Las primeras investigaciones imputan, con carácter aún provisional, hasta un total de 22 delitos de robo con fuerza a la ‘Banda del BMW’ desarticulada en los últimos días e integrada por cinco miembros–hay un sexto investigado–calificados de “extremadamente peligrosos” y dotados de unos medios y conocimientos técnicos no al alcance de cualquier grupo criminal.
Las últimas novedades de la ‘Operación Olmopa’ han sido dadas a conocer este jueves en la sede de la Delegación del Gobierno, en Valladolid, por su titular, Javier Izquierdo; el subdelegado, Emilio Álvarez; el jefe provincial de la Policía Nacional, Luis Gibert, y el teniente coronel de la Guardia Civil Javier Peña, quienes han coincidido en reconocer el grave riesgo para sus vidas que han corrido los agentes de ambos cuerpos al enfrentarse a delincuentes que no dudaban en utilizar cualquier medio para evitar su detención.
“Se trata de una operación que ha entrañado un riesgo muy importante porque estamos hablando de delincuentes que circulan a más de 200 kilómetros por hora, sin luces, y dispuestos a arrojar a su paso cualquier cosa”, ha incidido Izquierdo en alusión a que en ocasiones los detenidos han incluso arrojado tras de sí desde el coche mazas, extintores y ladrillos, entre otros objetos contundentes.
Las pesquisas sobre este grupo se venían desarrollando desde el inicio de 2020 y habían llevado a la Policía Nacional y la Guardia Civil a confluir hasta una nave en Olmos de Esgueva (Valladolid), enclave considerado como centro neurálgido de un grupo criminal especializado robos con fuerza cuyo ‘modus operandi’ consistía en robar vehículos de elevada cilindrada, principalmente BMW pero también Wolswagen y Audi, que luego utilizaban para cometer alunizajes en todo tipo de locales, desde bares, estancos y gasolineras hasta locales comerciales.
CLONADO DE LLAVES
Responsables de la Guardia Civil y la Policía Nacional han subrayado los grandes conocimientos técnicos de los ladrones, hasta el punto de que una vez elegido el turismo que luego utilizarían de noche para la comisión del robo, se hacían con él con suma facilidad tras forzar únicamente el bombín de la puerta y lograr luego clonar la llave tras conectar a la centralita una máquina de diagnosis con la que copiaban los códigos del coche. Presa de estos conocimientos eran, sobre todo, modelos de BMW de cuarta y quinta generación.
Incluso, tal y como ha explicado el teniente coronel Javier García Peña, sus conocimientos técnicos habían incluso alcanzado un peldaño más con el “balizamiento” de vehículos que tenían controlados en todo momento para luego poderlos utilizar para la comisión de los robos.
Precisamente, la explotación de la ‘Operación Olmopa’ se produjo el pasado día 15 de septiembre, tal y como ha explicado, en declaraciones recogidas por Europa Press, el comisario provincial, Luis Gibert, durante el seguimiento realizado a parte de los delincuentes cuando en un vehículo “limpio” se dirigían a recoger un BMW con el que pretendían cometer un nuevo robo, el mismo que utilizaron para realizar anteriormente un alunizaje fallido en el restaurante de comida rápida ‘Popeyes’.
Los ocupantes del vehículo, ya en el BMW, se desplazaron a Zamora y Palencia para la comisión de dos intentos robos. De regreso a Valladolid, las FCSE desplegaron un dispositivo en Simancas, si bien los delincuentes lograron darse a la fuga y dejaron abandonado el turismo robado.
DETENCIONES
A partir de ahí se sucedieron las detenciones de los integrantes de la banda, todos ellos “autóctonos” de Valladolid, como así ha explicado el teniente coronel Javier García Peña.
Primero cayó el presunto cabecilla, R.E.D, con más de 32 detenciones; y tras él B.R.B, con cuatro detenciones anteriores; A.J.J, con siete detenciones a sus espaldas; E.A.R.G–conductor de una furgoneta utilizada para trasladar efectos robados–; y D.R.G, conductor del turismo “limpio” que se había personado en dependencias policiales para denunciar el robo de dicho vehículo y al que se imputa, adicionalmente, un delito de denuncia falsa.
Los dos primeros se encuentran ya ingresados en prisión y figura un sexto investigado, A.F.C.P, como propietario de la ya citada furgoneta que los delincuentes usaban para el traslado del material robado.
Tras las detenciones, las FCSE realizaron tres registros domiciliarios, todos ellos en Valladolid, así como en la nave de Olmos de Esgueva–era el centro neurálgico–y un local comercial en el barrio de los Pajarillos.
En su comparecencia, el teniente coronel Javier García Peña ha explicado que en la referida nave los agentes hallaron un “auténtico taller” de coches, con numerosa maquinaria y hasta una veintena de vehículos de alta gama, todos ellos a su nombre, a excepción de un Ford Mustang.
Entre los efectos ocupados en los registros figuran tres vehículos en los que se desplazaban de forma habitual para la comisión de los hechos delictivos; una llave virgen de clonado de BMW; una máquina de desactivación de seguridad y arranque del grupo Volkswagen; extractores de bombines; maquinaria y material utilizado para su actividad delincuencial; varios juegos de ruedas; gran número de herramientas; décimos de lotería para el sorteo de Navidad; siete kilogramos de sustancias estupefacientes y material compatible con lo necesario para la instalación de una plantación interior de
marihuana; y 4.000 euros en metálico.
Existe gran cantidad de efectos de diversa naturaleza intervenidos sobre los que se están realizando gestiones para comprobar su procedencia, si bien un número considerable ya ha sido identificado por sus propietarios y se trabaja para lograr el esclarecimiento de otros.
A los detenidos se les imputan delitos de robo con fuerza, daños, posesión de drogas, grupo organizado y un delito de incendio, toda vez que en uno de los intentos de borrar las huellas de un coche utilizado en un robo ocasionaron un grave fuego medioambiental en un paraje situado en Ciguñuela (Valladolid). También se estudia imputar un delito patrimonial, ya que el cabecilla carece de trabajo conocido y cuenta con numerosas propiedades.
Entre los robos que se les imputan figura uno cometido en una perfumería céntrica de Valladolid, donde se hicieron con un botín de más de 10.000 euros en perfumes; otro en un estanco de Villamuriel (Palencia), del que se llevaron tabaco valorado en 50.000 euros; y el perpetrado en un taller mecánico en Zaratán, “que dejaron prácticamente vacío”, ha detallado Javier García Peña.