Cartel anunciador del inicio del tramo, con el mástil huérfano de la cámara y el dispositivo de control.

Desde hace varios meses el radar de tramo está inutilizado por la ausencia de uno de los dispositivos

Para la RAE, el término fantasma tiene varias acepciones. Entre ellas, “amenaza de un riesgo inminente o temor de que sobrevenga”. Puede ser el fantasma de una multa.

Un fantasma que da miedo. Y el miedo da mucho poder. Como Santiago Posteguillo pone en boca de Quinto Fabio Máximo en la novela Africanus, “el miedo en la gente, hábilmente gestionado, puede darte el poder absoluto”. Un poder que no tiene que ser despótico, negativo. En este caso, un radar, un radar fantasma, dando miedo por las multas, tiene el poder de hacer que los conductores, la mayoría, se atenga a los límites de velocidad. Por su seguridad y la de los demás, ojalá. Por las multas, también me vale.

Pero como fantasma que es, el radar en cuestión es, a día de hoy, siguiendo a la RAE, la “imagen de un objeto que queda impresa en la fantasía”, pero no en la realidad.

Hablo del radar de tramo de la CL-615, la carretera que une Palencia con Guardo pasando por Carrión y Saldaña. Más concretamente en el radar de tramo ubicado entre Carrión y Renedo de la Vega. Porque ese radar es un fantasma. No existe.

Al menos desde la pasada primavera uno de los dispositivos de control no otea la carretera desde lo alto de su mástil. Y aún así, su fantasma, su “visión quimérica como la que se da en los sueños o en las figuraciones de la imaginación” (la RAE dixit), mantiene a raya a la mayoría de los conductores, dado que, por fortuna, muy pocos superan las velocidades máximas medias de 90 km/h a las que está sujeta la vía.

Pero ¿hasta cuándo la visión fantasmagórica del radar seguirá diciendo tentenecio a los conductores? Porque la seguridad de los usuarios de la vía depende de su responsabilidad, obviamente, pero también de las acciones que las administraciones lleven a cabo para procurarla. Y si al sistema de control del tramo entre Carrión y Renedo le falta un dispositivo, no podrá saber cuándo salen y entran los vehículos, establecer su velocidad media y multar a los infractores. Y cuando corra el boca a boca de que un infractor no ha sido multado a pesar de superar la media… ¿qué ocurrirá?

A nadie le gusta que le llegue una multa, pero tampoco velar a un ser querido porque él mismo u otro se pasó con el acelerador.

Y si algo han demostrado las rayas verdes y los radares de tramo de la CL-615 y la CL-613 es que salvan vidas. Que han reducido los accidentes mortales.

Seis años de brotes verdes con las rayas verdes en Palencia

Así que, ahora que ya nos hemos acostumbrado a tener las rayas verdes, a circular, por monótona que sea, a la velocidad convenida para esa vía, no estaría de más que la administración que sea competente en esta materia haga que el fantasma de ese radar no siga tentando a su ficticio poder y vuelva a manifestarse en la realidad y controlando. El miedo real puede ser maravilloso.

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