Palencia cuenta desde hace más de 40 años con este valioso espacio natural
Es otros de los clásicos turísticos de la capital. A tan solo 6 km del centro de la ciudad de Palencia, en el Monte el Viejo, propiedad del Ayuntamiento de Palencia, pero gestionado por la Junta de Castilla y León, aparece, casi de la nada, una reserva natural de ciervos.
Con una extensión que alcanza las 1.435 hectáreas, el Monte el Viejo constituye la gran reserva de la biodiversidad palentina, su auténtico pulmón verde, gracias a una amplia vegetación de quejigo y encina que salpican arbustos y plantas aromáticas como el tomillo, la jara o la salvia.
Es un valioso espacio natural ligado a la historia de Palencia desde hace al menos ocho siglos, cuando el Ayuntamiento y el cabildo de la Catedral adquirieron sus términos al monarca Alfonso VIII en el año 1191.
El Monte es, además, un interesante lugar de recreo conectado a la capital por un carril-bici, lo que ofrece multitud de posibilidades deportivas, como rutas en BTT o senderismo.
En su interior, es posible disfrutar de infraestructuras deportivas (pistas de tenis, baloncesto y piscina municipal) y de encantadores rincones como El Refugio, la Casa Grande (un edificio que data del siglo XVI) o la Casa Pequeña, una sencilla edificación que ofrece, probablemente, las mejores vistas panorámicas de la ciudad.
Pero, de entre todas las atracciones, sin duda, la que más renombre ha adquirido con el paso de los años es la reserva natural de ciervos, que fue instaurada por el Instituto Natural para la Conservación de la Naturaleza, el Icona, en 1975, por lo que, en el próximo año, la reserva cumplirá las bodas de oro en la ciudad.
Durante casi 50 años, los ciervos han hecho suyos las aproximadamente 50 hectáreas que componen el monte y se han ido adaptando al entorno, ya que no era el suyo propio. La facilidad de encontrar comida, en un espacio lleno de pasto, bellota y sin depredadores, ha hecho que no tengan problema para desarrollar una vida tranquila.
Al mismo tiempo, se han convertido en una de las atracciones principales de la capital y la provincia, al tiempo que se han erguido como uno de los emblemas de Palencia.
LA BERREA
Cuando cae el otoño, subir al Monte el Viejo para contemplar el apareamiento de estos ejemplares es otra de las actividades recurrentes y vistosas durante esta época del año en Palencia.
Un espectáculo que se puede visualizar perfectamente tanto al anochecer como al amanecer.
Son tan felices aquí, que se reproducen con facilidad y amplían el número de la reserva, por lo que los agentes medioambientales tienen que realizar extracciones e impedir una sobreexplotación y que los animales tengan un espacio vital adecuado.
Desde luego, cumplen un fin recreativo para palentinos y visitantes, los cuales no dan crédito cuando se les cuenta que hay ciervos en Palencia. Para aquel que no lo crea, solo tiene que coger la carretera que lleva directo al Monte y contemplar estos bellos animales.
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Increíble esa opinión sobre el cercado de ciervos del monte, animales con un nivel de consanguinidad terrible, con un nivel de hacinamiento más que notable, animales dependientes de la alimentación externa. En estos tiempos actuales no se deben hacer estas cosas. Este tipo de cosas recuerdan a las casas de fieras de hace 50 o más años