Los diez mejores alumnos de los ocho centros integrados de FP agraria de Castilla y León coinciden en la pasión que produce en ellos la agroganadería y el medio natural y forestal
C. Tabernero / J. López / ICAL
“A todos nos apasiona la agricultura y la ganadería, que tienen mucho futuro y un amplio margen en el mercado laboral. Muchos seguirán estudiando, pero todos nos vamos a dedicar a esto, que es lo que realmente nos gusta”. María Docio, del CIFP Viñalta, de Palencia, desvela cual es su sueño, tras ser reconocida como la mejor alumna del Grado en Producción Agroecológica, que también se imparte en Almázcara (León). Deja claro que su reto y su deseo es dedicarse laboralmente al sector primario, denominador común de la decena de alumnos de los ochos centros integrados de FP agraria, que recogieron esta semana en la sede de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural los diplomas que les acreditan como los mejores en la I edición de los Premios a la Excelencia, en un acto clausurado por el titular del departamento, Gerardo Dueñas.
Natural de Paredes de Nava (Palencia), María Docio apenas tuvo que desplazarse a 20 minutos de su casa para estudiar este grado, al que llegó porque “siempre, desde muy pequeña”, le ha gustado “mucho la ganadería y el campo”, pasión que compartía con su padre, agricultor de profesión.
Así, al acabar la ESO, decidió dejar de lado la posibilidad de estudiar Bachillerato para entrar en el grado de Producción Agroecológica, un estudio con el que ha disfrutado de “un ambiente genial” con compañeros que comparten esa pasión por el sector primario y que demuestra, a su juicio, que “tiene mucho futuro” porque todos van a seguir formándose o entrar en el mundo laboral desde la perspectiva de dedicarse a “lo que realmente nos gusta”.
Y todo ello en Castilla y León, un lugar en el que esta brillante alumna reconoce que existen “resistencias” a la producción agroecológica, el grado en el que ha recibido su formación, porque “cuesta mucho escuchar que la forma convencional no es la mejor forma de hacer las cosas”, especialmente ahora en que “hay que alimentar a todo el mundo y hacerlo todo en ecológico sería muy complicado”. “Pero es muy buena opción”, reconoce a Ical, defendiendo además que “cada vez hay más gente a la que le interesa y se dedica a la producción ecológica” dado que “tiene bastante futuro” y permite adaptarse a la sostenibilidad, que “es muy importante”.
Amor por los animales
Sabe bien de lo que habla la vallisoletana Paola Santos, que ha estudiado también en el CIFP Viñalta de Palencia y que ha sido distinguida como mejor alumna en el Grado Superior de Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal. “Desde pequeña me gustan mucho los animales”, apunta, para recordar que optó por estos estudios tras terminar otro grado en farmacia.
Siempre observó con buenos ojos el trabajo de su tío, que realizaba la trashumancia con un rebaño de ovejas desde Extremadura a los Picos de Europa. En alguna ocasión, Paola le acompañó y ello despertó este sueño que ahora culmina. O más bien se inicia, porque tras el estudio, arrancan las prácticas en el Itacyl que luego proseguirán en el seno del mercado laboral. A ello también ha contribuido el interés de su madre por montar a caballo.
Pone de manifiesto que la “sanidad animal está estrechamente vinculada con la salud humana” y destaca que la agricultura y la ganadería tienen una “muy buena base en Castilla y León”. “A nuestros animales les podemos dar buen forraje, buena alimentación y con eso obtener productos de buena calidad. La agricultura y la ganadería van de la mano”, sostiene Santos, quien desearía poder trabajar “en algo relacionado con los caballos, en una farmacia veterinaria o en una explotación”.
De los niños a los caballos
Un mismo objetivo persigue María Díaz, quien narra su peculiar cambio tras ser elegida como la mejor alumna del Grado Medio en Actividades Ecuestres, cursado en el CIFP de Segovia. Se decantó por este estudio tras terminar el grado superior de Educación Infantil. “Me gustaba muchísimo, pero al hacer las prácticas no me sentía al cien por cien, me faltaba algo. Y ahora no me arrepiento de nada de haberme centrado solo en caballos”, manifestó.
