Nuria San José, psicóloga y subdirectora de Tratamiento del Centro Penitenciario de Valladolid, ubicado en la localidad de Villanubla. / E. Margareto (ICAL)

La hasta ahora subdirectora de Tratamiento de la prisión de Valladolid y que también fue psicóloga en la palentina de Dueñas, ha sido la encargada de diseñar todas las actividades terapéuticas, deportivas, culturales, formativas, laborales y de ocio para los 470 internos

R. Travesí / ICALCuando Nuria San José (Valladolid, 1980) visitó la cárcel de Topas, en Salamanca, aún era estudiante de Psicología en la Universidad Pontificia, supo que su destino iba a estar ligado a su contacto con los presos. Allí, conoció a una psicóloga que le habló del desempeño de sus funciones en el centro penitenciario y comprobó que era el ámbito apropiado donde volcar todo su conocimiento y formación en el diseño de las actividades, las intervenciones terapéuticas y el tratamiento con la población reclusa. “Siempre he tenido la necesidad de trabajar con las personas y el aspecto humano que hay en las cárceles no se encuentra en otros sitios. Además, aquí, hay mucho sufrimiento y muchas necesidades, por lo que tu labor es más importante”, asegura. El objetivo es lograr la reinserción del interno cuando consiga la libertad y evitar que la personas cometa otro delito.

Como subdirectora de Tratamiento en el Centro Penitenciario de Villanubla, en Valladolid, ha sido la encargada de diseñar todas las actividades terapéuticas pero también las deportivas, culturales, formativas, laborales y de ocio para los 470 internos. También, ha formado parte de la Junta de Tratamiento, que es el órgano colegiado que toma las decisiones respecto a la clasificación y los permisos de salida, además de gestionar el Centro de Inserción Social (CIS)Máximo Casado Carreras, en Santovenia del Pisuerga, que alberga al medio centenar de internos en avanzado proceso de reinserción, al cumplir su pena en régimen abierto y disfrutar del tercer grado.

Confiesa ser una persona “muy dinámica” y “activa”, por lo que huye de la rutina, y disfruta del trabajo con las personas. “Las posibilidades de actuaciones en una prisión son infinitas por que puedes abordar la violencia de género, las agresiones sexuales, la pornografía infantil, la drogodependencia, la enfermedad mental y las mujeres, entre otras”, añade. Nuria San José reconoce que, cada día en la cárcel y junto a los internos, aprende “muchas cosas”. “Echo la vista atrás y yo no soy la misma persona que cuando comencé a trabajar”, añade.

Su contacto es diario con los presos, ya sea con las audiencias individuales y la revisión de los módulos o bien con la participación en la asambleas. En este sentido, reconoce que es que más importante escuchar que hablar. No es de extrañar que Nuria San José conozca el nombre de casi todos los internos y su situación y problemática. Algo que pudo comprobar la Agencia Ical mientras la acompañó por un recorrido por las zonas comunes y el módulo terapéutico. “Mi formación como psicóloga me llama a tener contacto con el interno y atenderlo personalmente, donde es fundamental la escucha, pero, al final, mi cargo de subdirectora de Tratamiento me obliga a tener que gestionar al equipo”, subraya. Eso sí, precisa que hay que conocer “lo justo” a los presos para evitar tener un criterio muy establecido sobre un interno y cuestionar “un poco” los informes de los profesionales del equipo técnico, de cara a tomar una decisión sobre un permiso de salida o un tercer grado. “Tiene sus ventajas y sus inconvenientes pero hay buscar el equilibrio”, certifica.

Tras acabar sus estudios en Psicología por la Universidad Pontificia de Salamanca, preparó las oposiciones para ingresar en el Cuerpo Superior de Técnicos de Instituciones Penitenciarias, que consiguió en 2003. Durante su trayectoria profesional, ha ejercido de psicóloga en las prisiones de Dueñas (Palencia), Teixeiro (A Coruña) y El Dueso (Cantabria). También, ha sido subdirectora de Tratamiento tanto en el Centro Penitenciario de León como en el de Valladolid, puesto que ha desempeñado desde 2008 hasta el pasado febrero. Desde este mes, se ha hecho cargo de la Dirección de la cárcel de Segovia.

Nuria San José, psicóloga y subdirectora de Tratamiento del Centro Penitenciario de Valladolid, ubicado en la localidad de Villanubla. / E. Margareto (ICAL)

El salto de un macrocentro como el de Mansilla de las Mulas a uno más pequeño como Villanubla, con menos internos, la permitió desarrollar todas las acciones que tenía en mente como dar mucho protagonismo a los tratamientos individualizados y potenciar las intervenciones terapéuticas con todo tipo de actividades. De esta manera, logró “dinamizar” la vida de la prisión, lo que, a la postre, mejoró el clima social del centro. Un claro ejemplo es la ocupación del polideportivo por parte de los internos, que hasta su llegada apenas se le daba uso, o las 16 aulas que funcionan, a los que hay que sumar el trabajo en los módulos.

Su trabajo estos años, pero especialmente el desarrollado durante los últimos 16 en Villanubla, le valió que el Ministerio del Interior le concediera en septiembre pasado la Medalla de bronce por su “destacada” trayectoria laboral. Hay que resaltar el programa dirigido a combatir la violencia de género entre la población reclusa, a cargo de las psicólogas penitenciarias; otro, más individualizado, para los agresores sexuales y uno para los condenados por delitos de pornografía infantil, del que se siente especialmente orgullosa y que impartió ella como una psicóloga más entre doce internos. “Me ha encantado pese a que ha supuesto mucho sacrificio por que era un tiempo que me quitaba de otras labores”, manifiesta. Y es que la hasta ahora subdirectora de Tratamiento del centro de Valladolid es una convencida de las segundas oportunidades. “Creo en las personas y no hay que dejar de luchas por ellas, nunca. Tenemos la obligación de hacer todo lo que esté en nuestras manos para que vuelvan a la sociedad en las mejores condiciones posibles”, sentencia.

Nuria San José también se ha volcado en promocionar entre los internos un ocio positivo, la práctica del deporte, el fomento de la lectura y los valores. Gracias a su tesón, ha logrado que hayan pasado por Villanubla toreros, deportistas, cineastas, novelistas, gente vinculada al teatro y la danza e, incluso, árbitros. Todo ello con el objetivo de ocupar el tiempo en la prisión que, a la postre, se ha traducido en una reducción de la conflictividad del centro. Un éxito que es compartido, tanto del personal funcionario de la prisión como de las ONGs y las asociaciones que, a diario, entran con sus técnicos y voluntarios para estar en contacto con los internos.

También participó en 2006 como psicóloga de Instituciones Penitenciarias en el programa ‘El coro de la cárcel’ en Televisión Española (TVE), con doce reclusos de la prisión de El Dueso (Cantabria) que, con la ayuda de una profesora de canto, demostraron la labor de reinserción a través de la música. Fue una oportunidad para acercar el mundo de las prisiones a la audiencia y dar a conocer el trabajo diario de los funcionarios.

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