El periodista, que recordó las cerca de cuatro décadas que ha cubierto la información de la Semana Santa Palentina, insta a las Cofradías a encontrar el lugar adecuado para el viejo sueño del Museo

Raro, extraño ha sido ver a Fernando Caballero, periodista durante décadas de El Norte de Castilla de Palencia, arriba en el atril. No verlo abajo, como reconocía, “sentado en cualquier banco” con su cuaderno y boli BIC tomando notas. Pero hoy no debía ser él quien tomara notas sino quien diera el golpe de gallardete a la Semana Santa Palentina con su pregón.

En la iglesia de San Francisco, en presencia de las autoridades, pero especialmente de quienes viven más fervientemente la Semana Santa palentina, los cofrades, Caballero puso de relieve lo que, incluso para un hermano de nuevo cuño como él, supone la Semana Santa y ser cofrade: “Una gozosa experiencia personal, pero también es un encuentro espiritual con el hijo de Dios que sufre en la Cruz y con su madre la Virgen que vive angustiada. Este sufrimiento que asume el Mesías para salvar al hombre del pecado, la destrucción y la ruina moral en que se ha visto envuelta, históricamente, la sociedad”.

Y es que aunque Caballero es hermano del Santo Sepulcro, siguiendo los pasos de sus hijos, desde hace apenas unos años -cuando dejó la delegación palentina de El Norte de Castilla- recuerda vivir la Semana Santa desde bien pequeño en su Dueñas natal. “Yo viví de niño una Semana Santa en Dueñas cuando los bares apagaban las luces al paso de las procesiones, una Semana Santa austera, rural y de mucha devoción, sencilla, íntima, de profunda fe popular, sin el boato estético que se ha introducido en las últimas décadas en todas las ciudades, y guiada espiritualmente en mi infancia por el párroco, don Vicente Sánchez, y posteriormente por su sucesor, don Javier del Rio, obispo emérito de Tarija (Bolivia)”.

De esa Semana Santa de Dueñas pasó a “cubrir para el periódico la de Palencia, buscando siempre el rigor en mis informaciones y siendo fiel testigo y notario de su paulatino enriquecimiento artístico y estético, sin desdeñar por supuesto la dimensión religiosa y litúrgica”.

Es por ello que ha sido fiel albacea de lo ocurrido en estas décadas y la evolución de la Semana Santa Palentina. “La Semana Santa de Palencia actual se ha configurado a partir de la segunda mitad de la década de los noventa del siglo pasado: en el año 1995 había siete procesiones y en la actualidad se organizan 17; ese año desfilaron 23 pasos y ahora 40; ese año, en fin, existían siete cofradías y en estos momentos, dos más”, recordó durante el Pregón de una Semana Santa que, valoró, “posee muchas fortalezas” .

“La devoción popular, las nueve cofradías, su importante número de hermanos (5.419 este año), el desfile comunitario en todas las procesiones, las propias procesiones, los actos penitenciales y litúrgicos que las complementan, la llamada de hermanos, la calidad de los pasos y las singulares tradiciones, además del sonido largo, profundo y lastimero del tararú”, expuso. Todo ello, que se ha “traducido en estas últimas décadas en la sucesión de reconocimientos oficiales de fiesta de interés turístico” hasta alcanzar el internacional.

Dos tipos de procesiones

Fernando Caballero explicó ante el público asistente su clasificación para las procesiones de la Semana Santa Palentina. “El ciclo penitencial palentino lo forman procesiones que yo clasifico en dos tipos: históricas y de oración. Las primeras, que suman nueve, son las que se ajustan al relato evangélico de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, y las de oración, las ocho restantes, son los desfiles, en su mayoría introducidos en las últimas tres décadas, que invitan a un encuentro reflexivo y orante con el sufrimiento del Mesías a través de la palabra, de la oración personal y colectiva y de las imágenes artísticas”.

Es por ello que opinó que “esta es la esencia y fundamento de la Semana Santa: la expresión en las calles y en los templos del Misterio Pascual y el diálogo entre Dios y los hombres para glorificarle, implorar su perdón y solicitarle su intercesión y ayuda. Es la celebración de la esperanza”.

Museo.

En su repaso a los últimos años de la Semana Santa Palentina, Caballero recordó algunas cuestiones que se han ido quedando relegadas. “El 20 de marzo del año 2000, hace justo 24 años, el entonces presidente de la Junta Pro Semana Santa, el recordado Cayo de Juan, ya hablaba del museo como una “vieja idea”. Más de dos décadas después, el museo sigue siendo esa idea que es necesario materializar”.

Por ello, desde el púlpito destinado a quien pregona la Semana Santa de Palencia, Fernando Caballero conminó a cofrades y hermandades a encontrar un espacio para mostrar todo su patrimonio.

“El conjunto de las cofradías palentinas disponen de un patrimonio digno de ser mostrado al público más allá del ciclo penitencial de la Semana Santa: pasos procesionales de gran valor estético y artístico y otras imágenes que no procesionan –con la excepción de los titulares que se veneran en las iglesias y capillas–, documentación histórica, orfebrería, revestimientos litúrgicos, obras de arte –entre las que hay que destacar la colección de cuadros de artistas palentinos que han dado lugar a los carteles de los últimos diez años–, fotografías premiadas en los concursos convocados por la Hermandad, objetos curiosos que tienen un interés singular… En fin, todo un patrimonio que gira en torno a la Semana Santa palentina que, insisto, merece la pena ser exhibido de forma permanente en un espacio digno”, declaró.

Durante su pregón Caballero también hizo un repaso a cada una de las procesiones y los días de la Pasión de Palencia. Un camino que resumió en “liturgia, penitencia, devoción, misericordia, perdón, rigor, orden, solemnidad, simbolismo, arte, belleza… Son algunas de las palabras clave que conforman nuestra Semana Santa. La debemos afrontar con el mayor esplendor y con el anhelo claro que tenemos de fe, consuelo y esperanza”, concluyó.

Tras el pregón, intervinieron también el consejero de Hacienda y portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo; la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén; la alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés; y el obispo de Palencia, Mikel Garciandia. El acto concluyó con la participación de la Banda Municipal de Música de Palencia.

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