Díaz cree que este grado “abre muchas puertas”. Como ejemplo, un botón, pues desde que lo empezó “ya ha salido muchísimo trabajo por otros lados, cosa que con el de Educación Infantil es bastante complicado”.
Señala que su familia siempre ha tenido vínculo con los animales, y especialmente con los caballos, pero sonríe cuando recuerda que ella empezó el grado “sin saber montar”, lo que le causó al inicio “mucho miedo”, sobre todo porque sus compañeros “habían tenido una vida más relacionada con los caballos y recibían clases de hípica”. “Entré asustada, pero es un grado en el que empiezas desde cero, los profesores de las prácticas de montar te ayudan muy bien y están muy cualificados para ello, aprendes la alimentación, primeros auxilios de équidos. Todo ello aunque no haya tenido relación nunca”, indicó Díaz, quien invitó a los jóvenes a inscribirse en este grado aunque no hayan tenido vínculos ecuestres anteriores.
Uno de los puntos que juega a su favor es que ya realizó las prácticas durante tres meses a través de un Erasmus en Portugal, en el centro ecuestre de doma de Coudelaria de Alter, que se asemeja “bastante” a su sueño laboral, pero cerca de su “casa”, en Segovia. Por el momento, ella no se detiene y compagina el estudio con un trabajo en concursos en el propio Centro Ecuestre de Casilla y León, también en la ciudad del Acueducto.
“Experiencia maravillosa”
Por su parte, el premiado en el grado de Producción Agropecuaria, que recibió su formación en La Santa Espina de Valladolid, es el joven zamorano, natural de Donadillo, Santiago Andrés Chico, que tras intentar entrar en el grado de Aprovechamiento y conservación del medio natural, finalmente optó por unos estudios que le han permitido vivir “una experiencia maravillosa” en la que conocer “a gente muy importante”.
Y es que el grado de Producción Agropecuaria tiene una parte práctica que incluye “coger los tractores e ir al campo” para formarse como conductor o “temas similares”, los que apasionan a un joven que destaca que su futuro puede estar tanto en el ámbito de la producción agropecuaria o en el de la gestión forestal, pero siempre en Castilla y León. “Todos somos de aquí, es nuestra tierra y aquí tenemos nuestra vida”, defiende, señalando que la mayoría de sus compañeros de grado “tienen explotaciones y su idea es seguir” con el legado familiar, mientras que en su caso, el objetivo es “entrar en una o crear la mía propia, pero quedándome en el campo”.
Gestión forestal y la alondra ricotí
Aunque a primera vista la gestión forestal se aleje del sector primario, nada más lejos de la realidad. Es el ejemplo que transmite la soriana Diana Zayas, mejor alumna en el Grado Superior de Gestión Forestal y de Medio Natural, que ha recibido en el CIFP de Almazán y que se imparte también en Almázcara (León) y Coca (Segovia). Tras estos dos años de estudio, recuerda que el germen de su interés por este sector “nace verdaderamente” tras cursar Biología. “Tras acabar me encontré un poco frustrada, sentía que no había aprendido lo que quería o lo suficiente. Tampoco quería cursar un máster y como me gusta mucho el medio ambiente y la conservación por la biodiversidad, pues me lancé a este grado superior, que tenía además al lado de casa”, rememora esta soriana.
Aunque cree que “siempre se puede seguir aprendiendo”, apuesta por hacerlo a partir de ahora “también trabajando”, y pone el foco en la biodiversidad y en cuestiones de gestoría ambiental, aunque en el corto o medio plazo desvela su intención de obtener una plaza de agente forestal.
