El locutor palentino de Onda Cero ha publicado su último libro: ‘Tiburcio, un señor de pueblo (Vivencias, anécdotas y reflexiones en tiempos de pandemia)
Con él hablamos de despoblación, del periodismo cercano y de otras cuestiones, cuando se cumplen cuatro años del inicio del confinamiento en España
“A veces tengo la sensación de que siempre cuento lo mismo”, dice Julio César Izquierdo, el locutor de Onda Cero Palencia, que cada mañana pone a sus oyentes a escuchar lo que pasa en la radio cercana de su Más de Uno Palencia, el testigo que les cede en nuestra provincia Carlos Alsina.
Esto de lo que siempre habla tiene todo ver con la publicación de su último libro: ‘Tiburcio, un señor de pueblo (Vivencias, anécdotas y reflexiones en tiempos de pandemia), que se está agotando en todas las librerías. Problemas como la despoblación o la ordenación del territorio, que, por repetidos, no quiere decir que se estén atajando debidamente.
“Yo siempre he hablado sobre las cosas de lo rural en mis libros. Los últimos publicados tienen que ver con eso, pero Tiburcio ha gustado mucho, no sé si por el título o porque el personaje era conocido, pero la gente parece que se identifica con él y esto me llena de orgullo y satisfacción, que diría aquel”.
“Yo siempre he hablado sobre las cosas de lo rural en mis libros, pero Tiburcio ha gustado mucho, no sé si por el título o porque el personaje era conocido, pero la gente parece que se identifica con él y esto me llena de orgullo y satisfacción, que diría aquel”
Y, precisamente, cuando se cumplen cuatro años del inicio del confinamiento en España, aprovechamos para charlar sobre este y otros temas que ocupan y preocupan a Tiburcio o a Julio César, porque no son las misma persona, ¿o sí?
“Tiburcio es un personaje que ya había surgido para comentarios de prensa en Diario Palentino o en la radio. En pandemia, que hacíamos un programa regional todos los días, también aparecía con sus reflexiones. Puede ser un alter ego mío o no. Pero, en pandemia, es verdad que el personaje cobra forma porque todo el mundo decía que menuda suerte los que vivían en los pueblos”, cuenta Izquierdo.
Sobre los pueblos se comenzó a hablar mucho en esos tiempos de pandemia y se retomaron problemas que seguían enquistados en el tiempo. Gracias a Tiburcio, “un gran hombre que yo recuerdo con un aire culto, sabio, de la tierra, que reivindicaba los valores de la comarca y con una visión global del mundo”, el autor aprovecha para mostrar la inmensa brecha que existe, “no solo digital, entre lo rural y lo urbano”, apunta.
Los pueblos son, sin duda, la imagen del verano y de las fiestas. “Parece que solo han quedado para las adas: las pancetadas, las chorizadas, etc. Y eso está muy bien, bienvenidos sean todos a los pueblos, pero, ¿quiénes los mantienen durante todo el año? los tiburcios y los nuevos pobladores”, reflexiona.
Esos nuevos pobladores son los que preocupan al protagonista de esta historia, que saca a relucir el problema de la vivienda en el medio rural.
“Hay que cuidar a los que están y a los que viven, esos son los mejores embajadores para que lleguen otros. A veces, hemos puesto el foco en traer gente y nos hemos olvidado de los que viven ya. En 2024 estamos viendo como un gran logro que haya llegado la fibra óptica al medio rural; cada mañana me levanto y canto el Aleluya”, remarca el locutor con su clásica sorna. El propio Julio César Izquierdo reside en un pueblo: “Nosotros somos rurales por naturaleza. Ahora, en el pueblo está la gente que quiere”, apostilla.
“En 2024 estamos viendo como un gran logro que haya llegado la fibra óptica al medio rural; cada mañana me levanto y canto el Aleluya”
Escritor, comunicador, “el pregonero” que presenta todo tipo de eventos. Apenas deja tiempo para sorber el café que le prepararon nada más verle entrar por la puerta de su bar de confianza, donde le citamos. Una verborrea constante que, lejos de atropellar, fluye con naturalidad.
