baloncesto base

Baloncesto base en Palencia.

Por Rubén Díaz (@fotografia.rdiaz)

En esta versión 2.0 de la sección, y a modo de fin de ciclo con #MQB, recomenzamos de nuevo, pero con otro enfoque. Pues como bien dice la canción del clásico grupo de ‘Los Panchos’ ‘Si tu me dices ven, lo dejo todo’. Y es que después del comunicado del cierre de #MQB, alguien se preocupó por mí y, lo más importante, por mi ilusión de seguir adelante en una versión 2.0.

Ahí salió una propuesta del C.B. Villamuriel, acudir al Campeonato de España de Clubs, Categoría Cadete Femenino, a Santiago de Compostela. Una propuesta a la que no supe bien qué decir, aunque en el fondo lo tenía claro… pero no sabía cómo organizarlo. Él (Chisco), me decía que sabía que era un sacrificio dada mi situación personal/familiar y por mi trabajo, entonces lo tuve claro y le dije “no es sacrificio si haces lo que quieres y con la gente que quieres”. Así que haciendo mil cábalas y cuandrándolo todo un poco, me puse manos a la obra para preparar la mochila y cargar bien las pilas de la ilusión tras pensar: “al final hay personas por las que merece la pena estar ahí luchando y que hayan pensado en mí para compartir esta experiencia única, me hace sentir especial”.

¿La letra pequeña? Pues sabía que iba a tener pocas horas de sueño porque me tocaría estar detrás de la pantalla del ordenador mucho tiempo y que al ir de conductor con la chavalería verdinegra del club, me tocarían casi 5 horas de música de perreo (suspiro). Pero tuvo su parte buena, como ellas decían “iban en la furgo guay porque las dejaba poner música, no como Luis” (aunque las bajaba un poco el volúmen cuando no se daban cuenta). Pero lo que más me gustaba y me emocionaba era cuando cantaban las canciones, en especial una que significa mucho para mí y es “Una foto en blanco y negro”, de El Canto del Loco.

Una vez llegados a nuestro albergue cerca de Santiago de Compostela y tras el reparto de habitaciones, dejamos las mochilas y nos fuimos a dar un breve entrenamiento para conocer la pista del primer partido y luego fuimos a dar un paseo para ver la Catedral y hacernos unas fotos, y unos Tik Tok de esos; ya estábamos allí y el sueño era real. Al día siguiente empezó nuestra rutina de levantarse, paseo, scouting, partidos…y queridos compañeros de habitación, ya estabais avisados de que ronco, así que nos quejéis del ruido…aunque a veces hacíamos algún dúo.

Haciendo breve resumen de los partidos, se puede decir que se pudo competir en todos a un nivel bastante bueno y dentro de las posibilidades reales del equipo, llegando a hacer sudar la camiseta a todos los equipos y demostrando que si estábamos allí, era por algo. Me ha gustado mucho la humildad y cercanía de los equipos o familias rivales, lejos de piques innecesarios como en la Liga Autonómica, cada uno sabía a lo que iba y se dedicaba a poner en la cancha sus propuestas de baloncesto.

Tanto el equipo como las familias, han puesto a este pueblín castellano en el mapa y en ocasiones les decía al frase de que “somos como la aldea de la Galia de Axtérix y Obélix contra los romanos”. Ver cómo las familias animaban con deportividad a las chicas hasta en el descanso, era una pasada y ponía la piel de gallina a cualquiera, parecía que jugábamos en casa. Era curioso ver las caras de la afición rival mientras íbamos perdiendo y no se cesaba de animar.

Lo que el ojo no ve y el corazón siente, es otra cosa para añadir a esta experiencia. Ver el día a día deportivo o extradeportivo, sentir cómo son como deportistas y como personas, las risas o lloros porque todo está a flor de piel, ver cómo los entrenadores se quitan horas de sueño para que las chicas tengan todo al día siguiente, ser parte de esas charlas en el vestuario y todo lo que se palpa allí dentro… todo esto sí que es la F.E.B. (Fantástica Experiencia Baloncestística).

Lejos de las cancha he tenido la suerte de tener muchos momentos como pedir algún autógrafo de esos de “por si acaso” a Nairara Martínez (Celta de Vigo) y creo que era la primera vez que se lo pedían.
También pude ir a echar unos futbolines con el cuerpo técnico, que por cierto, sigo teniendo agujetas en el brazo. El trato personal que me ha dado la Federación de Galicia o la propia FEB, con muchas facilidades para todo y un respeto tremendo. Ver cómo árbitros o equipos se me acercaban al verme para darme las gracias por las fotos o pedirme que se las hiciese ese día para poder tener un recuerdo.

Tras finalizar el último partido y un poco a la carrera, tuve que poner rumbo a Palencia junto a 3 chavalitas (Carla, Ichi y Arantxa) para no llegar muy tarde, ya que al día siguiente teníamos que trabajar y el madrugar, nos iba a costar un poco, y así fue… pero todo ha merecido la pena y todos hemos exprimido esta experiencia al máximo, sacando lo mejor de nosotros mismos y dentro de unos años recordarlo cuando vengan los días difíciles.
P.D. Al “Pepinillo Team” le quedan muchas más garrafas pendientes para celebrar cosas, así que chavalita… ya sabes lo que te toca.

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