Durante su vida laboral deberá luchar en prevención y extinción de incendios, así que si tuviera la batuta para tomar decisiones, Zayas profundizaría “más en la limpieza del monte, reducir la gran cantidad de matorrales”, algo que achacó a la despoblación. Zayas realizará las prácticas en la Fundación de Patrimonio Natural, en un destino aún sin determinar, pero admite que le gustaría “en cualquier proyecto de conservación”, como puede ser el de proteger la “alondra ricotí en Soria”.
El sueño de Lucía Díez también está asociado a la naturaleza. Tras obtener el mejor expediente en el grado medio de guía en el medio natural y tiempo libre, al que entró “casi de casualidad”, señala que lo que le apasiona “es pisar el terreno y conocer la calle”, por lo que esta joven de Trobajo del Camino (León) también ultima su licencia de rafting en Murillo de Gállego (Zaragoza), en la empresa que le permitió hacer las prácticas. Por su cabeza, se plantea, pasa ahora la posibilidad de estudiar un grado universitario de INEF “para especializarse en barranquismo”.
Sí que le viene de familia el interés al segoviano Carlos Ignacio Sanz por el aprovechamiento y conservación del medio natural, que es el nombre del grado medio que ha estudiado en Coca, y donde llevará a cabo durante los dos próximos cursos el grado superior. “Me viene de familia. Mis bisabuelos y otros tíos han sido gabarreros en El Espinar y siempre se han dedicado a la naturaleza”, comenta este joven de 26 años, quien atiende a Ical al término de su turno en el retén de incendios en Segovia, donde trabaja por segunda campaña consecutiva, una labor que compagina con su asistencia a la escuela caucense, donde las obligaciones laborales muchas veces le han impedido acudir a clase.
Paisajismo y medio rural
Acompañado de la belleza del nombre de su grado superior, Paisajismo y Medio Rural, Manuel Navarro agradece un reconocimiento al “esfuerzo que conlleva”, ya que lo ha complementado con el trabajo en la explotación familiar de viñedo, olivos y almendros en Aldeadávila de la Ribera (Valladolid), si bien él reside en Valladolid. Cuenta con 19 años y tras terminar los estudios en el centro de la Santa Espina, se plantea ahora iniciar otro grado superior “más centrado en agricultura, en viñas o en administración y gestión de explotaciones”.
Navarro recuerda que fue el origen agrario de su familia el que le empujó a estudiar este grado, en el que empezaron en su curso más alumnos, pero que finalizó “con ocho o nueve compañeros”. Durante estos dos años, en un grado que califica de “polivalente”, ha aprendido nociones del sector agrario, uso de maquinaria y cultivos, para poner el foco en el segundo año en la gestión de cultivos, riegos y sobre todo jardinería.
Vinculados al mundo del vino
Tan encantada ha terminado la vallisoletana Lidia Palomo su grado medio en Elaboración de Aceites de Oliva y Vinos que en septiembre empezará el superior, de vitivinicultura. Y todo ello con el resto de empezar dentro de dos años la carrera de Enología y poder desarrollar su vida laboral en una bodega, a ser posible en la Ribera del Duero, dado su origen de Tudela de Duero.
A sus 23 años, el interés le viene de su infancia, cuando su abuelo “hacía vino casero para consumo propio”. Más tarde Lidia trabajó en una bodega durante una vendimia y su reflexión final fue “inmejorable”.
En una línea similar se encuentra Adrián Gómez, quien se lanzó a estudiar este grado superior después de hacer otro en turismo. “Siempre me llamó la atención el mundo del vino y su elaboración”, comenta. Ese joven de 22 años y de Piña de Esgueva (Valladolid), no pudo acudir personalmente a recoger el diploma que le acreditaba como el mejor expediente académico en el grado superior de vitivinicultura porque, precisamente, fue su primer día de trabajo en la bodega que Protos tiene en La Seca.
En resumen, Gómez no esconde que su expectativa es “adentrarse en el sector y ganar experiencia para en un futuro poder relacionar el turismo con el vino, algo que en Valladolid tiene mucha relación y muchas salidas”. “Ese sería mi sueño”, admite.