La misma tarde que grabamos la entrevista, tiene que presentar el libro en Villamuriel de Cerrato. “A ver por dónde me da hoy. Como es una conversación, va a ser más ligero, otras veces cuento diferentes historias”.
Precisamente, durante la presentación de la obra en el Ateneo de Palencia, salió a colación el alcalde de Paredes de Nava y diputado provincial, Luis Calderón, otro luchador incansable del medio rural: “Es el que mejor explica el tema de la despoblación y la ordenación del territorio”, dijeron en su día.
“Nosotros creemos que el problema de la despoblación necesita de actuaciones urgentes”, es un tema que necesita intervenciones de emergencia”, cuenta a Palencia en la Red Calderón.
“El debate político a otros niveles nos interesa, pero mientras, los ayuntamientos tenemos que actuar. En Paredes de Nava, por ejemplo, hemos asumido la competencia de la repoblación, que no viene regulada en ningún sitio, pero en los municipios ya no tenemos que estar pendientes solo del agua o del alumbrado, también de repoblar”, añade.
Para eso, la localidad paredeña creó un proyecto de innovación social como es la Oficina de Repoblación, que lleva funcionando dos años y, gracias a esta medida, más de 100 personas nuevas han llegado a Paredes sin tener vinculación con el pueblo: “Han encontrado su lugar y para eso ha sido fundamental el acompañamiento personal, refugio humano y la implicación tanto de trabajadores como de concejales”, explica Calderón.
Un proyecto que crece a diario y que ofrece al pueblo conclusiones en materia de viviendas, transportes o necesidades laborales. “Lo que más nos llama la atención es que estamos creando un nuevo modelo de hacer política y de trabajar desde la administración con personas; no estamos alicatando o echando aglomerado, trabajamos con personas y eso exige que esos procedimientos, que son nuevos, se basen en la humanización de todo el proceso”, apunta.
Con este sistema están obteniendo talento y emprendimiento, por lo que, al mismo tiempo, consiguen “nuevas formas de enfocar el futuro en los pueblos”, resume Luis Calderón.
ESPAÑA VACIADA
“Es un concepto que no me gusta”, afirma Julio César Izquierdo. “Si lo llamas así, das por hecho que está vacía. Lo mismo te da ya poner pepinos, molinos de viento o placas solares en la tierra. Yo creo que sería mejor hablar de una España Poco Habitada. En un pueblo de 30 habitantes habrá un Tiburcio, una Mari Carmen, un Antonio, otro que se ha venido. Y por todos ellos te tienes que preocupar”, añade.
Una defensa a ultranza de lo rural que se manifiesta también en los servicios que tienen los pueblos. El pescadero o el panadero son el amazon rural que atiende a los vecinos cada día.
Y abre el debate: “Estamos ahora en la capital con el tema del comercio, que si los jóvenes compran de otra manera. Ojo, que a lo mejor estas empresas que te llevan las cosas a casa, te lo acaban llevando al pueblo”.
“Y resulta que los productos de toda la vida que tenemos en los pueblos como la huerta, ahora son gourmet y lo más exquisito. Mira, ni es excluyente lo urbano de lo rural, ni lo rural de lo urbano”, sentencia Izquierdo.
A pesar de que a estas alturas sería imposible mantener una población en los pueblos que ni existe ya ni en la capitales, habría que intentar que “los que están se encuentren a gusto, que cuenten con servicios, infraestructuras y, si hay que agruparse, pues habrá que hacerlo”, insiste.
“Que lo expliquen o que escuchen a la gente cómo quiere hacerlo. Tiburcio piensa que esas decisiones se toman en el ámbito urbano. Y eso no puede ser. Que hagan una ley de discriminación positiva en favor de los pueblos. Es una especie necesaria para que los demás se puedan relajar en verano, disfrutar en Semana Santa, coman buenos alimentos o vean folklore. Es una especie a proteger, como el oso pardo”, resume con cierta ironía Tiburcio, por boca de Julio César Izquierdo.
ÉPOCA DE PANDEMIA
Pregunta: ¿Cómo viviste la pandemia?
