Isaac Serna y Jesús M. Fernández lideran a sus vecinos para reivindicar y embellecer entre todos Palacios del Alcor con elementos como una fuente-dragón, la recreación de un batán o un paseo de la fama
¿Puede tener vida un pueblo con apenas tres personas viviendo todo los días del año? ¿Puede sentirse bonito, querido, bello, importante?
Depende de pueblos, claro está, pero por supuesto que sí. Porque el sentimiento de pertenencia va más allá del número de vecinos que guardan el fortín de lunes a viernes. Va en ellos, en los perennes, pero también en quienes aún visitándolo una vez al año se sienten orgullosos de tener una habitación en una casa -la de sus padres, abuelos, tíos o amigos- en un pueblo que consideran suyo.
En Palacios del Alcor, una localidad de la provincia de Palencia a mitad de camino entre Amusco y Astudillo (municipio al que pertenece), y en el que la tierra aún se pisa al salir en algunas calles, la plaza del pueblo se rescató hace apenas unos años de la broza y los cascotes. Como en el anuncio de Ikea en el que tras un regalo, el protagonista cambió la decoración de toda la casa, en Palacios se han puesto manos a la obra para sentirse importantes, bellos, queridos por ellos mismos. A no dejarse.
Dos ‘canalizadores’
En esa siempre complicada misión de luchar contra el imperio de la desidia, dos comuneros han levantado los ánimos del resto de habitantes/visitantes/veraneantes de Palacios, unidos ya de por sí en una noble causa canalizada por la Asociación de Amigos de Palacios del Alcor: Reivindicar Palacios del Alcor y embellecerlo. Poner los focos sobre esta localidad a la vera del arroyo de Fuentepalacios y atravesada por una carretera que hace más de 15 años que no recorre el coche de Google.
“Estamos un poco locos, pero cuando un pueblo te sigue…” explica de forma meridianamente clara Isaac Serna, uno de los dos capitanes, junto con Jesús ‘Mari’ Fernández, que enardecen con sus ideas al colectivo.
En los últimos años han liberado la plaza del secuestro de la maleza y el tiempo; han levantado un rollo jurisdiccional que no desentonaría en el Parque Güel, han creado murales en las paredes del pueblo, un paseo de la fama con los nombres de los vecinos que son y que fueron… Ideas y dirección de obra ejercidas generalmente por ellos, pero con mano de obra de los vecinos y veraneantes.
“Nos podemos poner a trabajar y al rato ya tenemos a vecinos echando una mano, a la hora aparece una vecina con una tortilla”, apunta Serna. Y así con los que preparan la masa, con los que pintan, los que acarrean material. Mano de obra, más que barata, gratis, pero voluntariosa.
Palacios del Alcor, cuando la ilusión de los vecinos se transforma en arte
Este año, en primavera presentaron varios proyectos a la Asociación de Amigos de Palacios del Alcor, que es quien en buena medida, con alguna aportación del Ayuntamiento de Astudillo, corre con los gastos de las actuaciones sufragados por sus socios. “Aprovechando la recuperación de la plaza, la creación del paseo de la fama y que teníamos agua, se planteó hacer una fuente, realizar una réplica de un antiguo batán que había en Palacios y crear un reloj solar”, enumera Serna.
Proyectos que recibieron, como no podía ser de otra forma, el visto bueno y en julio comenzaron los trabajos comunitarios. El reloj solar contó con la cooperación de la Asociación Astronómica Palentina.
Más complicado fue levantar el batán que ha sido competencia del ‘ejército’ liderado por Jesús Mari Fernández. “Es lo que más nos ha costado. El peso de las bigas de madera…”. Pero con la ayuda de los vecinos, ya está totalmente operativo para emular al que en su día Palacios alquilaba a los pueblos vecinos.
Pero si hay un elemento que llama la atención es la fuente que se ha convertido en el centro de la plaza. “Al principio iba a ser una fuente en el lateral. Para beber. Pero nos fuimos liando la manta a la cabeza”, apunta Serna haciendo referencia también a ‘Mari’ Fernández, con quien, como si fuera la República Romana, comparte el consulado.
Será porque se iba a estrenar la segunda temporada de la Casa del Dragón o por seguimiento de la ciencia ficción de los cabecillas, que al final nació un dragón. “Pero podría haber sido un dragón como podría haber sido un león”.
Con los mimbres y las cimbras preparadas y el apoyo de los vecinos de Palacios el dragón fue poco a poco tomando forma, color y erigiéndose como defensor del agua, un bien escaso en la localidad. Por ello, como señala Serna, “hemos puesto un pulsador para que no se desperdicie el agua”.
Un agua que sale por la boca del animal mitológico, aunque esta preparado para que exista una cascada. “Para eso necesitaríamos electricidad, unas placas, para que una bomba, unas horas al día pueda hacer recircular el agua”, como se puede ver en los videos, pero está el tema del dinero.
Un ‘A Huebra’ en toda regla, pese a que en Palacios no han tenido este año acceso a este programa de la Diputación.
Interectivas
Unas obras que además de embellecer el pueblo sin interactivas: En el reloj solar, el gnomon o varilla es cada persona que se coloque en el punto señalado para el mes en el que se encuentra.
El batán, aunque está preparado para funcionar con el siempre escaso bien del agua, se mueve perfectamente de forma manual, y se puede ver cómo los mazos golpean al girar la rueda.
Y en la fuente, el pulsador hace correr el agua, tanto a la vista de los 150 vecinos del verano como de los 3 o 4 habitantes permanentes. Un recordatorio de que para que la vida fluya, hace falta un poco de implicación. Y en Palacios del Alcor, la hay.
Cuantos que aprender de la implicación de las personas de Palacios. Contra viento y marea así siguen, siendo df los pueblos más se movilizan de la provincia.
Esto sí q es ” querer a tu pueblo”. ENHORABUENA
Ojalá el ayuntamiento de Astudillo supera ver el potencial de Palacios que junto con el patrimonio de Astudillo serían un referente turístico en la provincia, generador de empleo y de futuro. Basta con usar la inteligencia y la buena voluntad.
Como demuestran las personas de Palacios, juntos somos mejores.
Lo dicho , ENHORABUENA