Público en San Miguel.

Una de las actividades más celebradas de esta cita musical en Palencia, entre San Miguel y La Zona

Porque el Palencia Sonora no solo es un festival en el que pagas tu entrada y ves a tus artistas. Porque el Palencia Sonora es una fiesta para la ciudad. En ocasiones, de mayor relevancia que las propias fiestas de la ciudad organizadas por el Ayuntamiento. Porque el Palencia Sonora se vive en las calles, es por lo que el Sonora es tan especial para los palentinos.

Por el ambiente que se vive en las calles, a pesar de la amenaza (real) de lluvia. Y un ejemplo de ello es, desde hace varios años, el vermut sonoro del sábado en el que la música y la fiesta toma diversas zonas de la ciudad. En este caso, San Miguel, donde Los Invaders pusieron la marcha para que el Sonora no decayera con la luz del día.

Cientos de personas bailaron, cantaron, saltaron y, sobre todo, se divirtieron en este vermut sonoro que podría convertirse para algunos en torero.

Invaders.

Porque además, para empalmar una zona de fiesta de la ciudad (La del Seminario) con la otra, la de La Puebla, se organizó una especie de pasacalles, a cargo de Marabiyak Bike, para que la música no parase.

Solo un poco de descanso antes de volver al escenario principal del Festival, el Sotillo. Ese tiempo que se tarda uno en cambiarse de ropa, echarse algo de abrigo porque ha refrescado, para encarar la segunda noche en el Sonora.

Arde Bogotá, Pongo, El Columpio Asesino o Rodrigo Cuevas, hoy en el Palencia Sonora

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