lanza de esperanza avasalladora, como la nube azul clarita que en aquel fin de tarde incidía entre las nubes grises del inicio del otoño.
Aquella tarde, mis innumerables glóbulos morados desataron a correr por los valles y páramos de esta tierra.
Gracias, Martín Fernández Rojo. Me encantaría saber amar y escribir como tú.
Gracias, Charly. Os encuentro en Reinoso.