Respuesta: Yo recuerdo la pandemia con un estudio de radio montado en el salón de casa. Por la mañana, haciendo un programa provincial y, por la tarde, uno regional. Y así, duro y dale Perico al torno, disfrutando mucho del patio en casa, que parecía infravalorado, pero es lo bueno de una casa de pueblo, que te puedes mover para arriba y para abajo. Todos los días a las 20:00 ponía “Levántante Morenita”, que en esta tierra llevamos haciéndolo siglos. Y eso a la gente le gustaba y se filtró por ahí, ya sabes. Pero, al final, necesitas poner las mimbres necesarias para que la gente se identifique con sus raíces.
P: De todas las frases que se dijeron en esa época, ¿la peor fue que saldríamos más fuertes?
R: Hemos descubierto que somos humanos, mortales y débiles. Pero cada cual ha hecho su reflexión, ha sido como hacer el Camino de Santiago sin salir de casa. Esa frase es muy de Tiburcio.
“Cada cual ha hecho su reflexión de la pandemia, ha sido como hacer el Camino de Santiago sin salir de casa”
P: O de Julio César Izquierdo
R: Nunca se sabe, cuando quiero sí y cuando no, no (risas).
LA RADIO CERCANA. EL PERIODISMO DE PROVINCIAS
Julio César Izquierdo es también, por encima de todo, el locutor que se dedica al periodismo activo día a día desde los micrófonos de Onda Cero.
P: ¿Cómo ves la salud del periodismo?
R: Progresa adecuadamente (risas).
P: Como los malos estudiantes
R: No, yo creo que está bien. Hablamos de tema de provincias, regionales…pero yo creo que los medios de comunicación locales son más necesarios que nunca. La gente demanda información local y provincial. Cercana. Hay que estar al tanto de lo que ocurre a nivel nacional e internacional, pero por ejemplo, aquí, no solo tenemos mucho tiempo de local, sino que nos lo han aumentado. Además, creo que la gente quiere saber lo que ha ocurrido en su pueblo, en su barrio, qué hace su ayuntamiento o su diputación, cuándo son las fiestas o si se soterra el tren o no. La información local está en un gran momento porque la gente quiere estar informada.
P: En el libro sale mucho una frase que no sé si es tu modo de vida: para estar contento, hay que hacerse el jumento
R: (risas) Es una frase que yo he escuchado desde pequeño. Hay cosas por las que, muchas veces, te vas a envenenar y es mejor hacerse el loco o como que no te has enterado. Respira hondo, reflexionas y lo piensas mañana. Vamos todos como pollos sin cabeza y eso en lo rural se valora mucho, el ir despacito, como la canción del Fonsi. La naturaleza y el campo dicta sus tiempos a la gente. Y se aprecian de otra manera en lo rural. Es una comunión entre el sujeto, el morador y la tierra. Y eso hay que defenderlo. Si no nos vendemos nosotros, ¿quién lo va a hacer?
“Vamos todos como pollos sin cabeza y eso en lo rural se valora mucho, el ir despacito, como la canción del Fonsi”
Mucha gente dice que no hay casas o tal. Los servicios mínimos están garantizados y cada vez hay más gente. Lo que hay que vender es alegría. Luego ya, que la gente quiera venir o no. En el anterior libro yo ya decía que pocos, pero con ganas. Ya verás cómo se revoluciona la gente. Para montar una revolución, no hace falta mucha gente. Y ya lo decíamos, que la próxima revolución sería rural o no sería. Ya la estamos viendo, alguno ha descubierto por primera vez lo que es un tractor. Tiburcio se quiere montar en uno.
P: ¿Qué te apetece hacer ahora, más radio, otro libro?
R: La radio es como el vino, es un ser vivo, evoluciona en la bodega y coge su poso. En la radio, te pasará a ti lo mismo con el periódico, que tratas de ver qué se puede hacer, porque por lo general ya está todo inventado. Aunque ya dije que este iba a ser el último libro sobre lo rural y lo vamos a cumplir. Otra cosa es que se esté trabajando en otras historias o relatos donde lo rural esté de fondo. Acabo de terminar una obra monologada de teatro donde lo rural, lo urbano, la pandemia y el periodismo tienen mucho que ver, todo junto. Y ahora estoy preparando otra obre de teatro y otra novelita. Y hasta aquí puedo leer.
P: Muchas gracias, Julio César
R: A usted, joven.